Por primera vez desde 2010, el juez federal Claudio Bonadio volvió a hablar en su entorno de una posible jubilación. Fue la semana pasada, por la tarde, cuando en su juzgado federal ya quedaban pocos empleados, los que gozan de su confianza. El detonante fue la novedad de que lo habían apartado de la causa en la cual procesó y envió a juicio a Guillermo Moreno.
Ya a fines de marzo la Sala 1 de la Cámara Federal porteña, cercana al kirchnerismo, había decidido apartar a Bonadio de la causa que investigaba una supuesta malversación de caudales públicos en el Fútbol para Todos (FPT). Por sorteo la causa fue derivada al juez federal Marcelo Martínez De Giorgi, quien anuló las indagatorias tomadas por su colega debido al “incorrecto sendero que el juez escogió transitar”, marcando un duro cuestionamiento hacia Bonadio.
“Una vez un colega me dijo que de acá te tenés que ir mientras estés bien, no cuando ya seas un viejo que ni se puede mover”, comentó el juez que desde comienzos de 2014 está en la mira del kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura por la cantidad de encuentros y reuniones que ha tenido con Sergio Massa, algunas demasiado visibles.
Se le escapó una carcajada cuando leyó en algún portal que su colega, el juez Rodolfo Canicoba Corral, aspira a dirigir la SIDE en una eventual presidencia de Daniel Scioli. “Pobre Rodi, todavía no le dijeron que Scioli ya tiene una persona fija para ese cargo y que a él con suerte le permiten conservar lo que ya tiene acá”, explicó, misterioso, sin dar detalles cuando le preguntaron por el supuesto elegido por el gobernador. “Además es sabido que (Ricardo) Casal no se lo banca”, remató.
Le resta importancia a las definiciones y duros cuestionamientos sobre su flojo trabajo de instrucción que se escuchan a diario en el juicio oral por el accidente ferroviario de Once: “hice lo que tenía que hacer, me enfrenté a funcionarios de un gobierno que estaba en la cima. Pude haber tenido algún error pero ya está, tuve conducta y soy el juez de primera instancia con mayor cantidad de fallos revocados por la Cámara”.
No recibe a muchas personas en su despacho de Comodoro Py. El ex jefe de la SIDE Miguel Angel Toma es uno de los que lo suele visitar. Se conocieron en el Frente de Unidad Peronista donde militaron junto a Eduardo Vaca. Fue Toma quien en los años del apogeo menemista lo presentó con Carlos Corach quien lo insertó en la Justicia Federal luego de acceder al Ministerio del Interior de la Nación, aún cuando Bonadío carecía de la más mínima “carrera judicial”. Bonadío nunca olvidó ese enorme favor. Sobreseyó a diversos funcionarios públicos del menemismo acusados por hechos de corrupción. Toma también le recomendó en 2010 tramitar la jubilación cosa que Bonadio ya tiene resuelta.
A Bonadio no le preocupa el expediente que tiene en el Consejo de la Magistratura por las demoras en la causa Tandanor y confía que, a diferencia de Norberto Oyarbide, si se jubila no tendrá mayores sobresaltos cuando deje el cargo. Atribuye los recientes problemas de su colega a una interna de la SIDE contra Carlos Zaninni.
Con la presentación de un escrito de 75 carillas, Bonadio se defendió y rechazó los cargos que se le imputan y ahora la Comisión de Disciplina y Acusación del Consejo de la Magistratura deberá resolver si avanza con la imputación y, en ese caso si propone al Plenario la suspensión y el envío a juicio político de Bonadio.
Algunos le preguntaron si le quedaba alguna causa importante que le gustaría apurar antes de irse. Respondió con un apellido: “Moyano”, a quien investiga por supuesta defraudación al Estado en la causa de los troqueles truchos de la obra social de Camioneros.
Sería la última presa justamente para él, que es fanático de las armas y la caza, pasión que alguna vez ha compartido (aunque no se diga mucho) con el juez de la Corte, Enrique Petracchi.