Por Nicolás Fiorentino/@NicolasFioren
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Por Nicolás Fiorentino/@NicolasFioren
El Gobierno de la Ciudad tiene al borde de la aprobación la construcción de una nueva terminal de ómnibus, en el sur de la ciudad, con la que planea descentralizar la altísima concentración que hoy sufre la de Retiro.
Hasta ahí, la iniciativa goza de buena salud. Lo llamativo, es que el contrato alcanzado con TEBA S.A., la misma empresa que opera Retiro, no es una concesión sino la venta definitiva de terrenos públicos y hasta con financiación del propio Estado porteño.
Lo que concluirá con la privatización absoluta del espacio que espera absorver el 40% del tránsito de pasajeros, sin cobro de cánon alguno por la explotación del espacio ni por ninguno de los distintos comercios que surgirán detrás de la construcción.
El acuerdo tiene varias curiosidades. El primero, es que la construcción de una terminal en el sur de la ciudad no fue un proyecto del gobierno de Mauricio Macri sino que fue la propia TEBA la que lo presentó ante el Ejecutivo comunal. Curiosamente, fue la única firma que se presentó cuando se llamó a licitación.
El predio donde se elevará la nueva terminal tiene 37.212 m2 (una dimensión cercana a la mitad de la Terminal de Retiro) y está ubicado en la intersección de la Autopista L. Dellepiane y Lacarra.
Según el masterplan, tendrá 48 dársenas de ascenso y descenso de pasajeros, una dársena para taxis, otra para líneas de colectivos (con cinco paradas y refugios peatonales para que lleguen las 15 líneas de transporte urbano), 55 boleterías y playas de estacionamiento con capacidad para más de 440 vehículos: 400 particulares, 10 remises, 10 combis o minibuses, y 22 transportes de carga.
También se esperan decenas de locales gastronómicos y comerciales. TEBA se hará cargo de la construcción total del edificio, que se estima en 50 millones de pesos, más 36.040.000 pesos que pagará por el predio, en cuotas y a 18 años. “Si tenemos en cuenta que se estima que esta terminal absorba el 40% del flujo actual de la terminal de Retiro, en 38 meses el empresario va a recuperar toda su inversión”, señala el informe.
“El operador nunca va a pagar canon por la explotación del negocio. Bajo este esquema, la Ciudad contará con una nueva terminal de ómnibus totalmente privada sobre la que no tendrá ningún tipo de control. Esto implica, entre otras cosas, que nunca podrá sacarle la concesión al privado, por la sencilla razón de que no existe tal concesión”, explicó Rafael Gentili, presidente del partido Izquierda Democrática y autor del informe de denuncia al que accedió LetraP.
“Van a decir que hay control porque se requiere autorización de la CNRT, pero sin posibilidades de sacarle la concesión”, avisó el ex legislador a este medio. Si, por caso, TEBA incumpliera pagos o se registraran irregularidades en el funcionamiento del predio, la única vía para quitarle la Terminal sería por vía de la expropiación.
El contrato ya tiene todos los sellos necesarios del Gobierno porteño y no requiere aprobación de la Legislatura de la Ciudad. Lo único que resta es que los legisladores le den luz verde a la rezonificación que requiere el predio para habilitar la construcción de una terminal de ómnibus. A su vez, una vez abonadas las cuotas trimestrales y por 18 años pactadas con el Ejecutivo, TEBA será el dueño de la terminal abonando apenas el 5% del precio acordado inicialmente. Apenas 1.680.000 pesos.
Privatizado
En la Terminal de Ómnibus de Retiro, propiedad del Estado nacional, TEBA paga un canon mensual para poder explotar el multimillonario negocio de las dársenas y los comercios que funcionan puertas adentro. Pero en la que acordó construir con Macri pasará de eso: Una vez pagado el préstamo de la Ciudad por 18 años, la compañía será directamente la dueña de la terminal y no pagará un solo peso a los vecinos de la ciudad por su operación.
Otro aspecto curioso es que, según explica Gentili, “TEBA no van a pagar en el precio las mejoras que va a hacer la Ciudad en infraestructura”. Esto es: urbanización de la zona lindante a la terminal, una bajada exclusiva de la autopista Dellpiane y hasta la extensión de la Línea E de subterráneos, aprovechando las vías que ya existen hasta un obrador que actualmente posee Roggio en el barrio.
El amigo de Jaime
El presidente de TEBA S.A. es Néstor Otero, empresario investigado por presunto pago de dádivas al ex secretario de Transporte de la Nación, Ricardo Jaime, con quien negoció la extensión de la concesión de la Terminal de Retiro, por diez años, en 2005.
Contrato que, entre otros puntos negros, fue denunciado por irregularidades por la Auditoría General de la Nación (AGN), por “incumplimientos por parte del Concesionario, tanto en el pago del canon como en la ejecución y finalización de las obras, lo cual configuraba causal objetiva de rescisión contractual”. El empresario está acusado de pagarle a Jaime el alquiler de un departamento en avenida Libertador al 600. Justamente, el funcionario que debía controlar sus operaciones en la principal terminal de ómnibus de la ciudad.