Judiciales

El establishment espera un alivio de fin de año en Casación

Letra P.- La Sala IV se apresta para resolver el futuro de la causa contra la empresa Ledesma por su supuesta vinculación a la dictadura. Bala de plata contra Gils Carbó y una reunión discreta. Malos augurios para Zannini.

La Sala IV de la Cámara de Casación Penal definirá antes de fin de año el destino de la causa contra el magnate Carlos Pedro Blaquier por presunta colaboración con la dictadura. En el máximo tribunal penal se discute si todo lo actuado por un fiscal designado por Alejandra Gils Carbó tiene validez procesal.

 

La semana pasada se realizó la audiencia oral ante los jueces Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Eduardo Riggi. Los tres estarían inclinados a favorecer a la empresa, especialmente luego de que los querellantes intentaran recusar a Riggi.

 

Si la Casación entiende que lo actuado no cuenta, la causa contra Blaquier se desploma. Sería un duro golpe para el kirchnerimo puro y para la liga Unidos y Organizados que llegó al punto de peregrinar hasta la comisión Interpoderes de la Corte Suprema para plantear quejas por las demoras de la Casación.

 

En la audiencia de la semana pasada, los abogados de Blaquier plantearon la irregularidad de que el fiscal de la causa sea Pablo Pelazzo que antes de oficiar como fiscal ad hoc se había desempeñado como querellante contra Blaquier. Los querellantes del CELS y de UyO en lugar de defender a Pelazzo intentaron recusar a Riggi quien terminó siendo respaldado por sus dos colegas.

 

Sería además una derrota para Carlos Zannini, uno de los impulsores en el entorno presidencial de las causas por delitos de lesa humanidad contra grandes empresas como Loma Negra, Bunge y Born, Ford, etc. Para el caso de Ledesma, el Chino había delegado el seguimiento del abogado maoísta Beinusz Szmuckler que ya la semana pasada habló de un panorama negro.

 

Tampoco era tan difícil de imaginar. Riggi se terminó de enemistar con el Gobierno a partir de la causa por el crimen de Mariano Ferreyra, ya que fue acusado por el CELS de haber participado en supuesto tráfico de influencias para favorecer al gremialista José Pedraza. El ferroviario vive en estado de depresión en la cárcel de Ezeiza y su abogado, Carlos Froment, no sabe cómo esquivar los insistentes pedidos de su cliente para que Riggi lo visite en la cárcel.

 

Hornos, cercano a Ricardo Lorenzetti, es el más moderado de los tres jueces pero en la Sala le atribuyen algún encuentro con el gerente de Ledesma, Federico Nicholsohn.

 

Gemignani quedó en malos tratos con el kirchnerismo en la causa Ciccone cuando intentaron removerlo del Tribunal, además es quien comparte gran parte de los argumentos técnicos que exponen los defensores de Blaquier.

 

Este expediente tiene peso propio en Comodoro Py porque los jueces federales lo ven como una nueva oportunidad de pegarle a Gils Carbó y a sus mecanismos de designación de fiscales que ya una vez fueron señalados desde la Corte Suprema. Cuentan en la Procuración que la jefa de los fiscales ya no quiere ni escuchar sobre este asunto.

 

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