La pregunta es, por qué si hasta hace meses se mostraban como grandes aliados en la “legislatura del consenso” donde los jóvenes de La Cámpora y el armado tradicional de la legislatura se habían amalgamado de forma perfecta, ahora en el medio de la tormenta González no sale a “bancar” al vicepresidente del cuerpo que el comanda o cuanto menos a repudiar las acusaciones que por estas horas pesan sobre las espaldas de Ottavis.
Lejos quedaron los días donde González señalaba “La participación popular es la respuesta a todo lo que escribieron los medios sobre la integración de la Cámpora en la cámara” a lo que Ottavis le contestaba “le agradezco haber roto el prejuicio que existía con nosotros”. Ahora cuando el “petiso” está en la mira de todos, no se escuchó ni una palabra pública del presidente de la Cámara en defensa del joven dirigente.
Y Gabriel Mariotto, arduo defensor de la participación de la Cámpora en la legislatura y principal aliado de la agrupación al momento de embestir contra el controvertido Ministro de Seguridad, Ricardo Casal y sus políticas de seguridad en territorio Bonaerense. Tampoco dijo nada. Lo que sí dijo, lo que instaló públicamente fue la idea de que “antes muchas leyes se aprobaban con valijas”. Sin imaginarlo el vicegobernador difundió una idea que días más tardes se le volvería en contra.
En el medio del “Ottavis gate”, Andrés “Cuervo” Larroque máximo dirigente de La Cámpora, tampoco dijo nada. El extraño silencio de su “compañero” es leído por algunos como un desaire hacia el diputado que tras el escándalo dejará de ser el principal jefe de la Cámpora dentro del palacio legislativo, por órdenes que bajan de la Rosada y de la mesa chica de la agrupación que supo conducir Máximo Kirchner.
Parece que la presunta foto del periodista de Clarín, le costaría muy caro al oriundo de San Isidro. El diputado Miguel Ángel Funes sería su reemplazante como máximo representante Camporista en el Recinto de la Provincia.