Uno de los puntos más visitados, y emblemáticos por la fecha religiosa, es la ciudad de Tandil, ubicada a 375 kilómetros de Buenos Aires.
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Uno de los puntos más visitados, y emblemáticos por la fecha religiosa, es la ciudad de Tandil, ubicada a 375 kilómetros de Buenos Aires.
Desde los quesos y chacinados, hasta el paisaje verde y el turismo aventura entre las sierras más antiguas del mundo, hacen del territorio un “lugar soñado” como indica el slogan que el municipio de Miguel Lunghi eligió para promocionarse.
Según la Dirección de Turismo local, Tandil posee seis mil plazas habilitadas para recibir turistas, pero hay otras seis mil que se manejan por inmobiliarias, por lo que la ciudad está preparada para la visita de, aproximadamente, doce mil nuevos habitantes fugaces.
Las cabañas son las más demandadas en servicios de hospedaje y los diversos atractivos turísticos proponen actividades específicas. El símbolo de la ciudad, la Piedra Movediza –reconstruida en 2007 con los restos de la original–, el Cerro Centinela con sus aerosillas, el espejo de agua artificial en el Lago El Dique y el Parque Independencia, desde donde se puede ver toda la ciudad y en cuya subida se ubican los artesanos en días festivos, son los principales destinos.
Sin embargo, en la fecha en que la religión deja su impronta, Tandil ofrece su Monte Calvario para revivir las 14 etapas del Vía Crucis, en un paseo creado en 1943, con esculturas talladas a mano que reflejan el camino de Jesús hasta su crucifixión final.
El Calvario, es el tercero en importancia en todo el mundo y es considerado un símbolo católico en la Argentina.
Además, se realiza en el anfiteatro Martín Fierro la representación teatral de las escenas de la redención de Jesús, otro de los atractivos que convoca todos los años no sólo a turistas, sino también a los tandilenses.
En un territorio con más de cien mil habitantes, Tandil celebró además su cumpleaños número 189 el 4 de abril.
Entre nombres de caciques y lenguas mapuches, la etimología más linda de la palabra Tandil, pero la menos probable, es la que indica que “dil” equivale a “roca” y “tan” a “latir” lo que daría el nombre de “piedra que late” a la ciudad, en obvia referencia a la Movediza.
Para los que pueden y deciden emprender un pequeño viaje con la naturaleza como principal compañera, la ciudad serrana es el destino turístico indicado para poder sentir, no a una piedra, sino a una ciudad que late.