Según la agencia de noticias EFE, el presidente y creador de Rock in Rio, Roberto Medina, apuntó a “la cooperación institucional, a la proximidad con Río de Janeiro y a la íntima relación de Argentina con la música” como principales razones para decantarse por Buenos Aires como nuevo destino de uno del “festival de festivales”.
“La Argentina tiene una relación muy antigua con Rock in Rio por su proximidad a Brasil”, indicó Medina, que piensa que la nueva sede podría absorber parte de la gran demanda de asistentes que no caben en Río de Janeiro.
En septiembre del año pasado, Rock in Rio celebró siete jornadas musicales en la ciudad brasilera, con un total de 700.000 entradas vendidas, generando para la ciudad 460 millones de dólares.
Medina destacó que tanto el gobernador de Buenos Aires, Mauricio Macri, como su ministro de Cultura, Hernán Lombardi, mostraron una “rápida comprensión” sobre el impulso económico y el impacto mundial en términos de imagen que supone Rock in Rio. A todo ello, habría que añadir además la idiosincrasia musical argentina. “Desde mi punto de vista, la Argentina es el país más roquero de toda América Latina, con grupos muy fuertes que hacen conciertos para 60.000 o 70.000 personas”, apuntó Medina.
El festival llegará a la ciudad a finales de septiembre, pocos días después de la celebración de su edición carioca, por lo que habrá coincidencias en la programación, con eventuales intercambios musicales y dos posibles veladas dedicadas a la música metalera.