La Cámara Argentina del Libro (CAL) negó que haya inconvenientes para mantener su oferta de libros o que se vean perjudicadas las ventas, luego de que a entrara en vigencia la resolución 453/2010 de la Secretaría de Comercio Interior instrumentada por la disposición 26/12, por la que, antes de la comercialización o ingreso al país de publicaciones extranjeras, deberá certificarse que las tintas que se utilicen en productos gráficos no contengan “más de 0,06% de plomo”.
En octubre, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, acordó que cada editor tenía que exportar por el valor que importaba y la CAL arregló un sistema en el que los socios de la Cámara –que agrupa, sobre todo a editoriales chicas– puedan compensar exportaciones e importaciones entre ellas. Cada editorial tiene, así, un tope de importaciones anual.
El objetivo de la medida es proteger la “seguridad de la población” mediante “mecanismos de control tendientes a eliminar los peligros derivados del uso de tintas con altos contenidos de plomo en productos gráficos”.
Todo aquel que haya comprado un libro vía internet, deberá retirarlo en el sector de cargas de Ezeiza, al igual que los libreros, previa revisión del material adquirido a través de empresas contratadas por el Gobierno.
Algunos empresarios del sector afirmaron que, en realidad, se trata de medidas para reducir la cantidad de publicaciones importadas.
“Firmamos un acuerdo en septiembre del año pasado con el Gobierno, que tiene vigencia desde octubre hasta el 30 de septiembre de 2012 y establece el equilibrio entre importaciones y exportaciones”, explicó a Télam el presidente de la CAL, Isaac Rubinzal.
Rubinzal, reconoció que la medida incidirá en las importaciones y admitió que puede beneficiar al sector interno. “Si nosotros tenemos los mejores contenidos de Latinoamérica, tenemos que pensarlo por la positiva, ser mucho más exportadores de lo que somos. Y de última si hay que traer los libros que sean, que la compensación venga por el lado del crecimiento, y no por el decrecimiento de la importación”, dijo en conversación con la radio La Red.
La medida generó disgusto entre los usuarios de Twitter que lograron, el lunes 26 de marzo, posicionar el hashtag #liberenloslibros entre los temas más comentados de la red en Argentina. Para muchos, es un atentado a la cultura y se comienzan a percibir trabas en las importaciones de los libros. Además, encontrar publicaciones infantiles, de y en inglés y de medicina, se complica.