Política

Con un manifiesto, intelectuales peronistas desafían al kirchnerismo cultural

Intelectuales, científicos y artistas “vinculados al peronismo y a sectores independientes que convergen con él en estas circunstancias”,  reunidos como Grupo Consensos,  han salido a la palestra para polemizar fundamentalmente con el kirchnerismo cultural.

Bajo el título “Hacia la Comunidad Organizada del Siglo XXI”,  los intelectuales  peronistas han elaborado un manifiesto en el que discuten “el dogma que se autodefine como progresismo y, en general, concibe como progreso distintas variantes de la decadencia. Se trata, en rigor, de un retroprogresismo: en temas fundamentales simula que la realidad no cambia y se mantiene anclado a ideas, tics o reflejos condicionados de un patético anacronismo. Este sedicente progresismo es, en rigor, agente del statu quo”, afirman.

 

“El grupo intelectual ‘progresista’ hoy predominante es el que funciona  como Corte Cultural del gobierno central, un colectivo de funcionarios, becarios y aplaudidores que aportó al gobierno el adjetivo ‘destituyente’ para calificar la movilización rural y urbana de 2008”, describen los peronistas de Consensos. Y agregan: “Más allá de sus conquistas presupuestarias, de sus kilométricas cartas abiertas y de la resonancia que le facilita el aparato mediático, la verdad es que ese sector influye mínimamente en las políticas del oficialismo; más bien  su tarea reside en elaborar un envoltorio de justificaciones capaz de contener el respaldo al gobierno de algunas fracciones de los sectores medios así como de aportar adorno al ‘relato’ oficialista. Estos bravíos apologistas de revoluciones lejanas no se animan siquiera a objetar seriamente al gobierno la adulteración de las cifras del INDEC  Si se trata de debatir políticas efectivas, los exponentes más genuinos del gobierno –sus intelectuales más orgánicos- son funcionarios como Guillermo Moreno, Ricardo Etchegaray, Gabriel Mariotto, Julio De Vido o Carlos Zanini. Son ellos –y, por supuesto, la propia Presidente y, en su momento, Néstor Kirchner- los que encarnan los conceptos y la práctica del  llamado Modelo”.

 

La declaración señala: “el hipercentralismo, la falsificación estadística, la manipulación informativa, los límites a las libertades, el manejo discrecional de los recursos nacionales, el unitarismo fiscal, las presiones sobre todo sector que pretenda ejercer autonomía (desde la prensa o la Justicia al movimiento obrero o  las conducciones territoriales) son puntos de un programa político-cultural que no surge de ningún debate de los cenáculos culturales oficialistas, sino que es la decantación  del recetario progresista en las condiciones de un gobierno que, surgido principalmente del voto del peronismo, obedece a otras consignas y a otras prácticas”.

 

Los intelectuales de Consensos cuestionan que “desde el gobierno y desde cierta oposición, se alzan voces para proclamar la caducidad histórica del peronismo y postular su desaparición. El oficialismo pretende sustituirlo por el ‘kirchnerismo’, ampulosamente publicitado como una ‘fase superior’ del justicialismo. Desde cierta oposición, sea a través de Plataforma 2012 o de otros grupos de matriz liberal, se busca también atraer a sus presuntos restos mortales para nutrir nuevos experimentos de centroizquierda o de centroderecha. En todos los casos, existe un común denominador: la implícita caracterización del justicialismo como una bestia descerebrada, un espacio conceptualmente vacío, y  la absoluta ignorancia acerca de la doctrina y el pensamiento estratégico de Perón”.

 

El gobierno, según Consensos, “corre una carrera contra reloj para lograr su objetivo de perpetuarse en el poder.   Antes de 2015 se propone  eliminar cualquier posible alternativa peronista para la sucesión presidencial. De allí la necesidad imperiosa de embestir ya no sólo contra una oposición políticamente desarticulada, sino contra quienes hasta ahora habían sido  sus más importantes  aliados tácticos, como el gobernador Daniel Scioli o el secretario general de la CGT, Hugo Moyano”.

 

“Nosotros no queremos un estado inerte ni un estado faccioso,  sino un Estado fuerte y eficaz, que se ocupe de las grandes estrategias nacionales, de intervenir con políticas que liberen las fuerzas creativas y productivas de la Argentina, encorsetadas por políticas anacrónicas, de impulsar la productividad, el desarrollo social, la integración territorial y el federalismo”.

 

Concluyen subrayando que “Juan Domingo Perón no legó a la sociedad nacional ni un populismo ni un nacionalismo obtuso, sino un patriotismo de proyección continental y universal o, si se quiere, un universalismo enraizado en nuestra tierra, nuestra sociedad, nuestras tradiciones, nuestra historia”.

 

Entre los firmantes del manifiesto se cuentan los escritores Abel Posse y Graciela Maturo, el filósofo Silvio Maresca, el pintor y  dibujante Enrique Breccia, intelectuales, historiadores y periodistas como Claudio Chaves, Pascual Albanese, Pablo Anzaldi, Pablo Rojo, Jorge Lulo, Juan Maya, Daniel Vicente González, Heriberto J. Auel, Diana Ferraro, Antonio Calabrese, Lisandro Mora, Víctor Lapegna, Carlos Falcone, Mario Elgue, Rodolfo Barra.

 

Juan Martín Mena, ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires.
El dirigente radical Gabriel Abrile logró que su alfil, Daniel Frangie, sea el nuevo defensor del Pueblo de Río Cuarto.

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