Severo confió ante la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) N° 3 de Avellaneda: “Me dijeron que no iba a volver, que ni la Policía, ni los Derechos Humanos, ni la Presidente me iban a salvar”.
También dio detalles sobre el episodio y explicó que le “cruzaron el auto dos hombres armados”, quienes lo ataron y taparon con frazadas, para luego golpearlo tal como había explicado su hijo.
Este viernes por la mañana, antes de entrar la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) N° 3 de Avellaneda, Severo había ratificado ante la prensa que declarará en el juicio que se le sigue a dirigentes de la Unión Ferroviaria por la muerte de Ferreyra en octubre de 2010, permanecía en paradero desconocido desde las 23.30 del miércoles y apareció en la noche del jueves en la localidad de Gerli, con las manos atadas con precintos, descalzo y con signos de haber sido golpeado.