El de octubre, en plena escalada del dólar blue, Letra P señaló que había comenzado el baile en el mercado cambiario, un clásico preelectoral recalentado en esta ocasión por la endeblez de la economía y la propuesta de Javier Milei de una dolarización sin dólares. Los días que siguieron confirmaron esa advertencia, así como el nerviosismo sobre lo que podía acontecer el lunes posterior al 22-O en caso de que el ultraderechista emergiera de esa instancia como favorito. Lo llamativo, más allá de que el resultado pareció desinflar el fenómeno paleolibertario, es que, sin su favorita, Patricia Bullrich, en la cancha, los agentes dejaron de apostar al billete verde y la cotización se desplomó en el segmento blue. ¿Sergio Massa, el prestidigitador, le gana la pulseada al mercado?
Uno de los temas que se define en el próximo ballotage –del que se habla poco y nada– es si la política se rearma frente al poder de un mercado ingobernable que desde hace tiempo impone condiciones en materia de formación de precios, inflación, abastecimiento, dólar, involución salarial, informalidad laboral y otras cuestiones centrales.
El 19 de noviembre se sabrá si, con Milei presidente, esa disputa ni siquiera se libra, dada la devoción del minarquista por el reinado del mercado, incluso, como él mismo ha dicho, en los tramos en los que es monopólico. En tanto, con Massa ganador, esa pelea sí ocuparía un lugar primordial, aunque no habría intento exitoso posible si el futuro gobierno no comenzara de inmediato a resolver desequilibrios que no dan para más.
El termómetro del dólar
Desde el lunes 23, el Banco Central no ha dejado de recomprar dólares para sus reservas: adquirió 90 millones este lunes y casi 500 millones en total.
En tanto, entre los 1.250 pesos que llegó a tocar en aquellas ruedas candentes y los 970 del último cierre, el blue perdió 22,4%.
Fuente: Ámbito Financiero.
En la semana previa a la primera rueda, la cotización ilegal había desaparecido en medio de operativos de la AFIP y la Policía Federal en la City que terminaron en la desarticulación de una de las cuevas más grandes –la de Ivo "El Croata" Rojnica–, cuyas repercusiones no dejan de sucederse. Esa presencia persiste –con ella, decae la especulación en un mercado chico y muy manipulable–, pero lo que mejor explica la desinflamación es el debilitamiento de la opción dolarizadora e hiperinflacionaria. Esto es así debido a lo que el mercado percibe como una cierta debilidad de Milei frente a Massa y a la colonización macrista de la campaña de La Libertad Avanza (LLA), que convierte aquella opción en una incógnita aun mayor.
Con todo, cabe destacar que la incertidumbre no esté impactando ulteriormente en ese termómetro sensible y chillón, sobre todo cuando Massa no puede darse el lujo de contar su plan económico para 2024 –uno que debería introducir una dosis no menor de ajuste– y cuando Milei ni siquiera sabe qué ha quedado en pie del que creía tener.
En ese sentido, hay que recordar que el mercado financiero no ama precisamente a Unión por la Patria (UP), aunque su versión massista le resulte más tolerable. La bolsa porteña cayó este lunes 9,7% en pesos y 9,3% en dólares, algo que se explicó, sobre todo, por el castigo a los papeles de las empresas de energía, que en medio de "la guerra de la nafta" se desplomaron hasta 15%. Los títulos de deuda siguen en el subsuelo, con un riesgo país que no deja de volar entre 2.500 y 2.600 puntos básicos.
El termómetro de los surtidores
La escasez de combustibles de los últimos días responde a causas diversas, pero en ella también se libra una disputa sobre quién mandará en el sector que será la estrella de la economía argentina en los próximos años.
El candidato-ministro entendió que las petroleras le jugaron en contra en el momento más delicado de su carrera política para arrancarle un premio mayor en vísperas del vencimiento, este martes, del acuerdo de precios y, tras recordar las facilidades que les dio en términos impositivos y cambiarios, les advirtió que, de ser necesario, estaba dispuesto a velar por el abastecimiento interno bloqueando sus exportaciones. Mientras tanto, destrabó las divisas necesarias para la importación estacional de combustibles líquidos y, concientes de lo que se arriesgaban a perder, las empresas terminaron por encolumnarse tras la necesidad de llenar los surtidores.
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¿Qué será de esa puja a partir del 10 de diciembre?
Un hombre que ha ido y venido de un lado y otro del mostrador, el exministro de Energía de Mauricio Macri y extitular de Shell Argentina Juan José Aranguren, dijo que el litro de nafta súper "debería llegar a cerca de 900 pesos". Más allá de sus rodeos, el hombre nunca dudó sobre el lugar en que depositaba sus lealtades.
Massa volvió a sacarle jugo político a lo que, a priori, representaba para él una crisis y, en paralelo al "cálculo técnico" de Aranguren, salió a advertir que escuchó a Milei "decir que hay que liberar (los precios), lo que significa que se pague 800 pesos el litro".
Reeditó, así, una ofensiva que le rindió bien en el cierre de la campaña previa al 22-O, la publicación de las tarifas de transporte sin subsidios en las estaciones de trenes.
La prueba de Fondo
Los tironeos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) previos a la primera vuelta también tensionaron al mercado, pero la aparición del segundo tramos del swap con China le permitirá esta semana al Gobierno pagarle al organismo 3.400 millones de dólares.
El político tantas veces rotulado como "hombre de Estados Unidos" horada como nunca antes la condición del Fondo como prestamista de última instancia dándole ese lugar nada menos que a la potencia emergente.