Mientras el Caputazo hace lo suyo en el plano fiscal, el Banco Central dependiente del Ministerio de Economía que comanda Toto Caputo se alista para desactivar "la bomba de las Leliq" a través de una masiva licuación del valor de los depósitos de los ahorristas.
La cancelación de las licitaciones de las Letras de Liquidez, la fijación de la tasa de referencia a través de los pases a 24 horas y la dispuesta reducción de la remuneración de los depósitos apuntan a eso. Este miércoles, el Tesoro realizará una emisión de bonos cortos para que los bancos reconviertan esos pasivos del Central en –más– deuda del Gobierno.
En efecto, si los plazos fijos brindan intereses fuertemente negativos en términos reales, ¿cuál sería el atractivo de mantenerlos? Solamente podría pensarse en el cálculo de gente intrépida que piense que los tipos de cambio paralelos no van a despegarse demasiado del oficial de 800 pesos, cosa que volaría por el aire ni bien el Gobierno dé de baja a la idea de una actualización de este último al 2% mensual, lo que equivale en el contexto actual a su congelamiento. Por el pago de aguinaldos y por las fiestas, diciembre es un mes de alta demanda de pesos, pero enero constituye una acechanza para el mercado cambiario.
Licuación es la palabra del momento porque todo se licúa: los ahorros, los salarios, las jubilaciones… En definitiva, lo que se licúa es el peso.
Mientras, los precios registran aumentos muy severos, lo que indica que el pase de la devaluación a la inflación –el passthrough– cobra una velocidad inusitada. Esto hace que se vaya perdiendo velozmente la ganancia de competitividad conseguida mediante la inédita suba del dólar del 118%. Tanto es así que se espera que solo entre este mes y enero el IPC acumule un 60%…
¿Y después? Si las cosas no mejoraran, acaso el inicio de la temporada alta de la soja que comenzará en abril encuentre el tipo de cambio casi tan atrasado como al inicio del gobierno de Milei, lo que –de concretarse– podría abrir la puerta a una segunda ronda de devaluación, suba de naftas, aumento de tarifas y remarcaciones en general. Ojalá que ese escenario negativo no sea el que se verifique y que el fogonazo de los precios amaine pronto.
Vale reiterar la pregunta se formuló este martes desPertar, el newsletter de Letra P: ¿será que el presidente Javier Milei no renuncia, como se ha interpretado, a la idea de dolarizar la economía, sino que planea conseguirlo, a falta de dólares para absorber los pesos circulantes, a través de –vaya sorpresa– la licuación del valor de estos?
Llama la atención, por lo pronto, que él y Caputo actúen al revés de lo que harían cualquier presidente y cualquier ministro de Economía. En lugar de desactivar los temores a una hiperinflación, ambos los estimulan al sugerir que esta ya está de hecho entre nosotros. ¿Qué otra cosa significa la afirmación de que la inflación ya es del 1% diario?