No bastaba con que los desequilibrios de la economía peronista metieran miedo, que no haya reservas suficientes en el Banco Central, que la incertidumbre electoral pateara en contra, que las dos principales ofertas opositoras anunciaran planes más o menos dolarizadores, que agentes del mercado se anticiparan al tipo de cambio del día después y que Javier Milei se alegrara con cada aumento del dólar blue y que llamara a una corrida de depósitos. Faltaba que Carlos Melconian, más ducho para pronosticar devaluaciones que para explicar si la voz que aparece en audios sugestivos es o no la suya, se pusiera en analista y pronosticara que el Gobierno dejaría volar el oficial a 500 pesos el próximo lunes.
¿El ilegal a casi 1.000 pesos es caro o barato? Para el economista del Círculo Rojo en la Fundación Mediterránea, "depende de quién gane. Yo creo que para el candidato libertario no alcanza y él ha manifestado que cuanto más conflicto y más alto esté el dólar se le facilita su tarea de dolarizar", señaló el eventual ministro de Economía de Patricia Bullrich.
Respecto del dólar oficial, estimó que "el lunes, lo máximo que debería ocurrir es que el Gobierno vuelva a poner el famoso 350 en un precio que sea 350 más la inflación de agosto, más la de septiembre y más lo que vaya de octubre. Ese será un nuevo tipo de cambio que no va a asustar a nadie: da 500 pesos redondo".
"El 23 de octubre, 500 pesos. No es ni siquiera un pronóstico, es una cuenta matemática en base a la inflación", siguió.
El problema es que la "cuenta matemática" depende de que Sergio Massa pierda totalmente el control sobre la economía porque el hombre pretende resistir y está convencido de que el lunes comenzará la segunda parte de una carrera que desembocaría en un ballotage el 19 de noviembre. ¿Será así? Y si no lo fuera, ¿se cumpliría el presagio de Melconian?
La resistencia
La conducción económica no solo tiene que lidiar con el día a día de un mercado indómito, sino con lo que pueda ocurrir después de las elecciones del domingo –sobre todo de acuerdo con cómo salga Milei del trance, si como presidente electo, como favorito para el 19-N o como un simple contendiente sin garantías– y también con la transición que se abrirá hasta el cambio de gestión. La pelea, madre de todas las batallas, es minuto a minuto.
Ese termómetro sensible y chillón que es el blue bajó en la rueda de este miércoles más del 8% hasta 905 pesos. Una digresión: en su recorrida por Moreno –curiosa para un candidato a jefe de Gobierno porteño–, Ramiro Marra canjeó el martes billetes de un dólar por otros de 1.000 pesos; esos adelantados de la dolarización perdieron 15 pesos en el día uno y 95 en el día dos. Sin embargo, con tanto bombero pirómano suelto es probable que terminen haciendo negocio.
Los operados en bolsa, legales, también se mantuvieron bajo control. ¿Batalla ganada?
Se engaña quien piense eso, aunque es bueno que el estallido tan temido no se consume. La intervención oficial –con compra y venta de títulos, además de regulaciones abrumadoras– mantiene el MEP y el "contado con liqui" amarrados, mientras que el ilegal prácticamente no registra operaciones en momentos en que decenas de controles de la AFIP y la Policía Federal arrecian cada día en cuevas de la City. Por esta razón, la cotización mencionada es prácticamente simbólica, ya que sería una rareza que un bien que se hace más escaso baje verdaderamente de precio. Cuando las cosas se normalicen se verá. Mientras, el asunto pasa por resistir, aunque cabe aclarar que no hay actividad que aguante si esos precios sensibles se mantienen indefinidamente reprimidos.
Es más, todas esas acciones dan la idea de que hay una olla a presión a fuego fuerte.
La respuesta en palabras
Dos hombres de Massa salieron a refutar a Melconian, a quien acusaron –como a Milei la semana pasada– de fogonear la huida del peso con su vaticinio de un salto de más del 42%.
"Sigue saboteando a través de la mentira", respondió Eduardo Setti, secretario de Finanzas. "Melconian no leyó el acuerdo con el FMI, que establece un tipo de cambio fijo hasta el 15 de noviembre" y luego ajustes del 3% mensual, señaló, por su parte, el viceministro Gabriel Rubinstein. Salga como salga la elección.
Este dijo más, que la inflación "está bajando" y que este mes cerrará alrededor del 7%, al revés de los dos dígitos que sostiene la mayoría de las consultoras y el sentido común, que cree que la disparada del dólar de la semana pasada tuvo un impacto en los precios de esos que no dan luego ni un paso atrás.
La respuesta en actos
El Gobierno no solo apuesta a la dialéctica. El segundo tramo del swap activado en China por el presidente Alberto Fernández y el titular del Banco Central, Miguel Pesce, suma a los yuanes equivalentes a 5.000 millones de dólares ya utilizados, otro paquete de 6.500 millones. El primero, dijo Massa, "nos permitió trabajar en administración de importaciones a lo largo de ocho meses. Ahora se agregan 6.500 millones de dólares más para trabajar en los últimos 60 días del año". Los números de esa deuda, parece, se consumen cada vez más velozmente.
Además, el candidato-ministro anticipó que ese dinero permitirá "fortalecer la capacidad de intervención del Banco Central" y hasta anticipar pagos por 2.600 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional… justo el lunes 23, lo que imagina como una demostración de fuerza para la tercera campaña –tras la de las PASO y la actual– que, confía, se abriría hacia el ballotage.
China se impone cada vez más claramente como prestamista de última instancia del país, en detrimento de la influencia del FMI y, por añadidura, de Estados Unidos.
La preocupación, con todo, no cede. Al refuerzo de fondos previsto por los bancos para prevenir cualquier posible corrida el lunes, se suman sondeos de los banqueros en el entorno de Milei, a quien imaginan –temen– fortalecido el domingo a la noche y cuya cabeza esperan descifrar de una vez por todas.