El PRO acusó recibo de la advertencia que el presidente Javier Milei lanzó el fin de semana respecto a un acuerdo electoral con La Libertad Avanza. El partido de Mauricio Macri tomó el “juntos en todo lados o separados” como un “apriete”, en medio de un escenario desfavorable, aunque supone que no es lo que realmente busca el oficialismo.
El partido amarillo sabe que Milei, además de ser gobierno, mide mucho mejor en las encuestas y que tiene un grado de aceptación que nadie imaginó después de semejante ajuste. Con buena parte de su electorado ya enrolado en Las Fuerzas del Cielo, el macrismo espera un momento de menor vigor de LLA para poner sobre la mesa la discusión del eventual acuerdo electoral.
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Javier Milei y Cristian Ritondo, jefe del PRO.
El silencio del PRO es salud
Ante esa alternativa, la dirigencia macrista entiende que no es esta la mejor oportunidad para salir a poner condiciones, sino que el silencio y el curso del gobierno vayan marcando el pulso y generando el contexto para la ocasión. El partido que en Buenos Aires conduce Cristian Ritondo teme que ser oposición hoy coloque al partido al borde de la extinción.
De lo que el PRO está seguro es que necesitará acuerdos con LLA en los municipios, más allá de la lista a diputados nacionales que la provincia del 38% del padrón electoral nacional pondrá en juego el año próximo. Es en los distritos donde corre peligro el macrismo de perder fuerza y poder territorial, algo que conserva a pesar de la mala performance electoral que tuvo el año pasado: “Competir mano a mano con LLA es para quilombo”, admiten.
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Mauricio Macri, presidente del PRO.
Los dos escenarios malos
Una eventual competencia entre las boletas amarillas y violetas podría tener como consecuencia dos resultados adversos para las fuerzas que comparten electorado y mantienen una sociedad legislativa en el Congreso. Por un lado, el PRO teme perder feo con LLA y que eso signifique el fin del partido que en 2025 cumplirá 20 años.
Por el contrario, el mejor de los escenarios para el macrismo sería hacer una muy buena elección y lesionar a los libertarios, que podrían quedar debilitados justo dos años antes de las elecciones ejecutivas, donde pretende gobernar varios municipios. Admite la dirigencia amarilla que puede aportarle una buena estructura territorial al partido de Milei, pero que eso tiene un precio.