La violencia urbana no le da respiro a la política santafesina. El ataque a balazos contra dos dependencias policiales de Rosario, ocurridos casi en simultáneo, derivó el martes en un nuevo cambio en la cúpula de la Jefatura de la Unidad Regional II ordenado por el ministro de Seguridad Claudio Brilloni: Daniel Acosta es el undécimo comisario que ocupa ese cargo desde que se inició la gestión de Omar Perotti, en diciembre de 2019.
En promedio, la ciudad asistió cada cuatro meses al cambio de quien conduce una estructura central para la custodia de su seguridad. Quizás uno de los datos más crudos para reflejar una conducción política errática.
La medida se conoció horas después de las severas críticas lanzadas por el intendente Pablo Javkin –aseguró que la policía debía ser depurada y que no tiene un mando estructurado–, y en medio de rumores que hablan de chispazos en el Gobierno provincial entre el ministro Claudio Brilloni, con algunos de los funcionarios más cercanos a Perotti.
El tema de la violencia, muy a pesar de la estrategia del gobernador, vuelve a colocarse en el centro del ring en el inicio de la campaña para las elecciones de septiembre que renovará al gobernador y en las que el propio Perotti buscará imponerse como cabeza de una de las listas que propone el PJ para la Cámara de diputados provincial.
El rafaelino convocó a los precandidatos a sucederlo para que sus equipos técnicos traten con los principales ministros políticas en materia de seguridad. El encuentro, aún sin fecha, se concretaría en los primeros días de junio. Detrás de la intención de trabajar la sucesión en un área sensible se oculta el interés de Perotti para que se moderen durante la campaña las críticas por la gestión en ése área.
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Sin embargo, la realidad en territorio santafesino, pero en particular en Rosario, es acuciante. El territorio vive una espiral de violencia que, lejos de moderarse, se agrava. Todos los índices lo reflejan. En ese sentido, fue sugestivo el mensaje del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, quien citó un tuit con la noticia. "Otra vez cambia el jefe de Policía de Rosario: asume Daniel Acosta", escribió quien mantuvo duros cruces con el gobernador Omar Perotti por el tema seguridad y en más de una oportunidad recordó que el rafaelino ya cambió cuatro ministros del área e innumerables policiales de provincia y Rosario
El lunes a la noche fueron baleadas la Unidad 6 del Servicio Penitenciario y la comisaría 16ª, en las zonas oeste y sur de la ciudad. Fueron ataques simultáneos y en los que se dejaron notas amenazantes.
La metodología es recurrente. Basta un dato para comprobarlo: la Unidad 6, donde funciona la cárcel de mujeres y la Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario (Order), fue atacada por sexta vez.
Esos episodios, sumados a la ola de crímenes y a las amenazas que provocaron el cierre en cuatro colegios –por el momento las investigaciones señalan a alumnos como responsables de las intimidaciones–, llevaron a Javkin a plantear que “están pasando cosas muy extrañas en la Policía”. El intendente está convencido que algunos uniformados actúan con premeditada indolencia y opinó que no existe “un mando estructurado”.
Brilloni leyó algo semejante porque horas más tarde de los dichos del intendente dispuso cambiar de jefe en Rosario. Acosta reemplazó a Adrián Galigani. El nuevo jefe ya había ocupado ese cargo por un breve período de tiempo, en 2020. Fue designado y desplazado tres meses más tarde por el anterior ministro de Seguridad, Marcelo Sain.
La modificación llega en tiempos en los que se definen ascensos y pases a retiro dentro de la Fuerza, un tránsito que siempre genera tensiones. Una vez más, Javkin estará mascullando por lo bajo por un proyecto suyo que jamás fue atendido y que pretende que los intendentes puedan hacer pesar su voz en la elección del jefe policial.
La agitación que provoca la inseguridad se traslada inevitablemente a la política. En los últimos días la figura de Brilloni –el cuarto que conduce la cartera de Seguridad durante la gestión de Perotti–, quedó envuelto en rumores que llegaron a poner en duda su continuidad en el cargo.
El ministro, que ha recibido el respaldo y los elogios hasta de figuras de la oposición, parece atravesar un tiempo de tensiones hacia el interior del Gobierno provincial. Brilloni viene reclamando mayor respaldo en materia de recursos para sostener las políticas de seguridad. Sus pedidos no parecen tener la receptividad que él espera, en especial de funcionarios clave dentro del riñón perottista.
Brilloni advierte públicamente que hasta el 10 de diciembre su tarea está atada a lo que ordene el gobernador. No descarta incluso que, de imponerse el candidato oficialista, Marcelo Lewandowski, pueda continuar en el cargo si hipotéticamente es convocado por el senador y periodista.
De esta manera intenta desestimar que pueda dar el salto para colaborar con otros espacios políticos que lo ponderan. De todas maneras aclara que falta mucho para llegar a diciembre. La tensión en la seguridad pública parece recordárselo a diario.