Al cierre de una semana cargada de versiones sobre internas y roces ente Javier Milei y Victoria Villarruel, la vicepresidenta fue la visita estelar en la noche del viernes del Festival de Doma y Folklore de Jesús María, ciudad cabecera del departamento Colón, donde la fórmula presidencial libertaria arrasó en las últimas elecciones. Ella misma marcó ese dato en la previa, al anticipar desde redes sociales que su llegada a Córdoba era justamente para “agradecer” el enorme aporte electoral de los cordobeses para el triunfo de La Libertad Avanza.
Fue invitada y recibida en la Municipalidad por el intendente radical Federico Zárate. Luego, ambos se trasladaron al anfiteatro, donde estuvieron acompañados por el diputado Luis Picat y el intendente amarillo de Villa Allende, Pablo Cornet, además del presidente del Festival, Juan López.
Villarruel arribó a Jesús María sabiendo de antemano que es territorio amigo, no sólo por el amplio triunfo cosechado allí en las recientes elecciones, sino también por la fuerte ligazón del público festivalero con el campo. Por eso no sorprendieron los cálidos aplausos que bajaron desde las gradas cuando desde el escenario anunciaron su presencia en la platea.
“¿Cómo está, Victoria? ¿La está pasando bien? Los argentinos hemos depositado muchas esperanzas y vamos a seguir acompañando”, dijo el animador oficial Andrés Bolleta, y dio pie para el aplauso y uno que otro grito de: “¡Viva la libertad, carajo!”.
Moderada y disfrutando
En un breve contacto con la prensa, Villarruel expresó su “gratitud” a los hombres y mujeres de campo y dijo que el Gobierno “entiende el esfuerzo y sacrificio que hacen” a diario. “Sabemos la situación que están pasando y esperamos que esto se revierta, para poder demostrar con hechos que el campo deja de tener el peso que tuvo encima los últimos años”, indicó.
También se mostró moderada frente a una consulta sobre al paro general convocado por la CGT para el 24 de enero. “Estamos en democracia y todos tienen derecho a manifestar, pero respetando la ley y las reglas, sin cortar calles, ni interrumpir servicios esenciales. Entendemos la situación de los trabajadores. Todo el pueblo está poniendo el hombro”, remarcó.
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Victoria Villarruel, tomó mate y bailó con Los Palmeras.
Foto: Daniel Cáceres.
La vice arribó a Jesús María alrededor de las 21.30 y fue directo a la sede municipal donde la esperaba el intendente. Llegó a una ciudad absolutamente alterada por la marea de gente que se volcó a la fiesta “del color y del coraje”. Más de 30.000 personas pagaron su entrada y varios miles más se quedaron con las ganas porque el estadio ya estaba repleto.
Fue la noche de la pasión popular, de la mano de Los Palmeras y Los Manseros Santiagueños, en la que la vicepresidente tuvo su baño de multitud.
El viaje de Villarruel a Jesús María, venía precedido de otra incursión de la semana pasada, mucho más polémica: su visita al country Cumelén, el reducto de descanso de Mauricio Macri en Villa la Angostura, donde ambos mantuvieron una reunión reservada.
Ese encuentro disparó especulaciones respecto de que la dupla Villarruel-Macri está recalibrando su escaso protagonismo en el gobierno y que ambos se preparan para un eventual recambio de gabinete en un par de meses, si es que la gestión no logra despegar.
Sin embargo, anoche no hubo referencias a ese escenario interno del equipo de gobierno. Sí quedó en claro que Villarruel fue a Córdoba a devolver gentilezas al electorado que hizo mucho para que sea vicepresidenta. En eso, le ganó de mano a Milei.
De payadas y censuras
La presencia de autoridades nacionales en el anfiteatro José Hernández de Jesús María registra varios antecedentes relevantes en las últimas dos décadas, que dejaron muchas anécdotas.
El que rompió el hielo fue Néstor Kirchner en 2004, al convertirse en el primer presidente en visitar la fiesta gaucha. Lo hizo acompañado de su vice Daniel Scioli y, como era su costumbre, barrió con todo protocolo: se mezcló con el público, subió al escenario Martín Fierro, recibió un poncho blanco de manos de Soledad Pastorutti y agitó una bandera argentina arengando a la multitud.
Hasta se dio el gusto de pronunciar un breve discurso desde el escenario, rompiendo con la tradición de los organizadores del Festival de no ceder mayor protagonismo a gobernantes y dirigentes políticos.
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Otro capítulo memorable se escribió con la llegada a Jesús María de Julio Cobos, por entonces vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner. Fue en enero 2009, apenas meses después de haber pronunciado su famoso voto “no positivo” contra la polémica Resolución 125, que imponía retenciones a las agroexportaciones, y que era impulsada por el gobierno que él integraba.
Un dato color: pese a estar en funciones como vicepresidente, Cobos eligió alojarse en El Cortijo, una hermosa casona particular de Jesús María, invitado por sus propietarios.
Aquella noche dejó una fuerte polémica por la censura que sufrió Cobos por parte de la transmisión del Festival, en manos de la TV Pública, que decidió ni siquiera mostrarlo en el predio.
En 2016 fue el turno de la entonces vicepresidenta, Gabriela Michetti, quien marcó la antesala de la llegada del presidente Mauricio Macri, al año siguiente. Este último tuvo la particularidad de que casi jugaba de local, porque lo recibió el entonces intendente Gabriel Frizza, uno de los primeros dirigentes cordobeses que lo apoyó cuando era jefe de gobierno porteño. Esa situación fue correspondida a fines de 2017, cuando Macri colocó el nombre de Frizza en la lista de diputados nacionales por Córdoba.
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Mauricio Macri, junto a Juan Schiaretti, en el Festival de la doma y el folklore.
Fuente: X
En el Festival, Macri se movió con el criterio de cercanía y fuerte registro en redes sociales que comandaban sus equipos de comunicación: paró en un kiosco a comer un choripán y luego improvisó (sin mucho éxito) una payada, al pie del campo de doma.