El rechazo a los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla unió a Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri contra Javier Milei. Horas antes, el titular del PRO y su colega del PJ nacional ya habían oficiado de aliados circunstanciales al coincidir en el cuórum que permitió la sesión en el Senado. Hasta este jueves había un único antecedente.
Después de una fallida negociación que duró meses, CFK le retiró su apoyo a Lijo, a pesar de que una parte de UP no sólo respaldaba al juez como cortesano, a través de los gobernadores, sino que hasta había votado su pliego en comisión. El rechazo de la exmandataria, desde el minuto cero, era al otro candidato, García-Mansilla, cuya propuesta ni siquiera obtuvo dictamen. Mientras, al expresidente lo incomodaba Lijo desde el arranque. Y lo avisó.
Paradójicamente, la Corte le tomó juramento al académico, el mismo que en el Senado había avisado que no aceptaría ser nombrado por decreto (tal como ocurrió), mientras que a Lijo el máximo tribunal -ya con García-Mansilla jurado- no le aprobó su pedido de licencia, por lo que a pesar de contar con apoyo político al final ni llegó a asumir. Una telenovela.
Para llegar al 37 mágico que habilitó la sesión de este jueves, Macri aportó dos de sus figuras más cercanas: el entrerriano Alfredo De Angeli y la pampeana Victoria Huala. El resto del PRO no bajó y ni falta hacía.
En medio de una guerra cada vez menos fría entre el PRO y La Libertad Avanza, atravesada por los comicios porteños del 18 de mayo en los que el partido amarillo busca revalidar su bastión, Macri terminó aliado de CFK, su principal contrincante político hasta ahora, para asestarle un duro golpe al Gobierno.
La Casa Rosada no lo tomó para nada bien y, a través de la Oficina del Presidente -que maneja Santiago Caputo- acusó al Senado de ser el "refugio" de la "casta política" y "una máquina de impedir",
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Tuit de Oficina del Presidente que no menciona la alianza entre CFK y Mauricio Macri.
Precisamente fue Caputo quien más sufrió el golpe, al ser el operador en las sombras - y no tanto.- de ambos pliegos. Macri está enfrentado al asesor presidencial desde el inicio de su gestión cuando se acomodaron los ravioles y hasta en público llegó a acusarlo elípticamente cuando se quejó del "entorno" de Milei. Cuando después le preguntaron si se refería a Karina Milei y a Caputo respondió, con picardía, que a la hermana presidencial no la había tratado tanto.
Este jueves, apenas apareció el cuórum, anticipando el cross de derecha que recibiría, a través de una de sus cuentas anónimas de Twitter, Caputo dejó trascender que culpaba a la vicepresidenta Victoria Villarruel por haber permitido la sesión.
Todo tiene que ver con todo: la Casa Rosada enarbola sospechas desde el año pasado sobre un supuesto pacto entre Macri y la excompañera de boleta de Milei. Ella se defendió, también en Twitter, argumentando que estaba en ejercicio de la Presidencia porque Milei viajó a intentar ver a Donald Trump.
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El antecedente: los fondos para Santiago Caputo
Macri lo hizo de nuevo y su nuevo revés al Gobierno tiene el mismo blanco que el anterior. Fue entre agosto y septiembre del año cuando Diputados, primero, y el Senado, después, rechazaron el DNU que le daba $100 millones de fondos discrecionales a la SIDE que, a través de Sergio Neiffert, ya estaba bajo el control de Caputo.
En ambas votaciones fue clave Macri en otra alianza impensada: además del kirchnerismo se sumó -como este jueves- Martín Lousteau. El kirchnerismo, claro, también estaba detrás del rechazo.
Fue un DNU que Milei y Caputo no lograron blindar, a diferencia de los vetos presidenciales. En la cámara alta, el mismo recinto que este jueves volteó los pliegos de los cortesanos, el rechazo fue contundente: la idea de darle semejante cantidad de fondos reservados a la SIDE obtuvo sólo 11 votos a favor y 49 en contra. Entre los positivos hubo dos PRO, Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero.
Fue un principio de revelación para Milei, ya que el Senado apenas volvió a reunirse después. El cuórum en esa cámara es una espada de Damocles para la Casa Rosada. Sabiendo que ante cualquier temario se podría ver una derrota, y por ende, una acusación de Balcarce 50 de amar un complot, Villarruel hace meses que evitaba convocar una sesión.
¿Lo que viene? Como contó Letra P, la caída de los pliegos parece haber envalentonado a la oposición más dura que ya sueña con lograr otro apoyo de Macri, uno que recalentaria la guerra fría: hay quienes aspiran a obtener una pequeña ayuda del expresidente en Diputados para crear una comisión investigadora del Libragate.