El kirchnerismo movilizó este miércoles a Plaza de Mayo a una multitud estimada en medio millón de personas para reclamar la libertad de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), en un acto que recuperó la épica de las grandes manifestaciones del peronismo y el orgullo de pertenencia a una fuerza con su líder condenada e impedida de competir por cargos públicos.
Pasadas las 15, la voz de CFK surgió de los altoparlantes para cerrar la jornada con un mensaje que había circulado en forma de cantito en la plaza y las calles del microcentro porteño: "Vamos a volver. Vamos a volver con más fuerza y unidad", anunció la expresidenta en un audio grabado en su departamento de la calle San José donde cumple prisión domiciliaria.
La épica del kirchnerismo
Fue el momento culminante de una jornada que había comenzado con tensión por los operativos que ordenó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que incluyó requisas a los micros que entraron a la Ciudad de Buenos Aires desde distintos puntos del país, pero que terminó en total tranquilidad y sin incidentes, en medio de escenas de fervor militante K, entre puestos de choripán y de merchandising kirchnerista.
Bajo un sol que entibió una tarde fría, las columnas de militantes desbordaron los alrededores de la plaza y dieron una prueba de la capacidad de movilización callejera que el kirchnerismo no exhibía desde hace años, para enviar un mensaje al Poder Judicial y el gobierno de Javier Milei: "Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar", advirtieron.
La Cámpora, los intedentes del conurbano y los gremios y movimientos sociales alineados a CFK aportaron el mayor número de asistentes, que se mezclaron con familias y autoconvocados, identificados con banderas argentinas y mensajes de respaldo a la titular del PJ. "El pueblo no olvida a quien no traiciona", "Mascota de ellos, nunca", fueron algunas de las leyendas escritas a mano en carteles caseros.
Respaldos a CFK
Cristina fue la protagonista única y excluyente de un acto que no tuvo una foto conjunta de la dirigencia en el escenario central. Hasta Máximo Kirchner, que marchó junto a Mayra Mendoza y Wado de Pedro al frente de una enorme columna de La Cámpora, evitó ponerse en el centro de la escena. Sergio Massa, Axel Kicillof, Juan Grabois y el riojano Ricardo Quintela encabezaron cada uno su propia columna y solo se mezlaron algunos minutos en el corralito destinado a los invitados especiales en el corazón de la Plaza.
Allí se reunieron también ex funcionarios de gobiernos kirchneristas como Aníbal Fernández, Agustín Rossi, Julián Domínguez y los intendentes Mariel Fernández, Gastón Granados, Leonardo Nardini y Federico Otermín, dirigentes sindicales como Hugo Yasky, Roberto Baradel y Víctor Santa María, diputados nacionales como Germán Martínez, Leopoldo y Cecilia Moreau, y los senadores José Mayans, Mariano Recalde y Lucía Corpacci, entre otros.
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Kicillof marchó al frente de una columna de su agrupación Movimiento Derecho al Futuro, junto con los intendentes y tropa legislativa alineados a su sector. El gobernador bonaerense estuvo lejos del centro de la escena y buscó dar un gesto de respaldo pero sin retroceder en una pulseada con el kirchnerismo que no tiene retorno. Massa hizo lo propio al frente de una columna del Frente Renovador.
Sin borrar las diferencias internas, el peronismo se encolumnó para bancar con orgullo a su líder presa, en una marcha cien por ciento partidaria y con tono electoral. “El pueblo argentino demostró que sabe organizarse, luchar y sabe volver. Vamos a volver, y además con más sabiduría, con más unidad, con más fuerza, y desde la trinchera”, fue una de las frases de la expresidenta que encendieron a la militancia, desde donde respondieron con un grito de guerra: "El que no salta, votó a Milei".
La interna del peronismo en pausa
El mensaje de CFK fue grabado y transmitido, pero la ex presidenta se guardó para aparecer en vivo con un saludo a la militancia. "Este modelo, que ahora encarna Milei, que no es diferente a los de otrora, se cae. No sólo porque es injusto, sino porque es insostenible desde lo económico. Tiene vencimiento, como el yogur", dijo Cristina, en otro de los pasajes de su mensaje.
"Hay algo que deben entender todos, incluso ellos -cerró-. Pueden encerrarme a mí pero no van a poder encerrar al pueblo argentino. Los que están asustados son ellos, no somos nosotros".