Axel Kicillof analiza adelantar la elección bonaerense todo lo posible para separarla de la nacional, con la idea de alambrar la provincia, ponerla a salvo de los efectos de una eventual derrota del Frente de Todos en las presidenciales de octubre. Como publicó este medio, la intención del gobernador es convocar a los comicios en Buenos Aires para el último fin de semana de septiembre o el 1 de octubre, un mes o tres semanas antes de la votación nacional. Sobre esa idea trabajan en los despachos de la Gobernación.
Sin embargo, entre los organismos encargados de llevar adelante ese enorme operativo electoral sugieren otras alternativas, para evitar un posible colapso ante la superposición de tareas y de fechas en un calendario electoral sobrecargado y apretado entre las PASO del 13 de agosto y las generales del 22 de octubre.
Las alternativas que los especialistas a los que consulta la provincia ponen sobre la mesa son varias y van desde desdoblar en una fecha más cercana a la elección nacional (el domingo 8 o el domingo 15 de octubre) a una votación el mismo día que la nacional, pero desacoplando los comicios, es decir, separando las categorías provinciales de las nacionales, una elección “concurrente”. Se trata de una alternativa que por ahora en la Gobernación rechazan de plano, pero sobre la que trabajan silenciosamente en la Junta Electoral y en la Justicia Federal con competencia electoral para estar preparados ante cualquier eventualidad.
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La posibilidad de que Buenos Aires adelante las elecciones es cada vez más cierta y en el universo de la política bonaerense está generando un enorme impacto. En la Gobernación, en los despachos opositores de la Legislatura, en el edificio de la Justicia Federal, en la Corte Suprema y en la Junta Electoral se analizan posibilidades, pros y contras, costos y necesidades logísticas de una elección separada.
El desdoblamiento electoral como decisión política del gobernador es una movida sin precedentes en la historia de Buenos Aires desde el retorno de la democracia. Salvo excepciones previas a la reforma constitucional del ‘94, la provincia siempre votó en simultáneo con las categorías nacionales, adhiriendo a la convocatoria hecha por la Nación, que es quien organiza el comicio. Buenos Aires, a través de su Junta Electoral, sólo se ocupa de las mesas de extranjeros, un padrón minoritario de un millón de personas.
Si Kicillof desacopla la elección bonaerense, la Provincia y su Junta Electoral deberían organizar un comicio para 17 millones de electores con 38 mil mesas en todo el territorio, una tarea que excede largamente la capacidad operativa de ese organismo que apenas tiene un centenar de empleados de planta.
Por eso, el único camino posible es que Buenos Aires contrate a un organismo externo para que organice y lleve adelante el comicio. El único en condiciones de hacerlo es el Juzgado Federal con competencia electoral en la provincia, el 1 de La Plata, a cargo de Alejo Ramos Padilla.
El problema es que, por esas fechas, el Juzgado va a estar con su capacidad operativa al máximo organizando las PASO de agosto y las generales del 22 de octubre. Por eso, la opinión del juez Ramos Padilla será clave para la decisión que termine tomando la provincia de Buenos Aires sobre cómo y cuándo desdoblar la elección, si es que finalmente Cristina Fernández de Kirchner y Kicilllof deciden hacerlo.
Desacople o concurrencia
Las consultas del gobierno a la Justicia son permanentes. Con la Junta Electoral hubo contactos informales por cuestiones técnicas legales antes de firmar el decreto de convocatoria a las PASO. Allí, Kicillof tiene un sillón de peso, el de Federico Thea, el custodio legal del gobernador, y un vínculo aceitado con Ana María Bourimborde, jueza platense muy cercana al ministro de Justicia, Julio Alak. La cuestión legal parece saldada y la principal dificultad es la operativa.
Según pudo saber Letra P, el juez Ramos Padilla intentó desincentivar el adelantamiento. En la Justicia Federal hay quienes creen que el desacople, más allá de la conveniencia política, es una jugada riesgosa e incómoda. “Acá nunca estuvo en cuestionamiento la legitmidad de origen de los gobernadores. Es un capital que tenemos que cuidar mucho”, avisan en los pasillos del edificio de la Justicia Federal platense.
Advierten, sobre todo, que, aunque los fondos y los recursos estén asegurados, la cuestión operativa a desplegar por el enorme territorio bonaerense es muy complicada. Si se hace la elección bonaerense el último domingo de septiembre o el primer domingo de octubre, como pretende Kicillof, se superpondrían muchísimas tareas con el escrutinio final de las primarias, que termina el 30 de agosto. Por eso, igual que en la Junta Electoral, le sugieren que el adelantamiento sea para el domingo 8 o el domingo 15 de octubre, que coincide con el Día de la Madre.
Hay otra alternativa posible sobre la que se trabaja en los organismos técnicos: hacer una elección concurrente. Es decir, ir a votar el mismo día, pero en un cuarto oscuro dividido en dos sectores, uno con las boletas de las categorías nacionales y otro, con las bonaerenses. Es un sistema con matices y grados, desde la “concurrencia extrema” (dos sobres, dos urnas y dos recuentos separados), hasta una concurrencia “mixta” (dos boletas separadas, pero en el mismo sobre y en la misma urna).
Cerca de Kicillof lo descartan de plano. “Para nosotros, la concurrencia es con dos urnas distintas. Imposible hacer una elección con 80 mil urnas”, explican.
En poco más de un mes se sabrá finalmente si hay desdoblamiento y en qué fecha. Mientras tanto, todas las alternativas están arriba de la mesa.