FASE B

Réplicas de la cena Fernández-CFK: se esperan más retoques al gabinete

Hermetismo y pacto de silencio en el reencuentro en la Quinta de Olivos. Se espera que la cumbre motive más renuncias. El Movimiento Evita, en la mira.

Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner cenaron a solas en la noche del lunes en la Quinta de Olivos. Hacía un mes que no se veían cara a cara y habían pasado unas 25 horas del llamado del Presidente que resolvió la salida del laberinto en el que estaba por la renuncia, que lo tomó por sorpresa, de Martín Guzmán. Sólo dos testigos tuvo una charla privada que debería fijar un nuevo pacto de convivencia después de la separación de hecho, un divorcio con un tercero en discordia: el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

 

Al día siguiente, este martes, un hermetismo inédito para el albertismo sintetizó la cumbre. "Nada", "nada de nada", "sin novedades", eran respuestas que se repetían en el gabinete. Se llegó a concluir que se firmó un pacto de silencio. Los off the record del oficialismo se fueron con Matías Kulfas. Sin información, en los despachos estaban pendientes de algún llamado. La expectativa era que, más temprano que tarde, el nuevo status quo de un frentetodismo resquebrajado implique más víctimas  

 

Las suposiciones alimentaron las versiones durante toda la jornada. Se volvieron a repetir nombres ya antes mencionados. Bajo la idea de que la vicepresidenta le repitió a Fernández lo mismo que viene expresando en público, quedaron bajo sospecha los referentes del Movimiento Evita, la agrupación apuntada por Cristina Kirchner en su reproche por el control de los planes sociales. Sin tapujos, con Andrés Larroque en su rol de lanzallamas, La Cámpora salió antes del reencuentro con los tapones de punta contra Emilio Pérsico. El secretario de Economía Social se mantiene en su cargo y, al menos en el Ministerio de Desarrollo Social, no había llegado ninguna "orden" de expulsarlo de sus filas. 

 

Otro del Evita bajo la luz es Fernando Navarro. El secretario de Políticas Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete asistió a la jura de Silvina Batakis en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Vocero del albertismo que nunca llegó a nacer, en varios despachos lo imaginan como un posible blanco de la vicepresidenta.

 

Hacia arriba, con Miguel Ángel Pesce trabajando codo a codo desde el Banco Central con la flamante ministra de Economía, lo que garantizaría su continuidad para la Fase B, las miradas volvieron a Claudio Moroni, titular de Trabajo. "Extraordinario ministro", fueron las palabras de Cristina Kirchner en Avellaneda sobre Carlos Tomada, una ironía que en el Gobierno no pasó desapercibida. A su pecado de ser albertista, en el Instituto Patria le endilgan a su gestión el hecho de que haya asalariados por debajo de la línea de pobreza. En la CGT, de buena sintonía con el ministro, le prenden una vela para evitar su salida. 

 

El rumbo económico es otro capítulo. Las primeras declaraciones de Batakis no fueron un cambio de 180 grados con respecto a Guzmán. Incluso quedó pendiente en el aire el Salario Básico Universal (SBA), que este martes volvieron a pedir en la bancada del FdT de la Cámara de Diputados. La nueva ministra, igual, deberá tener más contactos con la vicepresidenta que los que tuvo al final su antecesor. 

 

Más allá de la danza de nombres, hay una constante incluso en la Casa Rasada: debe haber más cambios. La mesa chica del albertismo, durante el frenético domingo en Olivos, llegó a plantearle lo mismo al Presidente, que estaba convencido de que lo único que se necesitaba era buscar un reemplazo para Guzmán. Desechado el plan de Sergio Massa, que implicaba cirugía mayor (con cambios en Economía, la AFIP y el BCRA), un veto que, depende de la fuente, se le arroga al mandatario o a la vice; terminó primando la visión de Fernández. A cambio, reactivó los puentes cortados con CFK. 

 

La del lunes fue una primera charla del reencuentro. En eso hay coincidencias en ambas trincheras, por lo que en las bases no esperan que se haya diagramado un plan completo de cómo seguir hasta 2023. Las mínimas condiciones para la tregua, otra vez. Por otra parte, rescatan que se vayan "normalizando" los cimientos para la dinámica de la coalición. En esa línea se sigue aguardando una "institucionalización" del FdT para plantar las nuevas bases y condiciones del frente. 

 

Javier Milei y Martín Llaryora durante la firma del Pacto de Mayo, el 9 de Julio, en Tucumán.
Jorge Macri, jefe de Gobierno porteño.

También te puede interesar