La pasada fue una semana compleja en el Ministerio de Agricultura. El titular de la cartera, Julián Domínguez, pidió la renuncia del presidente y del vicepresidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y rearma su equipo. La salida fue caótica, con uno de los funcionarios de vacaciones y con acusaciones cruzadas.
"El Ministerio de Agricultura tiene un 90 % de autoridades varones”, manifestó la secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra. Sin embargo, esas palabras no estuvieron presentes en la mente de Domínguez a la hora de pedir la renuncia de Carlos Paz y Carlos Milicevic, cúpula del organismo de control de sanidad.
Los primeros movimientos de piezas en el tablero comenzaron días antes de la instrucción presidencial en relación con la paridad de los nombramientos. Desde que asumió, Domínguez tenía las renuncias a disposición y entendió que era el momento de hacer su jugada.
La salida no fue ordenada y dejó a las claras que no fue el género el motivo central. Hubo acusaciones cruzadas de operaciones en medios y llamados para presionar a directores regionales para que apoyaran o no a la vieja conducción del Senasa. Paz apuntó contra el jefe de gabinete del Ministerio, Jorge Ruiz, por llamar a segundas líneas luego de que se diera a conocer una carta de apoyo.
“Les dijo que el documento cayó mal y que podía haber algún problema”, contó Paz a Letra P. Ruiz desmintió a este medio que haya habiro amenazas. En el entorno del jefe de Gabinete señalan que hubo contactos con directores amigos de carrera para conocer si hubo presiones para salir a bancar a la vieja conducción. “La carta le hizo muy mal al organismo”, aseguran.
Con este cambio, Domínguez busca encarar el segundo tiempo de la gestión Fernández con firmeza y ganar volumen político desde un ministerio que será clave por los dólares que maneja el sector. Fuentes de la cartera dejaron trascender que el instructivo que ejecuta Ibarra no fue el motivo. Así lo sintió también la conducción del Senasa, que ingresó con el exministro Luis Basterra. “No fue por la paridad (de género); eso fue una excusa innecesaria”, dijeron en el entorno de los desplazados.
Finalmente, se confirmó la llegada de una mujer al Senasa, Diana Guillén, quien fue jefa de Gabinete hasta diciembre. La funcionaria del Instituto Patria llegó con Rodolfo Acerbi como vicepresidente, que viene del sector privado. “Julián (Domínguez) tiene un proyecto político personal”, supuran cerca de los funcionarios salientes. La salida se dio porque el nuevo ministro suponía que no encontraría, en esa conducción, un respaldo de ese proyecto, abundan.
Esta remoción del cargo se dio en un contexto de denuncia por parte de la Unión de Trabajadores de la Tierra. El titular del movimiento, Nahuel Levaggi, arremetió contra Domínguez y el jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, por querer sacar la Secretaría de Agricultura Familiar del ministerio. “¿Esto sería un ministerio para el Movimiento Evita?”, se preguntó Levaggi.
Estas dos situaciones permiten ver a un Domínguez blindándose para lo que resta de la gestión. “No tiene poder de decisión el ministro sobre Agricultura Familiar”, señalaron actores que conocen al bonaerense desde sus primeros pasos. Sin embargo, fuentes del ministerio negaron tal cosa y aseguraron que la conducción de la cartera trabaja sin problemas con esa área. Letra P consultó a Pérsico, pero en su entorno señalaron que no hay comentarios al respecto.
La semana pasada también se conoció la designación oficial de Mariano Garmendia, hombre del jefe de Gabinete, Juan Manzur, al frente del INTA. “Estos cambios en el gabinete tienen que ver con acelerar la gestión”, comentó un actor importante de la cadena que visita de manera frecuente el ministerio.
Domínguez se prepara para dos años de gestión con un equipo consolidado. Aseguran que busca darle agilidad al ministerio y mirada técnica. Nadie descarta una proyección política de cara a 2023. Un productor que ha tenido que sentarse con él a negociar desde su llegada a este cargo señala: “No da puntada sin hilo”. Sin embargo, en su círculo cercano descartan una candidatura. “Su cabeza está en la gestión”, muñequean.