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No renunciar a los avances logrados

Las PASO racionalizaron la oferta electoral. Si se suspendieran, lo que ocurre organizadamente tendría lugar anárquicamente.

Las PASO están vigentes desde hace 11 años y se han utilizado en tres elecciones presidenciales y seis elecciones legislativas, tres conjuntas con las presidenciales y tres de medio término. En este período, a nivel presidencial únicamente la candidatura de Mauricio Macri surgió de una primaria.

Desde sus albores se ha expuesto por parte de importantes sectores del oficialismo –como en el pasado lo hicieron sectores de la actual oposición, precisamente cuando eran oficialismo- que las PASO resultan innecesarias y hasta perjudiciales. No voy a reproducir los argumentos con los que se las cuestiona, pero quiero aclarar algunos datos y pensar los posibles escenarios de su supresión.

¿Qué son las PASO?

Las PASO son un conjunto de mecanismos para organizar la oferta electoral, mediante el cual se promueve la formación de alianzas, la reducción de la cantidad de agrupaciones que compiten, la nominación democrática de precandidatos y la racionalidad de la representación política.

Para hacerlo, la Ley 26.571 no sólo establece las principales reglas de juego como la fecha de la elección, el calendario, el financiamiento partidario, la distribución de espacios de campaña en radio y TV de forma igualitaria entre los competidores internos, la organización, la logística y la solución de controversias -colocando el arbitraje en manos de la justicia electoral-, sino que ahonda su impacto más allá de estos aspectos.

La exigencia del umbral de votos del 1,5% de los votos válidos en las primarias para ser habilitado a competir en las generales, que he denominado aptitud electoral, genera un estímulo para la conformación de alianzas entre formaciones de menor caudal electoral que les permite intentar superar ese objetivo.

Sin cercenar el derecho de los partidos ni proceder a cancelar ninguna personería política, la oferta electoral se ha racionalizado respecto de las fórmulas presidenciales de esta manera:

Año

1983

1989

1995

1999

2003

2007

2011

2015

2019

Elección

PASO

General

PASO

General

PASO

General

Nº de fórmulas Presidenciales

12

10

14

10

18

13

10

7

11

6

10

6

Evolución del número de fórmulas presidenciales en competencia. Elaboración propia en base a datos de la DINE.

Mucho se ha criticado respecto de la falta de competencia entre listas internas –que no es real en las elecciones de diputados y senadores– asimilando esto a un fracaso de la democratización de las nominaciones. Error. La ley que establece las PASO permite y garantiza a grupos de afiliados ajenos a las estructuras de poder de las agrupaciones formar listas y presentarse a competir mediante la asignación de fondos y espacios en radio y TV, la organización electoral, etcétera. Hace posible la competencia, pero no la promueve ni, mucho menos, la obliga.

La democratización de las nominaciones se logra por la competencia interna o por la negociación y el acuerdo. La experiencia indica que la posibilidad de una competencia organizada y arbitrada por el Estado genera un estímulo positivo para la negociación tendiente a la integración de listas que termina por evitar la competencia.

Finalmente, otro dato empírico sobre la fragmentación de la representación. El año que se aprobó la Ley Nº 26.571 había cuarenta y cinco bloques legislativos en la Cámara de Diputados. En 2022 hay 22 bloques, pero 15 de ellos se organizan en tres interbloques.

¿Qué ocurriría si se suprimieran las PASO?

Se volvería a la situación anterior a la reforma política de 2009 que se caracterizaba por una plétora partidaria y exceso de oferta electoral, ya que si bien las autoridades partidarias recuperarían el poder de designar candidatos, los disconformes con las nominaciones no tendrían un mecanismo para obtener representación dentro de sus agrupaciones y se generarían las condiciones para las escisiones partidarias.

En las elecciones competirían, en igualdad jurídica pero no material, candidatos surgidos de internas abiertas, de internas cerradas, de asambleas de delegados, de decisiones del liderazgo partidario o de componendas entre dirigentes.

Esta circunstancia no sólo distorsiona el concepto de sistema de partidos, sino que genera confusión en el electorado respecto de la competencia. La fragmentación de la oferta partidaria conspira contra el desempeño de las fuerzas que sufren escisiones.

En definitiva, lo que ocurre organizadamente durante el período que la ley prevé tendría lugar anárquicamente. En lugar de concentrar y reducir la actividad de campaña, se multiplicaría, y en lugar de generar mecanismos confiables para dirimir las competencias, aumentaría la conflictividad.

La mera supresión de las PASO no sería viable sin que la ley incorpore cláusulas para hacer posible lo que la Constitución Nacional se compromete en su artículo 38: "Garantizar su organización y funcionamiento democráticos (de los partidos políticos), la representación de las minorías, la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos”

En definitiva, igual se deberían gastar miles de millones de pesos del erario público para financiar tantos mecanismos internos como agrupaciones políticas hubiera ya que la la carta magna también expresa que “El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades”

Por estas razones, debemos apostar por la racionalidad y que finalmente se mantengan las primarias como mecanismo ordenador de la oferta electoral de cara a las de por sí complejas elecciones de 2023 y estudiar las formas de simplificar los mecanismos sin renunciar a los avances alcanzados.

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