Rubén Giustiniani tejió alianzas y ajustó acuerdos para que el renovado Frente Amplio Progresista (FAP) recuperase a un viejo conocido. El diputado provincial y precandidato a senador nacional le dijo a Letra P que el intendente de Rosario, Pablo Javkin, fue uno de los grandes responsables de su retorno a la colación progresista. Calificó al mandatario como “una referencia fundamental de este espacio”.
El dirigente de Igualdad fue senador nacional en dos oportunidades (2003-2015) y ahora buscará retornar a la Cámara alta del Congreso de la Nación encabezando la lista Preparados para Santa Fe. Enfrentará a la nómina que lleva como primera precandidata a Clara García. Giustiniani le contó a este medio que, antes de su regreso al Frente, dialogó con Miguel Lifschitz y ambos acordaron que una interna era “positiva”.
-¿Por qué volvió al Frente?
-Me motivó la convocatoria que me hizo Pablo Javkin. Vino a plantearme la posibilidad de un Frente Amplio Progresista y nosotros estábamos en la misma búsqueda. Queríamos unir a todo lo que estuviera por fuera del Frente de Todos y Cambiemos desde una orilla progresista de centroizquierda y que esa confluencia significara la construcción de una alternativa.
-¿Su lista es la que representa los intereses de Javkin? ¿Hoy es el referente del Frente?
-Pablo fue el impulsor fundamental de la lista Preparados para Santa Fe. Por su peso específico, ocupa un lugar de gran importancia en la construcción futura de este espacio. Representa de acá hacia adelante, más allá de estas elecciones, una referencia fundamental de este espacio.
-¿Ve a Javkin como el futuro candidato a gobernador del espacio?
-Las elecciones de dentro de dos años son ciencia ficción. En una Argentina que cambia tanto los procesos políticos, sociales y económicos, 2023 está lejísimo.
-Antes de retornar al FAP habló con Lifschitz. ¿Por qué no se alcanzó una lista de unidad en el espacio?
-Miguel habló conmigo seis días antes de que lo internaran y me planteó que quería la confluencia de todos los sectores de la centroizquierda y progresistas. Compartíamos esa misma idea. Ante una pregunta mía sobre si acordaba en que pudiera haber competencia dentro del Frente, me planteó que estaba totalmente de acuerdo con eso. Ambos creíamos que las primarias, lejos de dividir, son la mejor oportunidad para que la ciudadanía organice las listas. Vamos a una compulsa competitiva, positiva. Después del 13 de septiembre estaremos todos juntos trabajando de acuerdo a cómo se hayan ordenado las listas por la voluntad popular.
-¿Cómo continúa su carrera y la de Igualdad más allá del resultado electoral?
-En Igualdad hemos decidido que somos parte de esta confluencia del FAP. Estamos para hacer un aporte en un espacio donde nos sentimos cómodos.
-¿Qué se juega en esta elección?
-Se va a expresar en las urnas lo que la sociedad está viviendo en este momento. Por un lado la situación de pandemia, del cansancio y del enojo de muchos sectores de la sociedad con la política. A pesar de que se quiera poner todo en el marco de la grieta desde los grandes medios nacionales, donde todo se mira en blanco y negro, existe una madurez de la sociedad que va a premiar o castigar a quieens considere que no hicieron bien su trabajo o le están dando respuesta sus necesidades.
-¿Hay lugar para una tercera vía?
-El Frente Amplio Progresista es una opción de centroizquierda progresista. Hay que salir de la demonización del otro y discutir los temas estratégicos que necesitamos para superar una realidad dramática. El FAP no solo se plantea como alternativa por sus propuestas, sino que en esta campaña estamos rindiendo cuentas de lo hecho, en mi caso como dirigente que vengo con un trabajo de hace tiempo.
-¿Qué opina de crear un frente de frentes para intentar derrotar al peronismo?
-El agua con el aceite no se juntan nunca. La experiencia argentina en ese sentido es bastante clara y educadora en cuanto a que después no se puede gobernar en un sentido positivo de la respuesta a los intereses reales de la sociedad. No se puede sumar votos aritméticamente para ganar, sino construir una alternativa sobre un compromiso para derrotar a la inflación y para defender los derechos de los trabajadores, el medioambiente, la educación y la salud. Para eso, hay que hacer una política amplia de un frente que opere sobre un acuerdo programático.