En la arena política de 2021, las señales de noticias apuestan a sacar ventaja en la rueda informativa de la televisión, devota del rating y necesitada de ingresos como nunca antes. Al brillo de las nuevas caras y grillas de emisoras como IP y LN+, la opacidad viene por el lado de los orígenes en las inversiones, los contratos millonarios de algunas estrellas y los reclamos salariales de los de abajo, que hicieron público sus bajos salarios, como en el caso de los periodistas de La Nación, y neutralizaron así tanto glamour del canal de la familia Saguier. Algo similar ocurre en el periódico Página 12, donde sus trabajadores reclamaron bajo la consigna #ElSueldonoalcanza.
LN+ ingresó en la grilla en noviembre de 2016 con un fuerte impulso de la pauta oficial durante la gestión de Cambiemos. Hasta el año pasado, la señal era el “hijo menor” de la empresa, con bajísimo rating, instalada en un rincón de la redacción del diario. En una entrevista personal a José Del Río, en abril de 2019, el propio secretario general de redacción le bajaba el precio al canal y justificaba la irrupción de la señal desde un lugar de entrenamiento y evolución del print: “LN+ se pensó como una etapa de aprendizaje, visitar el mundo retro, la tele, para desembarcar en el futuro, que es lo digital”. Ahora, con nuevas figuras y estructura, apela a las individualidades para sumar audiencia y ganar el título de la emisora más opositora en el año electoral.
Por su parte, la señal IP vio la luz el 17 de octubre de 2020, una fecha simbólica para la televisión argentina y una referencia política directa al peronismo. La emisora forma parte del Grupo Octubre, encabezado por el multifacético Víctor Santa María. Asimismo, el multimedio en crecimiento ostenta la titularidad de periódicos, radios y a fines de 2020 adquirió el 90% del paquete accionario del mítico Canal 9. La señal, que lleva cinco meses en el aire, atraviesa múltiples desafíos, como la consolidación de los equipos de trabajo y la posibilidad de formar parte de los paquetes básicos de las principales operadoras de TV paga del AMBA (Cablevisión y Telecentro), a diferencia LN+, que integra las grilla por una resolución del Ente Nacional de Comunicaciones (Enaciom) durante el gobierno de Mauricio Macri.
¿Nueva programación, viejo financiamiento?
La nueva programación de LN+ llegó con más horas en vivo, pasó de diez a 17 horas en febrero, el rediseño del logo de la emisora y una renovación estética audiovisual atractiva. En el año del primer lustro y de la mano de un director que sabe de shows mediáticos, Juan Cruz Ávila, apela al impacto y al discurso radical y obsesivamente opositor, que trasciende a las figuras de Eduardo Feinmman, Jonatan Viale, Alfredo Leuco y Luis Majul. Si hay un hilo conductor en LN+ es la emoción violenta de la mayoría de sus periodistas e invitados contra todo aquello que emane peronismo. El otro patrón es la invisibilización de las mujeres. Ellas están, pero en el rol de noteras, acompañantes en los noticieros, productoras a secas y, por supuesto, no figuran en las carteleras de promoción del canal, exceptuando a Laura Dimarco, otra notoria militante.
IP opera desde Canal 9, se define como la primera señal nativa digital y con una apuesta a la integración de contenidos digitales. De hecho, ambas redacciones funcionan en el mismo espacio de trabajo, lo cual permite coordinar la emisión en vivo con el portal y las redes. La retroalimentación entre pantallas y plataformas articula contenidos y perfiles laborales. En contraposición a LN+, IP apuesta a una renovación de profesionales con paridad de género, cupo trans y diversidad de perfiles para abordar los tópicos con una visión identitaria. Por ejemplo, hay una columnista de género. La novel señal está en construcción y promete una renovación estética e informativa, tiene una plantilla de 250 trabajadores y 18 horas diarias de emisión en vivo durante la semana. La programación es de tipo extendida, los programas se presentan como una continuidad y cada uno sostiene su identidad, pero a la vez aportan a la centralidad del dato, las entrevistas de primera mano, la cantidad y diversidad informativa, en búsqueda de generar una agenda propia. Por el momento, la señal emite muy poca publicidad en los cortes y se limita a spots de la propia emisora o del resto de los medios del Grupo.
El financiamiento de las señales, al menos, es poco transparente. En LN+ los rumores apuntan desde hace rato al expresidente Macri y al dueño de Mercado libre; incluso Esmeralda Mitre, hija y heredera del fallecido director y dueño de La Nación, Bartolomé Mitre, lo insinuó recientemente en una nota periodística. Como era de esperarse, el CEO de la empresa, Francisco Seghezzo, negó rotundamente la participación de inversiones externas al grupo, en una reunión virtual que mantuvo con los empleados el mes pasado. Por su parte, el Grupo Octubre quedó envuelto en un escándalo tras la adquisición de Canal 9, con una intervención judicial de por medio y la acusación de estafa del empresario mexicano Remigio Ángel González, dueño del conglomerado Albavisión y expropietario del canal. IP parece estar favorecido por el financiamiento cruzado proveniente del conglomerado, que además figura entre los más bendecidos por la pauta oficial en 2020.
Alineación y balanceo en el “aire”
En la vorágine de un año atravesado por la pandemia y las elecciones, las autoridades de LN+ deberían prestar atención al ánimo de los colegas que están en Vicente López. Las tensiones son de vieja data, pero se acrecentaron en los últimos meses y sus periodistas denunciaron flexibilización laboral y sueldos por debajo de la canasta básica. “¿Cómo puede haber tanto dinero para unos pocos mientras resulta tan difícil conseguir que los básicos de La Nación superen la línea de pobreza?”, se preguntan sus trabajadores. En tanto, IP trabaja en consolidar su línea editorial signada por su propio eslogan “La información en el Centro”, editorializar lo menos posible y focalizar en el dato periodístico; un leimotiv que el Grupo parece extender a todos sus productos, como en la radio AM 750, donde se escucha “objetivos, pero no imparciales”. Como bien sabe Santa María, la única verdad es la realidad: IP suma a un multimedio identificado con el Gobierno.
En un año electoral, las dos señales se suben al barco informativo de la televisión de pago cuyo rating lideran TN, C5N y Crónica TV. En un año de recesión económica, la segunda ola del COVID y una misma torta publicitaria, los canales de noticias apuestan a pesar de los altos costos fijos que implica hacer televisión.