La gira del ministro de Economía, Martín Guzmán, por los Estados Unidos terminó con su equipo de trabajo exultante. Un día después del fuerte mensaje de la vicepresidenta Cristina Fernández contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), el staff técnico del organismo emitió un comunicado en el que, lejos de referencia alguna a la esgrima verbal de la principal accionista de la coalición gobernante, convalidó los preceptos principales con los que el Gobierno intenta cerrar el nuevo acuerdo.
Fue el corolario de un viaje que tuvo sinsabores en Nueva York, en donde el ministro se topó con la indiferencia de los fondos de inversión, desencantados con la deuda argentina. Como ocurrió durante el canje de deuda con los privados, Guzmán pareció entenderse mejor con la troika del FMI que con los managers de Wall Street.
“Hubo un entendimiento común respecto de la necesidad de garantizar la sostenibilidad macroeconómica y de salvaguardar la recuperación post-COVID en curso. Hubo acuerdo en que la inflación es un fenómeno multicausal y que reducirla requiere políticas macroeconómicas consistentes y esfuerzos de coordinación para ayudar a anclar las expectativas de inflación”, escribieron, en un comunicado, la subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe de misión para Argentina, Luis Cubeddu. En Buenos Aires, una fuente de Gobierno lo celebró como un logro: “Movió al FMI del precepto de que la inflación es un problema monetario y el déficit es la causa”.
“Esta definición marca un cambio radical respecto de la filosofía del programa Stand By diseñado por Juntos por el Cambio, según el cual la inflación se combatía exclusivamente vía política monetaria contractiva. Resultado: aumento brutal del costo del crédito y aumento de la inflación”, tuiteó Guzmán desde Washington, al cerrar sus reuniones.
Más temprano, el vocero del FMI, Gerry Rice, había ratificado que, estatutariamente, el plazo máximo del acuerdo de Facilidades Extendidas es de diez años. “Lo que han indicado las autoridades argentinas es que preferirían un Acuerdo de Facilidades Extendidas en respaldo de sus planes y los desembolsos que hagan bajo ese plan se repagan en un período de 4 años y medio a diez años. Estas condiciones se aplican en forma uniforme para todos los países, no solo para la Argentina", dijo Rice.
El equilibrista Guzmán negocia un plan de pagos a una década de plazo, independientemente de los veinte años que reclama el cristinismo. Y si bien pidió formalmente bajar las tasas de interés del FMI, sabe que es algo que el directorio debe definir como política general y no para el caso en particular. Cerca del ministro dijeron a Letra P que el funcionario plantea ideas similares a las de Cristina (la responsabilidad de los Estados Unidos, el endeudamiento para apostar por la reelección de Mauricio Macri) pero con otros modos.
El acuerdo con el FMI todavía no tiene plazos y deben resolverse los números sobre los que se asentará el programa macroeconómico. “Hemos estado trabajando de forma constructiva junto al equipo del FMI en construir entendimientos comunes sobre el funcionamiento de la economía argentina y los principios en los que es sano que se base la política macroeconómica. Y hemos logrado avances importantes”, cerró Guzmán, vía Twitter.