Pretemporada 2021

La intendenta que busca consolidarse y la sombra del caudillo

Sin purismo de magnitud, Cantero enfrenta su primer test en Presidente Perón con quorum prestado y socios con aspiraciones. Regueiro se rearma y enfoca 2023.

 

Consiguió esa mayoría en el deliberativo a partir del portazo de tres concejales del bloque referenciados con el exintendente. A eso sumó la incorporación a la bancada oficial del edil que había metido el camporismo, que en la última elección jugó con sello vecinal.

 

Bajo ese mapa, en el oficialismo municipal apuestan a consolidar durante 2021 un esquema más estable en el Concejo. Sin embargo, el horizonte no asoma tan despejado. En la comuna que lleva el nombre del líder fundador del movimiento nacional justicialista, Cantero está lejos de aglutinar a todo el arco peronista.

 

De extracción massista, donde articula junto a su esposo, el líder cegetista Carlos Acuña, Cantero es, como intendenta, la cara visible de un Frente de Todos local que integra a múltiples dirigentes con aspiraciones de acceder al sillón que hoy ostenta, mientras que la conducción del PJ distrital sigue en manos del otrora caudillo local, quien –según afirman en voz baja en su entorno– ya piensa en su regreso.

 

Políticamente, la gestión había arrancado con viento a favor para la massista. Las concejalas Laura Castillo y Sandra Leguina, junto al edil Guillermo Federico García abandonaron el bloque UC-FdT referenciado con Regueiro para conformar una bancada afín al Ejecutivo. Además de los dos concejales que ingresaron en 2017 bajo el paraguas de 1País y los cinco propios que ingresaron en 2019, el bloque de Cantero sumó a Daniel Aguirre, quien accedió al Concejo con el sello vecinal Base Ciudadana, con el que en la última elección compitió por la intendencia el camporista Manuel Tofanelli.

 

Con esas 11 voluntades en un cuerpo de 20 bancas, Cantero logró sacar de la presidencia del Concejo a la reguerista Lorena Maguna y poner a quien fue su cabeza de lista al Concejo, Alejandro Canepa. Los concejales de JxC y quienes permanecieron bajo el ala del exintendente no participaron de esa ceremonia que –para algunas voces oficialistas– consumó “el fin de una época”.

 

Pero en el transitar del poder comenzaron a aparecer algunos nubarrones. El más significativo en términos de gestión fue la toma de los predios en Guernica. Algunas voces con llegada al oficialismo provincial cuestionaron la “poca presencia” municipal en las gestiones para destrabar el conflicto. Designado por Fernanda Raverta al frente del Anses local, Tofanelli se encargó de resaltar por ese entonces el accionar de uno de sus referentes, el ministro de Desarrollo bonaerense, Andrés Larroque.

 

La “presencia permanente” del Cuervo en el foco del conflicto también fue destacada en la Legislatura por el bloque del FdT. Esas luces enfocadas en la activa presencia provincial fueron sombras que opacaron a Cantero, quien siguió recibiendo manifestaciones frente al municipio cuando la toma ya se había disuelto con el accionar represivo de la Policía de Berni.

 

Dentro del amplio espectro del FdT local ubican a Tofanelli con aspiraciones intactas a una intendencia que conoce de cerca como exdelfín de Regueiro. En el entorno del exintendente incluso aseguran que fue el caudillo quien lo acercó a La Cámpora en los días de gestación de la agrupación juvenil pero que, con el paso del tiempo, los reclamos de mayor protagonismo camporista se toparon con lo que, cerca de ese espacio, etiquetaron como el “personalismo sin concesiones” de Regueiro.

 

Para las elecciones, la posibilidad de una lista de unidad entre el actual oficialismo y el ala reguerista es nula. Al asumir, Cantero ya habló del estado “lamentable” en el que encontró la comuna. Del otro lado, aseguran que le dejaron un municipio “ordenado”, con una caja con $ 300 millones y que recibió otro tanto de la Provincia.

 

En el Concejo se habla de relación oficialismo-oposición entre los bloques que juegan para la intendenta, por un lado, y las bancadas de JxC (con cinco ediles) y la alineada a Regueiro (con cuatro), por el otro. Ese contraste se vio, por ejemplo, con el abordaje de proyectos clave como el presupuesto. En el bloque reguerista se mantuvo el ala dura que milita desde la primera hora con el exintendente, quien mantiene permanente contacto con sus ediles, a los que asesora ante iniciativas.

 

Este año se le vencen tres de los cuatro escaños que ostenta. Si el cacique pretende seguir jugando en el distrito, 2021 es imprescindible para sostener una estructura legislativa que permita pensar en 2023. Ya se barajan alternativas a viva voz: puede utilizar un carril vecinalista o presentar competencia interna a la lista de Cantero, levantando el sello del PJ. No por otro partido. Pero hay una definida inclinación por disputar. Advierten que en el territorio siguen “pidiendo por Aníbal” y que “es muy alto el grado de disconformidad que hay” con la intendenta. Pero también se entraña una “cuestión de honor” ante lo que se considera que fue una maniobra para entregarlo políticamente por parte de quienes se alejaron del bloque.

 

Del otro lado, sostienen que Regueiro, desde sus licencias en la intendencia para ocupar una banca en la Legislatura bonaerense, “se alejó de la gente y perdió el termómetro de la calle”. No temen a una incursión electoral del exintendente, sino que –cerca de la comuna– lo ven como una posibilidad para “cerrar el libro” del reguerismo definitivamente. Sin embargo, se abren interrogantes sobre las pretensiones que tendrá el camporismo en la confección de la lista oficial. Armadores recostados en el massismo señalan al respecto que la ubicación que tuvieron en la última elección general (terceros, detrás de JxC) no le da margen a La Cámpora para pedir demasiado.

 

Federico Sturzenegger
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