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Una ofensiva liberal amenaza la continuidad de Flacso Cono Sur

La propuesta de Kast de cerrar la sede chilena y el triunfo local de una conducción macrista pone en jaque a la casa de estudios. El rol de Filmus y Cafiero.

Los avances de los sectores más conservadores de la política del Cono Sur amenazan con pegar sobre el campo intelectual y transformar la impronta progresista de las sedes de Argentina y Chile de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). 

 

Del otro lado de la cordillera, la difusión del programa de gobierno del candidato de la ultraderecha José Antonio Kast provocó un terremoto en el mundo académico chileno porque incluyó la eliminación de la sede local de la Flacso. El punto 77 de la hoja de ruta del dirigente conservador advierte que “caso especial merece la situación de la Flacso, entidad de pretendido carácter académico, que desde hace décadas ha derivado en el activismo político y en el refugio laboral de expolíticos nacionales y extranjeros. Esta entidad será notificada del fin de sus operaciones en nuestro país”.

 

Como si quedara margen de interpretación, dos días después de las elecciones generales en Chile, que tendrá su desenlace el próximo domingo con el balotaje entre Kast y el candidato de izquierda Gabriel Boric, la vocera del diputado derechista, Ruth Hurtado, defendió la iniciativa considerando que "Flacso es parte de los institutos que deberían encargarse de contenidos académicos más que ideológicos. Hay instituciones que solo se dedican a fomentar o preparar activistas y no para preparar personas en el ámbito académico. Hemos conocido instituciones que con bonitos nombres buscan otra cosa, como adoctrinar a niños como hemos visto en la Araucanía".

 

El capítulo argentino, aunque menos extremo, está atravesado por una densa trama de complicidades políticas que amenaza con someter a un giro de 180° la impronta de una de las instituciones educativas privadas más prestigiosas del país, que más allá de los gobiernos se caracterizó por mantener la promoción del pensamiento crítico.

 

La elección de Valentina Delich como próxima Directora de la Flacso dejó al radicalismo a un paso de hacerse de la conducción de esa institución académica. El 10 de diciembre pasado, la abogada y actual secretaria académica de la sede argentina, que participa además como docente en la Fundación Alem del radicalismo, donde se alinea con Emiliano Yacobitti, consiguió los votos necesarios para posicionarse como directora al vencer a Ana Miranda, una doctora en Ciencias Políticas con vasta experiencia académica y gran reconocimiento de sus pares, que representó al sector peronista de la casa de estudios.

 

Según el estatuto de la Flacso, la elección interna es definida por el Consejo Directivo, compuesto por 13 unidades académicas internas y el director, cargo que hoy ejerce Luis Quevedo. Hasta este año, la máxima autoridad siempre se había resuelto por el consenso de quienes tienen a su cargo la coordinación de las áreas, pero la votación realizada el 10 de diciembre cambió la tradición. La elección  se inclinó a favor de la intelectual macrista que consiguió ocho votos a favor, mientras que Miranda recibió cuatro y hubo dos abstenciones. Ahora, resta un último movimiento para legitimar a la nueva conducción: la decisión del canciller Santiago Cafiero, que, por tratarse de una institución extranjera, debe ratificarla o no, en su carácter de ministro Relaciones Exteriores y Culto. 

 

El desarrollo del proceso de renovación provocó bastante escepticismo sobre cuál podría la intervención de la Cancillería ya que ese ministerio resolvió mantenerse prescindente durante la previa a la elección.

 

Quienes siguieron los movimientos y las negociaciones del recambio de autoridades hablan de una suerte de acuerdo transversal entre el sector progresista, representados por el ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, y el del radicalismo macrista, orientado por Miguel Lengyel, que además es el esposo de Delich. Según esta lectura, a Filmus, que dirigió Flacso entre 1992 y 2000, y a Lengyel, que la manejó de 2009 a 2015 cuando debió renunciar por el faltante de recursos aportados por organismos multilaterales, los une una suerte de acuerdo de alternancia que explicaría tanto las abstenciones en la votación y los respaldos a Delich, como la garantía de continuidad de las contrataciones de consultoras de uno y otro sector.

 

Ese pacto es el que habría garantizado la discreta celeridad de Quevedo, un hombre de Filmus, para resolver unilateralmente el día, la hora y la forma de votación que le permitió una victoria automática al radicalismo. Resta por ver ahora cuál será el último movimiento de la Cancillería para que Flacso Argentina no se transforme en un think tank de campaña para el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta.

 

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