Ni Evita, ni Néstor, ni Maradona, ni Perón. Esta vez, el gobierno de Alberto Fernández se abraza a la fe y se encomienda a Dios para revertir el resultado de las PASO.
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Ni Evita, ni Néstor, ni Maradona, ni Perón. Esta vez, el gobierno de Alberto Fernández se abraza a la fe y se encomienda a Dios para revertir el resultado de las PASO.
El jefe de Gabinete, Juan Manzur, sorprendió esta semana cuando le pidió "una manito" a Dios para resolver los problemas económicos y sociales de la Argentina. Por su parte, el Presidente visitó la Casa de los Misioneros de Francisco, horas antes de que se realice la tradicional peregrinación a la Virgen de Luján, y rezó el Ave María. En la misma línea, un intendente del conurbano bonaerense instaló su oficina en una iglesia y el jefe de La Cámpora salió a buscar adhesiones entre los fieles, mientras le disputa territorio a Juan Grabois, uno de los dirigentes más cercanos al papa Francisco.
La operación no es nueva. En 2014, la entonces presidenta Cristina Fernández, visitó en varias oportunidades al sumo pontífice en el Vaticano junto a Julián Domínguez y a Eduardo Zannini. El team joven que la acompañó fue amplio y numeroso: Victoria Montenegro (Kolina); Leonardo Grosso (Movimiento Evita) y la cúpula de La Cámpora completa, entonces integrada por José Ottavis, Andrés Larroque, Eduardo de Pedro y Hernán Reibel. En aquellas viejas fotos se ve sonriente también a Leandro Santoro, radical K devenido en máximoalbertista.
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El pedido de Manzur no fue solo producto de su impronta católica, también forma parte de una estrategia política. Tras el recambio de gabinete, hubo quienes en el entorno presidencial recordaron que los curas no ayudaron al oficialismo en las elecciones de 2015 y remarcaron que tampoco lo habían hecho en esta oportunidad. En campaña presidencial, Alberto Fernández se había acercado a Los Cayetanos, pero con la llegada de la pandemia, los precios en alza, la aprobación de ley de interrupción voluntaria del embarazo y el creciente índice de pobreza los curas se vieron obligados a trabajar más por la asistencia social y menos a favor de la política.
El viernes por la tarde el jefe de Estado apareció en el patio de los Misioneros de Francisco, en Luján. En la víspera de la tradicional peregrinación escuchó, tomó nota en un cuaderno escolar y se llevó de regalo una estampita con la imagen de la patrona de la Patria: "Madre del Pueblo te pedimos por la salud y el trabajo", se leyó en letras grandes. En la tierra esas son tareas que corresponden a los ministros Carla Vizzotti y Claudio Moroni, muy atareados y reclamados por estos días.
En Buenos Aires, el ministro de Desarrollo con la Comunidad y jefe de La Cámpora, Andrés "Cuervo" Larroque, siembra cual hijo pródigo. El dato más llamativo fue la presencia de esa cartera en la caminata de este fin de semana a Luján, donde el gabinete bonaerense se involucró activamente.
Este año, el gobierno de Axel Kicillof puso a trabajar a cinco ministerios (Desarrollo, Seguridad, Salud, Transporte y la Jefatura de Gabinete) en la tradicional caminata. Durante la peregrinación, se desplegaron 1700 agentes de la policía, bomberos, personal de salud y defensa civil. El ministerio de Larroque aportó 120 baños químicos distribuidos en tres postas, 50 mil kilos de bananas, 50 mil kilos de manzanas y 250 mil alfajores.
Larroque (fanático de San Lorenzo como Francisco) busca ser el "facilitador" entre la curia y el Estado. Así lo demuestra su registro fotográfico por ejemplo con el padre Pepe en La Cárcova, el padre Leo en Moreno, o los mensajes de agradecimiento a los obispos en situaciones de crisis como fue el desalojo de Guernica.
En un documento al que tuvo acceso Letra P, el ministerio describe el plan de articulación con las comunidades de la Iglesia Católica y la alianza estratégica con obispos y párrocos del conurbano. El texto no apunta a la simple transferencia de ingresos sino que destaca "una relación de acompañamiento permanente" que incluye ayuda alimentaria, pago de salarios de profesionales, educadores, personal de cuidado, infraestructura y políticas de prevención de consumos problemáticos. El mapa de articulación incluye barrios vulnerables de La Matanza, San Martín, La Plata, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Moreno, San Miguel, San Vicente, General Rodríguez, Berisso, Presidente Perón y Hurlingham, justamente donde Damián Selci, de La Cámpora y reemplazo interino de Juan Zabaleta, instaló su despacho en la capilla San Damián. Hasta puso fotos familiares entre crucifijos e imágenes de la Virgen y de su santo.
Quien también se volvió pragmático, más allá de su habitual rol conciliador, es Zabaleta. Aunque no comulga con La Cámpora esta semana se mostró en ambos lados de la grieta interna. Con Fernando Gray, el intendente que no aceptó la asunción anticipada de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense, visitó una granja en Esteban Echeverría, donde le mostraron los huevos de gallina más grandes del conurbano. En tanto, el viernes se abrazó fuerte al jefe del bloque de Diputados del Frente de Todos en encuentro de la "Militancia por la Solidaridad".
Mucho más sorpresiva que esa foto fue la que se tomó en el despacho del ministro de Justicia, Martín Soria. Junto al kirchnerista Juan Martín Mena, recibió por primera vez al juez Daniel Rafecas, cuyo pliego como candidato albertista para la Procuración cajoneó el kirchnerismo en el Senado. El motivo oficial fue que el magistrado se hará cago del Juzgado Federal Nº 6, en donde tramita la causa por el atentado a la AMIA por lo que conversaron cómo rejerarquizar la unidad AMIA "degradada durante el gobierno anterior".
En el tema no hay fisuras con Rafecas, quien supo desestimar la causa del fiscal Alberto Nisman por el memorándum con Irán. Lo llamativo es que la reunión duró casi dos horas. Demasiado tiempo para solo conversar sobre las refacciones de las instalaciones del edificio Barolo, donde se archiva toda la documentación del atentado. Ambos coincidieron en que fue "una gran reunión". Rafecas aún sigue siendo el único candidato a Procurador, no se bajó de la postulación que estaba atada a la reforma judicial pero el oficialismo, más allá de la voluntad K, está cada vez más lejos de los dos tercios necesarios para votarlo.