Al poner énfasis en el cuadro de situación “muy grave” que atraviesa el sector que representa, el titular de la Confederación Económica de la Provincia de Buenos Aires (CEPBA), Guillermo Siro, posa su preocupación en cómo quedará configurada la fisonomía de la economía doméstica post coronavirus. En diálogo con Letra P, el representante de esta organización gremial de empresas, que nuclea a las cámaras de comercio e industria del sector pyme bonaerense, destaca que más del 60% de los rubros sigue paralizado y los que están habilitados desarrollan entre el 50 y 60% de su actividad normal.
A la vez, advierte que muchos de quienes “realmente tienen problemas” no están accediendo a los créditos a tasa cero, por lo que sostiene que “la ayuda es selectiva”. Afirma que en la pandemia tienen que “perder todos”, pero desconfía de la espalda y el “poder de lobby” de las posiciones dominantes para salir de esta crisis aún más fortalecidas, generando “una concentración muy fuerte y una gran marginación”. Para que esto no suceda, considera central el rol del Gobierno. “El Estado debe mediar que nadie gane; si no, los grandes fagocitarán a los chicos”, alerta.
-La apertura gradual de algunas actividades, ¿en qué medida aporta?
-Que habiliten comercios o industrias no quiere decir que el mercado absorba la demanda, porque las expectativas de los consumidores están retraídas y no hay plata. Habrá un porcentaje de empresas que va a desaparecer y vamos a tener que trabajar mucho en la contención de ese sector, por ejemplo, el hotelero-gastronómico, servicios y comercialización de indumentaria. Por más que se flexibilice, no habrá mercado y los costos operativos van a aumentar significativamente, porque la aplicación de los protocolos implica reducción de capacidad de venta y atención al público, además del distanciamiento en la producción, que hace que se pongan menos máquinas en marcha. La actividad está al 50%, pero los costos fijos, al 100%.
-¿Cómo impacta ese cuadro en los compromisos salariales?
-Todos tienen problemas serios. La ayuda del Gobierno sirvió para quienes pudieron presentarse y demostraron que pueden cumplir con los parámetros requeridos por la AFIP.
-¿Esos parámetros fueron obstáculos para algunos o hubo un ingreso significativo a la asistencia?
-Los grandes y los medianos pueden ingresar; los chicos, no. Tiene que ver con el problema de la formalización del comercio pequeño. Los emprendedores son monotributistas o autónomos, muchos quisieron hacerse de créditos a tasa cero de hasta $150 mil y la mayoría fue rechazada. La ayuda no es masiva, es selectiva: llega para quienes están muy formalizados y, normalmente, quienes realmente tienen problemas quedan afuera.
-¿Y con los créditos al 24% en bancos?
-En principio no querían otorgar créditos. Cuando el Estado hizo un poco más de fuerza, los bancos se lo hicieron a sus mejores clientes, que no necesitan plata, para otorgarle el préstamo, porque en realidad no quieren problemas.
-Ustedes requirieron a la Provincia la conformación del Consejo Económico y Social bonaerense. ¿Se puso en marcha?
-No funciona. Tenemos un diálogo fluido, hay atención y respuesta, que muchas veces no es positiva porque no pueden, pero sabemos que la situación es difícil. Todo esto se resuelve en un consejo que por ley se debería haber formado y que por la pandemia no se formó. Hay que impulsar el trabajo en conjunto. Lo que le pedimos al gobernador es que nos use y que sepa que estamos a disposición, porque, en la reconstrucción del aparato productivo después de la pandemia, no lo va a poder hacer el Gobierno por sí solo.
-¿Cómo imagina esa articulación en el día después?
-Cuando empecemos a trabajar, tiene que ser entre todos: empresariado, gremios, universidad y centros de estudios e investigación, para que estén al servicio no solo del aspecto sanitario, que nos parece muy bien, sino, también, de la producción, porque hay que conservar y proteger la salud de todos los habitantes, pero también la salud de la economía y las empresas, sobre todo de las pymes.
-¿Temen que esta crisis acentúe la posición dominante de las grandes empresas en detrimento de las pymes?
-Siempre las posiciones dominantes son las que tienen resto para pasar estas crisis y mayor poder de lobby, lo vimos en la reunión que encabezó el Presidente (con empresarios y sindicalistas), donde las pymes no nos vimos representadas y somos el 98,2% de las empresas y el 70% del empleo.
"Estamos a favor del impuesto a las grandes riquezas como extraordinario, aunque pedimos la baja de la presión tributaria porque es asfixiante".
Un caso: logramos dos resoluciones del ENRE y el OCEBA (organismos de control de la energía nacional y bonaerense) porque las energéticas no midieron los consumos y a las industrias que estuvimos cerradas nos cobraron lo mismo que cuando estábamos en actividad. Hicimos la protesta, lo planteamos en la opinión pública y, a partir de ahí, surgieron las resoluciones. Pero el que no reclama sigue igual. Los bancos, las grandes empresas, las energéticas, los que durante los últimos años ganaron, son los que están ganando mucha plata. Y en esta pandemia todos tenemos que perder. El Estado debe garantizar eso y, sobre todo, que los más débiles sean los más protegidos.
-En ese sentido, ¿está a favor del impuesto a las grandes fortunas?
-Estamos a favor del impuesto a las grandes riquezas como extraordinario, aunque pedimos la baja de la presión tributaria porque es asfixiante. Los que tuvieron ganancias extraordinarias en los últimos años deben pagar un impuesto extraordinario, porque la situación es extraordinaria. Y el Estado debe mediar para que nadie gane o que todos perdamos, porque, si no, los grandes fagocitarán a los chicos y lo único que va a quedar es una concentración económica muy fuerte y una gran marginación. El comerciante que cierra lo hace para pagar impuesto y salario, pero va a seguir trabajando, de manera marginal aunque sea, porque tiene que vivir. Eso es lo que no queremos: que nuestra economía sufra una gran marginación, como creo que vendrá en esta pandemia, y no se les ponga límites a los grandes.