Las empresas mediáticas no quedaron exceptuadas completamente de la cuarentena obligatoria y fueron comprendidas dentro de las actividades esenciales definidas por el Gobierno. Las redacciones periodísticas se reestructuraron, pero, ¿qué cambios organizacionales y cuidados preventivos se establecieron? ¿Qué incidencia tuvieron los periodistas y los sindicatos? ¿Cómo es el detrás de las noticias en este contexto inédito, atravesado por la incertidumbre?
Como muchas otras actividades que se vieron empujadas a planificar el trabajo a distancia, los medios de comunicación y sus periodistas, al menos en el área metropoliatana, navegan entre la reorganización de sus rutinas, la improvisación y los reclamos por la falta de cuidados preventivos. No son pocas las voces que sostienen que en algunas empresas las medidas de salubridad son insuficientes o desembarcaron tarde y ante la insistencia de los empleados.
REDACCIONES VACÍAS; CHATS REPLETOS. Por el uso diario de tecnologías digitales y por sus rutinas laborales, los periodistas que trabajan en un medios online se aclimataron al home office de una manera más espontánea. Por caso, quienes trabajan para la web de BAE, ya implementaban el trabajo remoto los fines de semana y los feriados. En esos casos, los cambios más notorios pasan por la sobrecarga de chats y video-conferencias para convenir temas y enfoques. “Puede resultar abrumador, pero intentamos desconectar fuera de nuestros horarios para no enloquecernos”, cuenta un redactor de la web del Grupo Crónica.
En cuarentena. La redacción de La Nación, en tiempos de teletrabajo. (Foto: @josedel_rio)
Los periodistas de lanacion.com comenzaron con el trabajo a distancia una semana antes de que se anunciara la cuarentena obligatoria, con todos los redactores desde sus casas y editores turnándose para minimizar la presencia física en la redacción. La modalidad remota para ellos es de vieja data, aunque no ha sido sistemática.
Para quienes hacen el diario papel de La Nación sí hubo cambios importantes. Lo mismo ocurrió en Crónica, por ejemplo. Esa instancia productiva fue la que más contratiempos trajo, no sólo a nivel técnico sino, especialmente, a nivel cultural, lo que demuestra una vez más que los contextos sociales son muy importantes en torno a cómo y cuánto se usa una tecnología.
En Telam también se aplicó el teletrabajo. Cabe destacar que, en principio, la sección Sociedad se abocó a la cobertura del tema; posteriormente, todas las áreas quedaron afectadas, aunque solo dos cronistas recorren las calles diariamente. Un editor destaca que la agencia tiene una capacidad limitada para publicar “cables”. Entonces, deben jerarquizar y seleccionar la información para no empastar el servicio de noticias.
24X7. Para los noticieros de TV, la expansión del COVID-19 se tradujo en más horas al aire, aunque se redujo notablemente la cantidad de personal en el estudio. Si bien los conductores asisten normalmente, los columnistas concurren de modo rotativo para evitar la aglomeración. Algo similar ocurre con el detrás de cámara: los editores realizan teletrabajo y los productores van día por medio o tienen reducida la permanencia en el canal. Idénticas medidas fueron implementadas para los camarógrafos y el personal del control. Los trabajadores manifiestan cierto malestar porque los empujan a desdoblar los horarios de trabajo. “Es difícil, pero lo que más me afecta en este momento es que llaman presionándome para partir el horario, lo que significaría sentir que trabajo todo el día”, sostiene una trabajadora de Telefe.
La medida de aislamiento social tiene su capítulo en Letra P y 0221.com.ar, donde se tomaron medidas sanitarias que incluyeron información para todos los empleados, limpieza extrema, dotación de alcohol en gel para cada trabajador y licencias para el personal en grupos de riesgo. Además, se redujo la plantilla al número necesario para mantener operativa la redacción y se habilitó el teletrabajo. Asimismo, se incorporaron rutinas virtuales para la definición del sumario y los contenidos: los chats y las teleconferencias se convirtieron en el menú diario.
¿PREVENCIÓN? El desconocimiento inicial sobre el COVID-19, sus formas de transmisión y el distanciamiento social obligatorio modifican las condiciones y rutinas en los noticieros. En este punto, hay que señalar una diferencia central entre trabajar dentro del estudio y movilizarse para hacer coberturas en las calles.
En un principio, se mantuvieron las condiciones de ingreso habitual a las estructuras productivas. Por ejemplo, el control para registrar el ingreso/egreso. En El Trece y Telefe fueron los empleados los que forzaron algunas disposiciones. “Tardaron cuatro días para sacar el sistema de ingreso con la huella dactilar”, señala una periodista del canal del Grupo Clarín. Luego se extremaron las medidas y se implementaron hasta cámaras térmicas para controlar la temperatura de los trabajadores.
La pandemia impulsa cambios estructurales en las empresas en general. Probablemente, el trabajo a distancia se instale tras la cuarentena.
Con respecto a los profesionales que salen a la calle, en El Trece se estableció un sistema de rotación y trabajan tres días a la semana porque los cronistas son los que más se arriesgan. Por otro lado, en la mayoría de las emisoras se observa que dejaron de usarse los micrófonos de mano y todos los móviles tienen que tener micrófono con caña para asegurar la distancia.
Dirigentes dle Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) señalaron que recibieron reclamos de periodistas de América TV y Crónica TV por la deficiencias en las medidas de protección. “Incluso hay empresas que se niegan a separar al personal en riesgo”, afirma un delegado sindical. En sintonía, una periodista de El Trece agrega: “Algunos colegas quieren trabajar como si fueran corresponsales de guerra. Entiendo nuestra responsabilidad, pero ahí es donde se baja la guardia de los cuidados; nos creemos eternos e inmunes”.
EL DÍA DESPUÉS. Algunas de estas situaciones se irán suavizando a partir de la próxima semana y en algunas redacciones ya están pensando en rotar el personal y escalonar horarios. Sin embargo, el aislamiento al que obliga el coronavirus pareciera acelerar un proceso que nació antes de la pandemia: las plataformas digitales están descomponiendo cada vez más el trabajo y las empresas pueden reducir costos mediante un modelo flexible de coordinación productiva como el trabajo remoto.
Esto impulsa cambios estructurales en las empresas en general. Probablemente, el trabajo a distancia se instale tras la cuarentena. Ello obligará a sellar una regulación que hoy no existe e impondrá la necesidad de llevar a cabo estudios sectoriales que delimiten sus impactos y consecuencias directas sobre los trabajadores.