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Uruguay: escenario de ballotage y resultado incierto

El menú del 27/10: un Frente Amplio unido pero debilitado, un Partido Nacional fuerte pero dividido, los colorados rezagados pero renovados y la novedad del nacionalismo popular de Manini Ríos.

MONTEVIDEO (Enviado) Con los resultados de las primarias en la mano, la política uruguaya se encamina ahora rumbo a las elecciones generales del 27 de octubre próximo. Como se esperaba, Daniel Martínez en el Frente Amplio y Luis Lacalle Pou en el partido nacional ganaron sus internas y eso los promueve como favoritos no para ganar en primera vuelta, que es muy improbable que alguno lo haga, sino para disputar el ballotage del 24 de noviembre. Ambas fechas, en coincidencia con el calendario electoral argentino.

 

El oficialismo saldrá a recuperar a los votantes de perfil progresista que, según las encuestas, hoy no votarían al Frente Amplio por diferentes razones, pero no tienen decidido tampoco el respaldo a otro partido.

En el oficialismo, se esforzaron por mostrar que la interna fue “herbívora”. La primera imagen que se viralizó en las redes sociales tras confirmarse los resultados fue la de los sucesivos y calurosos abrazos que se dio en la sede del Frente Amplio el ganador Martínez con sus oponentes Carolina Cosse, Oscar Andrade y Mario Bergara. Es lógico: para el Frente es imprescindible mostrar unidad tras 15 años consecutivos de gestión y con un escenario electoral donde, salvo expresiones minoritarias, ninguno de sus oponentes se reivindica de izquierda.

 

La expectativa de los frenteamplistas es, ya saldada la primaria, salir a recuperar a los votantes de perfil progresista que, según las encuestas, hoy no votarían al Frente por diferentes razones, pero no tienen decidido tampoco el respaldo a otro partido.

 

La primera cuestión a resolver para poder salir a la cancha será la integración de la fórmula. Por mandato partidario, será una mujer. El segundo puesto que trabajosamente consiguió la “mujiquista” Cosse la vuelve favorita para ocupar ese lugar.

 

En el Partido Blanco se entusiasman con que esta vez sí se les dará y cortarán la continuidad de la izquierda. Ese convencimiento se basa en el desgaste del oficialismo, en que fueron la fuerza más votada en las primarias y en un fenómeno generacional. Hay muchos jóvenes en el padrón (el 10% votará por primera vez) que nacieron y/o crecieron con el Frente en el gobierno y, por lo tanto, no son tan receptivos al discurso que asocia juventud y rebeldía con la izquierda.

 

 

En contra los blancos tienen que su interna, a diferencia de la frenteamplista, fue muy “picada”. Aunque Lacalle Pou, que resolvió que la presidenta del Partido, Beatriz Argimonsea su compañera de fórmula, ganó con amplia diferencia. El 20% que obtuvo el outsider Juan Sartori no necesariamente es un voto blanco que vaya a acompañar a Lacalle en octubre. El recelo es mutuo. Sartori fue abucheado por los militantes blancos cuando arribó a la sede central del partido y ninguneado por Lacalle en el discurso. De todos modos, el millonario anunció que su espacio presentará lista propia de candidatos a diputados acompañando la candidatura oficial.

 

El Partido Blanco, que resultó el más votado el domingo, se entusiasma con que esta vez sí se le dará y cortará la continuidad de la izquierda. 

Sin chances de volver al poder, el otrora todopoderoso Partido Colorado saldó su interna en favor del economista Ernesto Talvi, figura disruptiva en el partido que derrotó al histórico dos veces presidente Julio María Sanguinetti y se resiste ahora a llevarlo como compañero de fórmula tal cual se había acordado en la previa de las primarias.

 

Sucede que Talvi tiene un discurso de “derecha moderna”. Absolutamente alineado con el mercado – su modelo a seguir es Chile –, se diferenció de la vieja guardia colorada en el discurso valórico donde, liberal al fin, se mostró partidario de la agenda de género, feminismo, aborto, ley Trans, etcétera. Los colorados apuntan a una elección digna en primera vuelta que los posicione como aliados imprescindibles de los blancos de cara a la segunda vuelta.

 

Por último, hizo su irrupción en escena el partido del ex jefe del Ejército General (RE) Guido Manini Ríos, Cabildo Abierto. Con un discurso nacionalista (“artiguista”, dice él), crítico de la globalización, contrario a la agenda de género y con énfasis en la seguridad, el trabajo y proponiendo regular la inmigración, obtuvo un 4% de los votos pese a que no tuvo internas y solo se presentaba para validar el piso mínimo.

 

 

 

Manini Ríos es un candidato catch all. Su discurso se nutre de pensadores como Alberto Methol Ferré, muy cercano en vida a Jorge Bergoglio y promotor de la idea de la Patria Grande, y también al pensador argentino nacionalista de izquierda Jorge Abelardo Ramos. En esa línea, no solo ex votantes conservadores blancos podrían acompañarlo en octubre, sino, también, muchos frenteamplistas desencantados. A diferencia de los colorados, no esta claro que harían él y sus votantes en un ballotage entre Martínez y Lacalle Pou y el 8% que le dan las encuestas podría ser clave.

 

No pasa lo mismo con Edgardo Novick, del Partido de la Gente, un empresario que, con un discurso fuerte en materia de seguridad, intentó ser una figura disruptiva en la política uruguaya, pero se vio opacado por la aparición de Sartori y quedó con un porcentaje ínfimo de votos (0,63%) que apenas le permite participar de las generales.

 

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