El ministro de Economía del gobierno de María Eugenia Vidal, Hernán Lacunza, vaticinó que una derrota electoral de Mauricio Macri en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) traería “seguramente tensión cambiaria”.
“Una perspectiva de éxito de renovación del gobierno de Mauricio traería mayor estabilidad y descenso de las tasas de interés, junto a la estabilidad del tipo de cambio”, dijo, en cambio, Lacunza en una extensa entrevista concedida al diario Perfil.
Con todo, estimó que, en el escenario negativo para el oficialismo, la mencionada tensión cambiaria no sería "disruptiva”.
“El Banco Central tiene las municiones conseguidas como para enfrentar una demanda cambiaria adicional, tiene un buen nivel de reservas, tiene colchón como para soportar ese par de meses entre agosto y octubre. Luego sí se le bifurca a Argentina el camino financiero. La Argentina del presidente reelecto va a crecer el año que viene, superada la incertidumbre electoral. Si gana la fórmula de (Alberto) Fernández se van a enfrentar turbulencias financieras”, evaluó el ministro.
“La pregunta es qué camino va a tomar la Argentina. Este año los caminos se bifurcan: ¿seguimos para el lado del cambio o volvemos a las décadas anteriores? Lo que se juega en la elección es si el Gobierno empieza de nuevo, resetea. Si gana Juntos por el Cambio, seguramente los gobernadores también van a ser parte del proceso. No creo que sigan afiliados a la fórmula Fernández-Fernández. Hay que gobernar. En estos cuatro años no fueron afines al Gobierno y sin embargo pudieron hacerse muchas reformas para nada subestimables. La foto del 11 de diciembre no tiene por qué ser la de ahora”, agregó.
Lacunza, además, se refirió a las consecuencias que tendrá para la Argentina el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. “Es un ganador neto en un contexto de mayor comercio mundial. Tiene más para ganar que para perder”, dijo.
Consultado sobre si el Gobierno nacional tuvo margen para otra política económica en 2015, dijo que “el gradualismo no fue tanto una elección como una imposición de la realidad”. Apelando a metáforas médicas, explicó que Macri recibió “un paciente grave, asintomático, que no levantaba fiebre porque estaba sobremedicado con antifebriles, tenía los torniquetes para que no se desangrara por el dólar, un dólar artificial. Ese dólar de 9 pesos era artificial”.
“Por eso era difícil hacer una política de shock en una sociedad que solo advirtió que había que hacer políticas de shock cuando cayó en el precipicio, 1989, 2001, con hiperinflación e hiperdesempleo. No es posible hacer reformas consensuadas importantes en épocas más tranquilas. Eso no quiere decir que no se hayan cometido errores. Pero el programa económico global fue el correcto”, sostuvo.
Además, señaló que el Gobierno apeló al “crédito internacional voluntario para suavizar las reformas que había que hacer, especialmente la fiscal” y, a manera de autocrítica, indicó que “se subestimó la magnitud del problema”.
“Después se reveló lo que dicen los libros, que no es posible al mismo tiempo recuperar el crecimiento, bajar la inflación y corregir precios relativos”, dijo.