¿Importan o no importan las fake news?

EL PAPA Y TRUMP. La noticia que salió de la web satírica WTOE 5 en noviembre de 2016, alcanzó un millón de interacciones en Facebook.
 

 

“Las fake news importan en la medida en que pueden ocasionar un mal trato, un abuso, un amedrentamiento y finalmente terminar acallando las voces y las diversas opiniones en una conversación virtual”, comentó Natalia Aruguete, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del CONICET. Entonces importar, importan. Pero ¿Qué son? ¿Qué pueden hacer las y los dirigentes políticos cuando una fake news se viraliza? ¿Es lo mismo una fake news que una noticia falsa?

 

En primer lugar, según indicó Aruguete, fake news son aquellos productos que forman parte de una estrategia política de amedrentar y, por ende, de silenciar el debate que puede haber alrededor de un evento político. “Lo que se está haciendo es poner al otro en una situación de vulnerabilidad con el objetivo de acallarlo”, señaló. En ese sentido, algunos de los objetivos específicos de estos productos son influir en la opinión pública, afectar los resultados electorales durante el desarrollo de las campañas y generar, de manera intencional, la desinformación del público.

 

Son muchos los que señalan, sin embargo, que noticias falsas hubo siempre, solo que ahora cambió la forma en que circula la información. Aruguete fue contundente en esto y explicó que una noticia falsa no necesariamente es una falsedad deliberada. De esta manera consideró que una noticia falsa puede surgir por una falta de chequeo o verificación de cierta información pero no necesariamente hay voluntad de que el contenido sea falso. En cambio, en una fake news hay intencionalidad política de ataque y, centralmente, de silenciar al otro.

 

 

Por otro lado, en época de campaña, este tipo de productos parecen estar al acecho y varias y varios dirigentes y candidatos son el blanco. ¿Qué hacer ante esta situación? Primero no desesperar aunque, como hablamos de productos que circulan en la web, la respuesta debe ser rápida pero, sobre todo, organizada. La investigadora hizo especial énfasis en que debe existir una estrategia comunicacional que resguarde a las y los perjudicados y no los exponga. ”Los dirigentes o candidatos tienen que salir con respuestas planificadas. No deben salir a responder de manera improvisada e individual, sino con una estrategia colectiva de respuesta”, dijo Aruguete.

 

¿Y por qué pueden circular tan rápido y fácilmente? En primer lugar no hay regulación en el tipo de información que se publica en redes sociales. Además, y esto es fundamental, en el uso de las fake news la propagación de mensajes se da por un “mecanismo más afectivo que racional”, que a su vez se da de una manera coherente en términos cognitivos e ideológicos.

 

En esta línea, Pablo Boczkowski en una nota para Revista Anfibia, explicó que el elemento diferenciador para que este tipo de información circule más rápidamente se debe a la existencia de una infraestructura de información que tiene escala y alcance sin precedentes y que además permite que seamos, todos y todas, creadores de contenido y no solo consumidores. Pero existe otra característica: chequear (y que los usuarios chequeen) la veracidad de esa información es más complejo.

 

Es probable que a medida que se acercan las elecciones, la cantidad de fake news comience a aumentar. En el caso de las y los candidatos, organizarse comunicacionalmente frente a esto es central, pero no desesperar también. Las y los ciudadanos consumen y producen datos continuamente. Ser parte de esa dinámica, escucharlos e interactuar con ellos, es una opción frente a una fake news.

 

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