Y vuelve a ganar otro oficialismo. En este caso son las PASO en Entre Ríos. Dentro de lo esperado: todos los estudios previos indicaban un triunfo cómodo de un peronismo unido, a diferencia de hace cuatro años, cuando hubo un tercero en discordia: el Frente Renovador / UNA.
El gobernador Gustavo Bordet, pese a haber negociado la unidad con el kirchnerista y antecesor Sergio Urribarri, construyó una imagen de peronista moderado, de bajo perfil, con liderazgo autónomo y buena relación con el gobierno nacional (de hecho, fue el único gobernador peronista que fue a la sesión del 1 de marzo en el Congreso).
Cambiemos llevó a su mejor figura provincial. Atilio Benedetti venía de ganar la elección legislativa nacional de 2017 con el 53 % de los votos, el mayor guarismo del macrismo en todo el país. Pergaminos no le faltaban.
Sin embargo, el contexto social, económico y político era el peor para el oficialismo nacional. El Presidente recoge el menor nivel de aprobación desde que asumió hace 40 meses y eso terminó repercutiendo en los candidatos locales, que poco pudieron hacer frente a un palpable mal humor creciente en los últimos 30 días.
Si bien venimos sosteniendo que en las pasadas cuatro elecciones provinciales no debían servir de parámetro nacional por ser distritos chicos y donde Macri no había hecho una buena elección, en este caso es algo distinto: en la primera vuelta presidencial de 2015 hubo un empate técnico en 38 puntos con Scioli, lo cual hace que deba calificarse a esta provincia como algo más cercano a un test.
Con los resultados disponibles hasta el cierre de esta columna, de todos modos, el candidato a gobernador de Cambiemos está muy cerca de dicho 38% y del 39% que recogió Alfredo De Ángeli para el mismo cargo al que aspira Benedetti ahora. Para sintetizar: está salvando la ropa.
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Lo que impacta es la gran diferencia con el peronismo, lo cual no debería alarmar tanto si se suman los votos del FpV más los del Frente Renovador en 2015: eso da un 58 %, que Bordet estaría alcanzando. Es decir, no hay tanta novedad como se presume.
Un elemento que fue muy patente aquí también es el fenómeno “cancha inclinada”: los oficialismos disponen de una cantidad de recursos notablemente dispares a los de sus opositores, haciendo la competencia muy desigual.
Párrafo aparte debe dedicarse al intendente de Paraná, Sergio Varisco, quien está procesado por narcotráfico y tiene fecha de juicio próximamente. Se impuso con comodidad a su contrincante del PRO en la interna de Cambiemos y mantiene sus expectativas de ser reelegido. Da la impresión de que su electorado no cree demasiado en la acusación que se le hace.