¡Por el trono!... de la TV

Llega la última temporada de Game of Thrones y finalmente se sabrá quién se sentará en el trono de hierro. Cuál es la gran apuesta de HBO con su serie estrella, más allá del éxito en la pantalla.

Quienes estudian el sector de la producción audiovisual coinciden en que, con series como The Sopranos (1999) y The Wire (2002), HBO fue uno de los grandes contribuyentes al desarrollo de la Tercera Edad de Oro de la industria de la televisión global. Doce años después de que la turbulenta vida de Tony Soprano acaparara el rating y de que su historia se hubiera convertido en una de las mejores series de todos los tiempos, la cadena norteamericana volvió a la carga con una propuesta a tientas disruptiva que incluía dragones, incestos, lobos huargos y batallas dignas del medioevo y la antigüedad.

 

Bajo el nombre de Game of Thrones (GoT), el proyecto entró en el radar de HBO luego de que dos ignotos creadores y guionistas le presentaran un piloto en el que trabajaron durante tres años. Los escritores David Benioff y D.B. Weiss se habían basado en la saga literaria Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin, un viejo conocido del género de fantasía, cuyo éxito ya había inspirado la creación de un fandom cuando la internet comercial ni siquiera había dado sus primeros pasos.

 

La adaptación audiovisual de las novelas de Martin se lanzó en abril de 2011. Aunque de entrada la sinopsis parecía atípica para la programación de HBO, e incluso para los contenidos mainstream de la época, con el paso de los episodios quedó claro que las guerras por el trono de hierro estarían marcadas por la violencia explícita, extensos monólogos con complejidad narrativa y muchas escenas de porno soft, componentes más bien clásicos en las producciones de la señal.

 

Lo que vino después resulta más o menos conocido para quienes siguen los libros y la serie, alguno de éstos o quizás ninguno de los dos. Porque GoT se convirtió en uno de los fenómenos mediáticos más trascendentes de la actualidad, al punto de romper récords mundiales en materia de espectadores (por vías legales y no tradicionales), premios, presupuestos, innovación en efectos visuales, circulación en redes sociales e, incluso, generó repercusiones en otros sectores como el turismo, la moda, la gastronomía y hasta la lingüística.

 

CIFRAS HISTÓRICAS. Algunos de los números más destacables del show incluyen uno de los presupuestos más abultados en la historia de la TV, con un promedio de 9 a 10 millones de dólares por episodio hasta la séptima temporada y cerca de 15 millones de dólares por capítulo para la octava y última entrega. El dinero destinado a la producción de GoT incluyó sets en ocho países (Irlanda del Norte, Croacia, Marruecos, Malta, Islandia, Escocia, España y Estados Unidos), lo cual tuvo repercusiones en el despliegue del equipo técnico al punto de tener rodajes con dos directores para dos episodios distintos y en locaciones diferentes en un mismo día. En promedio, desde el punto de vista logístico, cada temporada incluyó 100 locaciones, 3.000 piezas de vestuario, 4.000 accesorios, 257 miembros de reparto, 700 integrantes del equipo de producción 87.000 cuadros de efectos visuales, 52 semanas de grabación por año. Cifras sólo comparables con los mega proyectos del cine de Hollywood.

 

 

 

Por otro lado, gran parte del presupuesto se invirtió en lo que representa un hito en materia de efectos visuales para la pantalla chica. En el anticipo del documental The Last Watch, que narra el detrás de cámaras de los diez años de grabaciones y será estrenado el 26 de mayo, el supervisor de VFX Joe Bauer cuenta que “a lo largo de la serie se hicieron más de 10 mil tomas con efectos visuales. Un trabajo que nadie pensó que pudiera ni debiera hacerse jamás en televisión”. En términos estéticos, es notable la evolución en la calidad de las animaciones de los escenarios y, especialmente, de los dragones de Daenerys Targaryen como personajes emblemáticos de la serie. El resultado rindió en reconocimientos, pues en 2017 se convirtió en la más ganadora en la historia de los Emmys con 47 premios. Además, según Récord Guinness, es el show “más popular en el mundo en la actualidad” y el más pirateado también, de acuerdo con TorrentFreak.

 

Otro aspecto que da cuenta del impacto de GoT como producto transmedia, es decir, que trasciende un solo formato (libro, TV, internet e incluso industrias diferentes a las culturales) tienen que ver con su contribución al boom turístico en las ciudades utilizadas como locaciones. Especialmente algunos lugares de Irlanda del Norte, que será sede de una atracción temática desde 2020 y Dubrovnik, Croacia, que ha duplicado la cantidad de visitantes desde el lanzamiento de la ficción, según cifras oficiales. Además, en estos años salieron al mercado cervezas, líneas de ropa y zapatillas Adidas (promocionadas hasta por Lionel Messi), estampillas de correo oficial en Reino Unido, una edición especial de whisky en asociación con Johnnie Walker y otras de galletas Oreo.

 

 

 

Como sostiene la periodista Fiorella Sargenti, que conduce el podcast dedicado a la serie Hodor Hodor Hodor(PostaFM) junto a Luciano Banchero, GoT puede leerse como “un fenómeno global que sobrepasó la TV hoy ya está codo a codo con sellos como Star Wars, Harry Potter, El Señor de los Anillos y Marvel. No es una serie de TV, es un universo”. Uno tan extendido que inspiró la apertura de cátedras de Dotraki y Alto Valyrio, idiomas creados por el autor de los libros y ampliados por la serie, en la universidad de Berkley (California, EEUU) en 2017.

 

Este conjunto de factores asociados a una producción televisiva sugiere interpretaciones tanto en clave económica como en base a sus aristas sociales, en un contexto mediático ultra convergente. En cierto sentido da cuenta del modo en el que una cadena tradicional como HBO reaccionó al surgimiento de competidores nativos digitales como Netflix, Hulu y Amazon Prime y, a la vez, es muestra de su intención de cautivar la atención de públicos   cada vez más atomizados e interesados en los consumos multiplataforma.

 

En ese sentido, para Sargenti “GoT se convertirá en la gran serie que logró fundir pasado y futuro de la TV. Mantuvo la estructura clásica de consumo y producción (tiene un día y horario, la hace el canal premium histórico) pero alimentó como ninguna el hype actual, de redes y sobre abundancia de todo".

 

Hace seis años el CCO de Netflix, Ted Sarandos, dijo que querían convertirse “en HBO antes de que ellos se conviertan en nosotros” y hasta ahora probaron estar a la altura de la competencia, con blockbusters como House of Cards y Stranger Things. Ahora bien, si se considera el lanzamiento de los servicios HBOGO y HBO Now y el ensayo con GoT como producto trasmedia, la cadena ha dado señales de caminar decididamente hacia donde teme Sarandos.

 

Aunque carezca de seres mágicos y batallas a espadazos en campo abierto, la disputa por el trono de la industria de la TV también será digna de atención en el futuro inmediato. 

 

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