La cúpula de la CGT se dispone a dejar atrás los matices internos que se expresaron durante el período electoral y dar una señal contundente de respaldo a Alberto Fernández.
Los sindicalistas preparan para la semana que viene un plenario de secretarios generales para recibir al futuro mandatario y sellar su alineación con el próximo Gobierno.
El presidente electo tuvo un anticipo de esto el martes pasado durante el acto de asunción del gobernador tucumano Juan Manzur, cuando buena parte del Consejo Directivo de la central se trasladó para acompañarlo. Los sindicalistas preparan ahora, para la semana que viene, un plenario de secretarios generales para recibir al futuro mandatario y sellar su alineación con el próximo Gobierno.
"Tal como nuestra historia nos compromete, honramos el mandato ofreciendo esfuerzo y trabajo ante el tremendo desafío que los trabajadores tenemos por delante, luego de cuatro años de políticas neoliberales que han lastimado profundamente el tejido social", sostuvieron los líderes sindicales en un comunicado en el que celebraron el triunfo de Fernández y el de "la compañera Cristina Fernández de Kirchner", apenas unas horas después de que se conocieran los resultados de la elección presidencial.
El acto, que se va a realizar el próximo viernes en el salón Felipe Vallese de la histórica sede cegeteista, terminará de diluir las diferencias internas entre los sindicalistas que marcó la coyuntura electoral. En ese momento, varios de los referentes más importantes del mundo sindical resistieron la posibilidad de acompañar públicamente una propuesta política que incluyera a la ex presidenta, con quien se enfrentaron durante sus últimos años de gobierno.
Eso inhibió a la central para tomar una posición unívoca de apoyo al Frente de Todos y les dio libertad de acción a sus dirigentes para adherir a otras opciones. Por caso, Julio Piumato mantuvo su apoyo a la candidatura de Roberto Lavagna y a una de sus principales laderas como candidata a diputada nacional. Algo similar hizo el gastronómico Luis Barrionuevo.
TODOS UNIDOS. El convite de la CGT fue ideado por Héctor Daer, el sindicalista más cercano a Fernández, que ultimó detalles con el presidente electo en un almuerzo previo a la partida del ganador de las elecciones a México. El secretario general del gremio de Sanidad apuesta fuerte a renovar su poder en la central obrera y para eso necesita ordenar el juego de poderes sindical.
En la CGT explican que el acto del 8 será "un plenario para todos los secretario generales de sindicatos confederados". La intención es que del encuentro participen todos los sectores, incluyendo los opositores a la conducción.
Daer tiene dos objetivos. Por un lado, mostrar la mayor unidad posible de cara al inicio de las conversaciones tripartitas para el pacto social que promueve Fernández. Para eso, ya hubo un primer movimiento, que fue la reunión entre la primera plana de la CGT y los gremios que le responden a Hugo Moyano, alejados de la conducción de la central, que se concretó hace un mes y medio en la sede UPCN. El segundo fue el acercamiento con gremios disidentes que fueron incorporados a la delegación sindical que viajó a Tucumán. Entre ellos estuvieron los dirigentes del Movimientos de Acción Sindical (MASA) Omar Viviani (Taxistas), Osvaldo Iadarola (Federación de Telefónicos) y Norberto Di Prospero (Legislativos), pero también Pedro Milla, secretario general de la Federación Argentina Sindical del Petróleo, Gas y Biocombustibles.
En la CGT explican que el acto del 8 será "un plenario para todos los secretario generales de sindicatos confederados" y que las invitaciones a los dirigentes se van a cursar durante estos días. La intención es que del encuentro participen todos los sectores, incluyendo los opositores a la conducción. El mensaje tiene destinatarios claros: los gremios enrolados en la Corriente Federal de los Trabajadores y los moyanistas, que actualmente no integran el Consejo Directivo obrero.
El jueves por la tarde, buena parte de la cúpula de la CGT se reunió con prácticamente la totalidad de los gremios que integran la CFT para cursarles formalmente la invitación al plenario de secretarios generales. El encuentro fue gestado por el líder de los bancarios, Sergio Palazzo, que participó del acto en Tucumán y, al igual que Daer, trabaja por la unificación.
La incógnita es qué harán los gremios moyanistas, que bajaron fuerte el perfil en las últimas semanas. Más allá de las declaraciones públicas del camioneros, sus movimientos son un misterio. El faltazo del domingo a la noche al búnker del Frente de Todos y la ausencia de los principales dirigentes de ese sector en el acto de cierre de Mar del Plata abrieron especulaciones sobre el enfriamiento del diálogo intersindical. El acto del viernes próximo, entonces, será un buen termómetro de la situación.
INCORPORARSE AL PODER. La foto de unidad que el mundo sindical aspira a brindarle a Fernández tiene, además de un gesto gremial, un poderoso sentido político. Los grandes gremios aspiran a transformarse en una pata fundamental del dispositivo de poder del próximo presidente, que se complementa con el bloque de gobernadores peronistas. Los jefes provinciales y los líderes gremiales quieren rodear a Fernández como forma de equilibrar la estructura política que le responde a Cristina Kirchner. El acto tucumano del martes rebela esa estrategia.
Un paso imprescindible para eso es consolidar una unidad sindical que no permita fugas a la hora de pactar medidas de gobierno, sobre todo, de cara al acuerdo de precios y salarios que anticipan cerca de Fernández.
"Estamos convencidos y preparados para afrontar un diálogo social amplio, maduro y profundo, con políticas públicas fuertemente orientadas a la recuperación de la producción y el trabajo genuino, desalentando la especulación financiera y protegiendo a los sectores más vulnerables", señalaron desde la CGT en el comunicado que celebró el triunfo peronista. Ahora hay que volcarlo en hechos concretos.