Profesoras debaten paridad y feminismo en la UBA

Hace pocos días, el rector de la UBA, Alberto Barbieri, presentó una proyecto de paridad para equilibrar la representación en los órganos de cogobierno y en las instancias de composición de jurados para los cargos de profesorxs. El proyecto destaca el reconocimiento a las luchas que en cada facultad, de manera “transversal y desde abajo”, lograron poner el tema en el centro de la agenda de trabajo y plantea la paridad para la conformación de listas electorales, estableciendo la ubicación intercalada y de manera consecutiva de candidatos y candidatas.

 

La militancia docentes, investigadoras y estudiantes ha transformado la politicidad y las formas de trabajo en ámbitos universitarios. La creación de espacios institucionales y de gestión de políticas de género, la incorporación de teorías feministas a contenidos obligatorios, los protocolos contra las violencias machistas en las universidades, la participación de universitarias en la elaboración de leyes y proyectos de políticas públicas que ampliaron derechos de ciudadanía de mujeres e identidades de género y sexuales diversas son algunos de las significativas transformaciones impulsadas por los feminismos. Pero los techos de cristal siguen siendo determinante si miramos la cúpulas de gobierno: seis rectoras de un total de 56 universidades nacionales. En la UBA, nunca hubo una mujer al frente del rectorado en 198 años.

 

Según datos del censo 2011 y del censo de personal docente 2004, más del 60% de las y los estudiantes de grado y posgrado y más del 50% del plantel docente somos mujeres. Actualmente, 55 de los 72 cargos de conducción del rectorado y el Consejo Superior son ocupados por varones. El Consejo Superior es el órgano máximo de representación de la universidad y está integrado por decanos y vicedecanos de las trece facultades y representantes de claustros de profesores (5), graduados (5) y estudiantes (5) (no están incluidos las y los trabajadores no docentes).

 

La composición del gobierno de la UBA actual está altamente masculinizada: son 41 varones y 15 mujeres. La distribución es la siguiente. Entre los decanos y vicedecanos hay 18 varones y ocho mujeres (cuatro decanas y cuatro vicedecanas). De los 30 consejeros superiores, sólo siete son mujeres: ninguna (cero) entre las consejeras titulares de profesoras, una entre las suplentes; cuatro consejeras graduadas (una titular y tres suplentes); dos consejeras por el claustro de estudiantes (una titular y una suplente).

 

UNIVERSIDAD, TRABAJO Y FEMINISMOS. El reclamo de igualdad y reconocimiento de derechos civiles es histórico en las universidades. En 1918, gran cantidad de estudiantes y graduadas organizadas que acompañaron el movimiento de la Reforma demandaban el ingreso de las mujeres al sistema universitario, pero fue omitido entre las banderas por la democratización de la universidad. Posteriormente, proyectos políticos populares y movimientos universitarios impulsaron la ampliación del derecho a la universidad a través del acceso libre, la gratuidad y la laicidad. El crecimiento del sistema universitario tuvo otra oleada de impulsos durante los años de postconvertibilidad, con la creación de nuevas universidades a lo largo y ancho del territorio y la institucionalización de políticas universitarias.

 

A pesar de los discursos de influenciadores mediáticos en contra del porcentaje de egresadas y egresados de universidades públicas y la improductividad del sistema científico-universitario, el derecho a la educación superior como derecho humano y universal es avalado y sostenido por la mayoría de los rectores y rectoras de universidades argentinas que participan de la Conferencia Regional de Educación Superior. Pero el problema de la desigualdad de género en órganos decisorios es aún un déficit estructural.

 

Las profesoras titulares son sólo un 35% de la planta docente de regulares, mientras que en los cargos de ayudantes y adjuntas el promedio supera el 50%. En contextos de crisis económica y reducción del presupuesto para universidades y ciencia y tecnología, la feminización de los escalafones más bajos de la carrera universitaria aumenta. También aumenta el reclamo de docentes e investigadoras sobre la revisión de los criterios de evaluación en trayectorias académicas y laborales que profundizan sistemáticamente la desigualdad a partir de lógicas de competencia establecidas sobre la disponibilidad del tiempo para la productividad y no reconoce el tiempo de trabajo reproductivo.

 

El 7 de octubre, profesoras, graduadas, estudiantes y trabajadoras de la UBA debatiremos en la Facultad de Filosofía y Letras sobre paridad y representación, políticas de género, y perspectivas feministas en los planes de estudio, prácticas docentes, de investigación y extensión. Este Primer Encuentro de Profesoras de la UBA buscará generar consensos y líneas de acción para avanzar hacia una universidad plural, libre de violencias machistas y que reduzca las brechas de género y promueva la equidad en las trayectorias de formación y trabajo.

 

El acceso a puestos decisorios no puede ser abordado de manera aislada ni variable para la garantía de igualdad. No obstante, teniendo en cuenta la subrepresentación de mujeres y la nula representación de otras identidades feminizadas, la visibilización y el reclamo por ampliar la presencia en ámbitos decisorios son condición necesaria para la vida democrática. Estas transformaciones deben ser complementadas con la promoción de planes integrales de igualdad y erradicación de violencias machistas y políticas de género para el fortalecimiento institucional de la universidad.

 

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