Colombia

La consulta anticorrupción no logró ser aprobada y dejó en falta al Presidente

Poco más de medio millón de votos faltaron para que se aprobaran una serie de leyes anticorrupción en Colombia. Una vez más, el ex presidente Uribe es el gran ganador aún a costa de su delfín Duque

La consulta popular realizada este domingo en Colombia con el objetivo de impulsar la sanción de siete leyes anticorrupción no logró superar el umbral mínimo de los 12.140.324 votos necesarios para su aprobación. En principio este resultado es un triunfo del expresidente Álvaro Uribe quien promovió activamente la no participación en la misma pero la cantidad de participantes – 11.644.910 al cierre de esta nota – en un país donde la tradición abstencionista es muy fuerte, no deja de ser un dato alentador para los sectores de centroizquierda que promovieron su tratamiento. Ambiguo en cambio es el balance para el flamante presidente Iván Duque que acompañó la iniciativa aún contra su propio partido que eligió obedecer a Uribe, que por ahora al menos sigue siendo el verdadero líder político de esa facción.

 

La consulta fue promovida por la excandidata a vicepresidenta, Claudia López, dirigente de la centroizquierdista Alianza Verde y constaba de siete preguntas referidas a bajar los salarios de los congresistas, incrementar las penas a los condenados por corrupción, simplificar y transparentar las licitaciones públicas, poner límites a los mandatos legislativos, obligación para todos los funcionarios de publicar su declaración de bienes, evaluación de la labor de los congresistas y realización de audiencias públicas para la aprobación de los presupuestos.

 

En principio la iniciativa contó con el respaldo hasta del propio Uribe quien la elogió públicamente en ocasión que el Senado colombiano tratara la asignación de recursos destinados a instrumentarla. Claro, Colombia estaba en plena campaña presidencial y no hubiera sido bien visto oponerse. Sin embargo, al poco tiempo, viejo zorro de la política Uribe detectó que el mérito de un eventual triunfo sería de los sectores de centroizquierda que siempre lo combatieron y no dudó en repudiar la consulta argumentando que era un gasto innecesario para la delicada situación económica de Colombia y que el Congreso podía avanzar con iniciativas similares sin necesidad de hacer el referéndum.

 

En ese marco la consulta volvió a quedar presa de la “grieta” versión colombiana ya que los promotores de la misma, López, el senador Antanas Mockus y la congresista Angélica Lozano pertenecen a la Alianza Verde y en la segunda vuelta respaldaron al candidato de la izquierda, Gustavo Petro contra el uribista Duque. De hecho, el propio Petro hizo fuerte campaña a favor de la iniciativa.

 

La nota discordante la dio el presidente, quien como mencionábamos, se desmarcó de Uribe y por razones que aún no se alcanzan a dilucidar respaldó la iniciativa e incluso fue a votar. ¿Lo hizo porque la sensibilidad del tema en debate no le daba otra opción? ¿Busco empezar a diferenciarse de Uribe para no quedar como un títere del exmandatario? ¿Fue una estrategia consensuada de ambos para hacer de bueno y malo y no regalarles el espacio y sobre todo la bandera anticorrupción a sus rivales?

 

 

Una lectura del vaso medio lleno diría que Duque, aunque perdió formalmente, puede ahora levantar esas propuestas y llevarlas al Congreso como de hecho ya le pidió que lo haga López. No puede dejar de tenerse en cuenta la fuerza de la agenda anticorrupción en la región y lo positivo para Duque de estar del lado "bueno" de la misma. También puede decirse que considerando que Petro sacó poco más de 8 millones de votos en el balotaje, el excedente respecto a ese número que obtuvo el Sí en la consulta, puede adjudicarse a votantes independientes o de “derecha” a los que el presidente representa.

 

Mirando desde la óptica contraria, aun cuando haya habido un reparto de roles coordinado previamente, a Duque le toca el papel que ningún mandatario quiere desempeñar que es el de perder y sobre todo cuando en Colombia y el mundo hay mucha inquietud sobre el tenor del vínculo entre el actual presidente y el ex respecto de quien es el que verdaderamente ejerce el Poder. Se sabe que los pueblos y el Mercado buscan esa certeza y cuando la encuentran, siempre tiene consecuencias.

 

La centroizquierda colombiana por su parte repite la experiencia del ballotage. Hace pocos años atrás era impensado que una consulta popular promovida por ellos llegara a obtener semejante respaldo. Aunque el resultado final y concreto- como en el ballotage – es negativo, la expectativa mirando al pasado y de cara al futuro es muy buena. La historia política de Colombia nos habla de abstencionismo y escasa representatividad política de la izquierda o el progresismo. La Colombia actual nos muestra lo contrario, bien pueden soñar sus líderes con llegar al poder en la Colombia del futuro.

 

Pero por ahora el ganador es una vez más Uribe. Gran ordenador de la política colombiana, ni siquiera las malas noticias recibidas desde la Justicia que incluso lo obligaron a renunciar a su banca de senador, lograron que perdiera, repitiendo así no solo sus victorias como candidato a presidente en 2002 y 2006 (incluso el primer triunfo del expresidente Juan Manuel Santos en 2010) sino también en el referéndum por la Paz en 2016 donde con su respaldo se impuso el No.

 

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