MEDIOS Y REDES SOCIALES

El algoritmo de Facebook mete la cola en la política argentina

La red social censuró a Revista Cítrica y Patricia Bullrich acusó a La Garganta Poderosa. Cambridge Analytica admitió que trabajó en una campaña anti Kirchner. Un movimiento de pinzas.

Pompa y circunstancia en la audiencia conjunta de los comités de Asuntos Jurídicos y Comercio, Ciencia y Transporte del Senado estadounidense. Presidía la sesión Charles Grassley. Este senador republicano de la vieja guardia golpeteaba el martillo mediante un ínfimo movimiento del antebrazo y unos treinta fotógrafos dejaban de apuntarle a Mark Zuckerberg. El creador de Facebook, quien acababa de pasar por la peluquería para delinear su corte de pelo, lucía apichonado. 

 

Más de cinco horas duró el interrogatorio del 10 de abril. Acaso fue la primera vez en la vida adulta de este hombre poderoso que alguien lo retuvo allí sentado, sometido a preguntas, sin mirar sus Whatsapp, ni su Facebook, ni su Tinder, ni su Grindr; apenas destapando y tapando su botellita de agua mineral. Tantas veces como horas tiene Zuckerberg a la gente horas a su merced, revelando como poseída datos de su intimidad, que él acumularía para luego comercializar por centenares de millones de dólares. Ahora estaba allí sentado, pidiendo clemencia.   

 

Zuckerberg había sido descubierto in fraganti por la filtración de un arrepentido sobre cómo Cambridge Analytica, una usina de campañas sucias, había utilizado datos privados de 87 millones de personas vertidos en Facebook para incidir en resultados electorales; por ejemplo, los que consagraron presidentes a Mauricio Macri en 2015 y a Donald Trump en 2016. 

 

La victoria sobre Zuckerberg estaba en manos de personajes como Roy Blunt, un republicano belicista y negacionista del cambio climático que accedió al Senado con el ascenso del Tea Party sin ser parte de ese pintoresco engendro. Blunt regaló el momento más ruidoso de la tarde en Washington cuando le preguntó al dueño de Facebook si le agradaría informar dónde había dormido la noche anterior. 

 

-Mmmm… No, -respondió Mark. 

 

-De eso se trata, del derecho a la privacidad, -lo aleccionó el senador preferido de la Asociación Nacional del Rifle.

 

 

 

Compungido, Zuckerberg ofreció pasar a la acción para proteger la privacidad de los usuarios porque “está claro que lo que hicimos no fue suficiente”.

 

Desde 2003, cuando creó la red social que con el tiempo captaría a 2.000 millones de usuarios, no supo, no pudo o no quiso dejar de fisgonear en las preferencias personales. 

 

Con el correr de las semanas, este ex estudiante de Harvard prometería instrumentar mecanismos para detectar las noticias falsas y bloquearlas. Los usuarios pueden dormir tranquilos, que Facebook orquestará los algoritmos para editar la agenda informativa. 

 

*** 

 

ODIO AL NEGRO. Los cerca de 4.000 senegaleses que habitan en Buenos Aires viven a merced de la brutalidad policial. Golpizas, insultos racistas, decomisos arbitrarios, robo y trabajo esclavo. Los casos son cotidianos. El último viernes, razzias en domicilios particulares en Once, Balvanera y otros barrios, en supuesta búsqueda de mercadería de contrabando, terminaron con 22 africanos detenidos. Sin embargo, la violación de sus derechos humanos no está en la agenda informativa preponderante.  

 

Hubo, al menos, un asesinato de apariencia racista. 

 

En marzo de 2016, con graves contusiones y cortes, fue hallado Massar Baar yaciendo en la vereda de México al 1.400, en San Cristóbal. Este referente de la agrupación Afro Xangó, que se dedica a combatir los abusos contra negros, murió pocas horas después en el Hospital Ramos Mejía.  

 

Nadie contó la realidad de los senegaleses como Revista Cítrica, un medio cooperativo conformado por los ex trabajadores del Diario Crítica, surgido hace seis años. Los nombres de inmigrantes africanos que deben ser hospitalizados por las golpizas policiales se acumulan: Oussame Sakho, Talla Sambe, Allassanne Sumare… También se supo por Cítrica que el principal de la comisaría 16 J. R. Enríquez un pelado inmortalizado en celulares, es uno de los policías más despiadados. 

 

Imágenes de Kane Serigne Dame fueron registradas el pasado martes cerca de las 17 en Emilio Lamarca y Avellaneda, barrio de Flores. Una decena de policías de la Ciudad lo rodea. Corpulento, Kane les sacaba al menos una cabeza a casi todos. Los agentes lo arrojaron violentamente al piso y comenzaron a pegarle. La caída le produjo un corte en la cabeza, probablemente por el estallido de una vidriera. Kane quedó sujetado boca abajo, con su rostro apoyado sobre un amplio charco de sangre. 

 

 

 

El caso llegó a periodistas de Cítrica, que redactaron una noticia acompañada de una foto y la publicaron esa misma noche en Facebook. El título versó: “No es un hecho aislado, es una persecución”. En la segunda línea, se nombraba a la Policía de la Ciudad. 

 

De inmediato sucedió algo extraño. Un cartel advirtió a los editores que podrían estar infringiendo las normas de Facebook, y tras cartón, los trolls

 

Decenas de comentarios pusieron en duda que la imagen fuera real, o afirmaron que correspondía a un hecho ocurrido en Lima. Otros de la línea Le Pen-Pichetto-Bullrich, llamativamente convocados a la página de Cítrica, optaron por celebrar la represión. 

 

Como Marcelo Pugliese: “jajajajajajajaaj… los veo todas las semanas , y veo , como se le cagan de risa a la policia… que se jodan”.

 

Matías Bilbao: ”Pobre tipo el que alquila el local hace años, paga sus impuestos y vende poco! Para que venga un extranjero, compre baratijas y le saque cliente al del local y encima se resiste!” 

 

Laura López Argüello: “Dejen d publicar pelotudeces solo para infundir más el odio hacia el uniforme. No puedo creer q la gente se coma este verso, y q no sepan q estado negros también te recontra cagan a palos sim importar si sos mujer u hombre”.

 

Carlos Agüero: “No los victimisen, estos morochos estan acostumbrados a que los corran los leones… desconocen la autoridad y se les paran de manos como si estan x pelear con un elefante, asi que si no cumplen la ley ay q deportarlos”. (los errores ortográficos corresponden a Agüero). 

 

En línea, Facebook censuró a Cítrica. La imagen fue distorsionada con un cartel que advertía que “esta foto podría mostrar contenido violento y gráfico” (vigente al día de hoy) y la red impedía al medio publicar nuevos posteos. 

 

Una primera respuesta de la empresa de Zuckerberg afirmó desconocer los motivos de la censura y que analizaría el caso. El miércoles, cerca de 24 horas más tarde, el veto fue levantado. 

 

 

 

El levantamiento de la prohibición permitió conocer un video más claro, en el que un compañero de Kane trataba de interceder en su defensa, con corrección extrema y conciencia de sus derechos. “No me toques. Gente de color negro como animales. Le sale sangre. No me tocar. Hacen siempre, eh”. Agregaba un clamor inequívoco para que no le robaran las medias que los policías decomisaban: “Contalas ahora, contalas, contalas ahora”. 

 

Una vez liberado y tras su paso por el hospital, Cítrica recogió el testimonio de Kane: “Cuando me recupere tengo que volver a trabajar porque no queda otra. Y si no me pasa el dolor igual tengo que volver, porque necesito”.

 

¿Actúa un algoritmo racista? ¿Se activan trolls atentos a palabras clave como "Policía de la Ciudad"? ¿Impera el azar?

 

Pasaron cinco días. Maximiliano Goldschmidt, uno de los responsables de Cítrica, aguardaba explicaciones de la plataforma de Zuckerberg. Por ahora, no le pidieron que remitiera su consulta a Irlanda, como le respondieron a la activista María Riot, a quien Facebook le bloqueó una foto artística en 2017. 

 

***

 

EL ALGORITMO DE MARK. La manipulación y la censura por parte de Facebook no resultan del todo sorprendentes para una empresa cuyo primer presidente, Sean Parker, afirmó que estaba “diseñada para explotar las vulnerabilidades de la psicología humana”.

 

La penitencia autoinfligida de Zuckerberg incluyó potenciar el Facebook Journalism Project, que tiene por fin establecer alianzas con medios de comunicación y proveer herramientas para “mejorar la calidad del periodismo”. En nuestras latitudes, Facebook encontró una previsible sociedad con el denominado Foro de Periodismo Argentino (Fopea), organización a la que acaba de auspiciarle un congreso sobre información digital.

 

Afirma Natalia Zuazo en su último libro ,“Los dueños de Internet” (Debate, 2018): “Con noticias verdaderas o falsas provenientes de otros medios o fuentes externas a su plataforma, la empresa de Mark Zuckerberg todavía no explica cómo funciona su algoritmo, es decir, el mecanismo con el que decide qué vemos y qué no”. Acaso el affaire Cambridge Analytica y tantos otros den la pauta de que el motor del algoritmo para privilegiar contenidos ha sido el bolsillo del cliente. 

 

“La doble vara de Facebook es clara: ocultar la información de su fórmula para el gran público y compartirla con sus anunciantes”. 

 

En los últimos meses, Zuckerberg se dedicó a viajar por el mundo y su país para explicar su renovado compromiso contra la posverdad, que no incluyó revelar cómo su red direcciona el contenido. Al fin y al cabo, indica el tecnólogo Evgeny Mozorov citado en “Los dueños…”, “el problema no son las noticias falsas, sino un capitalismo digital que hace rentable producir noticias faltas que dejan ganancias”. 

 

***

 

LA NEGACIÓN DE NIX. Alexander Nix se presentó por segunda vez ante la comisión de Digital, Cultura, Medios y Deportes de la Casa de los Comunes británica. La sesión, el miércoles pasado, había sido casi tan extenuante como la de Zuckerberg ante el Senado estadounidense. Duró 3 horas y 35 minutos.

 

Compareció Nix, ex CEO de Cambridge Analytica. A diferencia de Zuckerberg, este ejecutivo proveniente de varias generaciones de banqueros se mostró desafiante y culpó “a los medios liberales del mundo” por la desgracia que estaba viviendo. Acusó a los diputados que lo interrogaban de reproducir “una narrativa que se ajusta a sus prejuicios”. “Si usted estuviera acá sentado, probablemente se sentiría bastante victimizado”, lanzó Nix a un legislador escocés. 

 

 

 

Cuando el presidente de la comisión, el conservador Damian Collins, le propuso hablar de Argentina, el contraataque de Nix perdió convicción. Lo que eran frases punzantes, elevando la voz por sobre sus inquisidores, se transformó en un tono dubitativo y  en contradicciones. 

 

 

-¿Trabajó en Argentina?

 

-Sí, trabajamos en Argentina.

 

-¿Para quién fue, en Argentina?

 

-Como dije la última vez, generalmente no nos gusta hablar de clientes específicos, simplemente porque hay una confidencialidad con el cliente allí.

 

 

Nix respetó la confidencialidad del contrato con su cliente en la Argentina, que le permitió violentar la confidencialidad de centenares de miles o millones de argentinos. Todo un gesto. 

 


 

 

Collins indagó si Cambridge Analytica trabajó en una “campaña anti Kirchner” en 2015 y si fue pagado por “algún partido opositor o alguien que buscaba cambiar el liderazgo político”. Nix negó con rostro desconcertado y frases entrecortadas. Pero Collins tenía datos. 

 

-Para ser claros: las reuniones giraban alrededor de esa premisa, que era una campaña anti Kirchner, por lo que entonces estaban trabajando para un partido de la oposición u otra persona interesada en influir en la política en Argentina que no estaba apoyando a ese Gobierno.

 

-Esa sería la apariencia.

 

***

 

VIEJOS CONOCIDOS. El macrismo y Facebook son viejos conocidos. Las excursiones presidenciales a encontrarse con líderes del mundo -empresariales y políticos- incluyeron una cita en los albores del Gobierno con Sheryl Sandberg, a cargo de la operación mundial de Facebook. 

 

En febrero de 2016 sentaron las bases para lanzar el plan piloto "Facebook at work" para “ayudar a crear espacios de trabajo productivos y conectados con todos los dispositivos y plataformas”. Se puede dormir tranquilo.

 

El Gobierno de Macri hizo una temprana opción en su política de medios y telecomunicaciones: “Se abandonó el discurso de la democratización y se lo reemplazó por el desarrollo del mercado y la necesidad de atraer inversiones”, señalan Guillermo Mastrini y Martín Becerra en un reciente artículo en Anfibia.

 

La proclama de ingreso al siglo XXI se tradujo en la derogación vía decretos y resoluciones de la legislación anti concentración, y mega fusiones aprobadas de facto; hasta ahora con casi nulos resultados en la mejora de la conectividad y nuevas inversiones, y un marcado retroceso en la pluralidad de voces. 

 

La apuesta por el desarrollo exponencial de Clarín y, detrás, otros grandes conglomerados fue acompañada por la erosión premeditada de los medios públicos hasta anestesiarlos, en lo que parece ser un paso previo a recortes draconianos que llegarán de la mano de la reducción del déficit fiscal. 

 

La debacle de empresarios fraudulentos alimentados por el kirchnerismo terminó de despejar el panorama, con pocos espacios para voces críticas, en contraste con un bloque oficialista que se encuentra anclado en los grandes medios, a toda hora, en todo lugar. 

 

Quedan, no obstante, medios cooperativos como Cítrica y La Garganta Poderosa, sindicada como narco por Patricia Bullrich el viernes pasado. 

 

En una presentación en la que demostró la agresión de jóvenes a un prefecto al bajar de un colectivo en Barracas, la ministra de Seguridad acusó al medio surgido en las villas de fomentar que “el barrio no esté controlado por el Estado legal y esté controlado por el Estado ilegal, como vemos todo los días el intento de invasión del narcotráfico”. 

 

 

 

En los últimos años, La Garganta Poderosa fue la voz que permitió dar a conocer casos de torturas, asesinatos y detenciones ilegales de habitantes de las villas, que terminaron en juicios a los que no hizo referencia la encargada de dirigir las fuerzas policiales -en especial la Prefectura- que perpetraron esos hechos. 

 

 

 

Un vehículo estelar de la circulación de medios alternativos son las redes sociales. La apuesta por la competencia de grandes marcas nacionales e internacionales, el declive de medios públicos -que en la Argentina significa gubernamentales- y la autarquía de plataformas como Facebook y Google pueden redondear un panorama en el que la promesa tecnologicista de la multiplicación de voces termine en el cono del silencio del Agente 86.

 

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