PLANO CORTO. HORACIO RODRÍGUEZ LARRETA

Experto en control de daños

La estrategia que le permitió al jefe de Gobierno salir de la "turbulencia" más entero que Macri y Vidal: baja exposición pública, salir sólo cuando lo llaman y cuidar "lo porteño".

La corrida cambiaria que disparó el dólar, el tarifazo y el pedido de rescate al FMI tocaron la puerta del despacho que tiene Horacio Rodríguez Larreta  en el tercer piso de la Jefatura de Gobierno. La tormenta económica golpeó tanto al presidente Mauricio Macri  y a la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, como al jefe de Gobierno que, sin embargo, fue el menos perjudicado. Baja exposición, una coraza comunicacional centrada en “lo porteño” y pocos sobresaltos en su gestión son sus claves para surfear el complejo escenario económico que complicó a la coalición Cambiemos.

 

La turbulencia económica nacional no fue ajena para la Ciudad. Los números propios que se analizan en Uspallata 3160 lo dejan claro, como también los sondeos de consultoras que no comulgan con el PRO. No obstante, la imagen positiva de Rodríguez Larreta disminuyó menos de lo que retrocedieron las de Macri y Vidal. El jefe de Gobierno bajó entre tres y cuatro puntos, según confiesan sus asesores, que consideran “baja” la caída. La aguja no se movió en intención de voto ni en la valuación de la gestión, afirman. Esos son los índices que más interesan a la mesa comunicacional y política del alcalde.

 

Por el cargo que ocupa, por el lugar de la Capital en el reparto de poder hacia dentro del Gobierno, el terreno que controla Rodríguez Larreta queda siempre en tercer lugar en la consideración mediática, tras la Casa Rosada y la provincia de Buenos Aires. En paralelo, el equipo porteño hace lo imposible para mantener esa tendencia y presentar a su jefe como un funcionario con perfil político bajo. Esa estrategia va a acompañada de la exhibición de un alto perfil, ahora si, abocado a la gestión, que lo presenta como un intendente de la Ciudad, cercano a los vecinos y alejado de la discusión política macro.

 

El mensaje queda claro en sus discursos públicos. En la última apertura de sesiones de la Legislatura, donde se esperan siempre sermones políticos, Rodríguez Larreta evitó temas espinosos y no habló del panorama nacional. Esa reclusión y una consolidación de su gestión logran que, en cada medición, quede mejor posicionado que Macri y Vidal. Además, el Presidente, al ser el máximo referente de Cambiemos, siempre será el más afectado por el derrumbe de la imagen positiva de los dirigentes oficialistas. 

 

 

La decisión de evitar pronunciarse sobre política nacional se rompe en escasas ocasiones. Hay un caso que lo empuja a quebrar esa tradición. Cuando suena el teléfono rojo de la Casa Rosada para salir a respaldar públicamente medidas nacionales, algo que también le exigen a Vidal. Por razones de imagen y por ser la cara sensible de Cambiemos, la gobernadora corre con ventaja a la hora de transmitir un mensaje positivo y humanizar al Gobierno. Fue la primera en hablar públicamente y explicar el ajuste y el recorte del gasto. Recién ahí Larreta se subió al ring, con apenas una serie de tuits en apoyo a las medidas económicas. Lo mismo sucedió con la política tarifaria. Sin embargo, puertas adentro de Cambiemos Rodríguez Larreta siempre está presente en la discusión política. No volvió a la mesa chica de poder como reflejaron algunos medios. Siempre estuvo y mantiene su asiento, mientras otros dirigentes van y vienen, según el contexto. Se lo escucha, opina pero no se expone. Aunque discuta y tenga diferencias con Macri, como quedó evidenciado en la cumbre en Villa La Angostura.

 

Rodríguez Larreta no encarna el rol del vocero sensible y aprovecha ese contexto para mantener su perfil concentrado en la Ciudad de Buenos Aires, donde su gestión cosecha una alta adhesión, siempre según las encuestas. Se enclaustra en su distrito, pago chico del PRO, hasta que le piden que hable. Un control de daños digno de un ajedrecista que conoce, saborea y disfruta del poder político, aunque hace lo útopico para alejar ese rol del imaginario colectivo, amparado en su gestión de cercanía y las reuniones con vecinos, corazón de la estrategia político-comunicacional del larretismo.

 

Como contó Letra P, ante la crisis oficialista, el nombre de Vidal se activó como una carta de emergencia. Larreta también se recluye en la Ciudad ante ese debate, acelerado por medios de comunicación y empresarios. En Cambiemos afirman que la única opción es la triple reelección, como afirmó Rodríguez Larreta en una entrevista con este medio. El alcalde porteño reposa en la Ciudad y su objetivo futuro es 2019. Según confiesa en privado, los ingenieros del Gobierno porteño le prometieron que antes de la primera mitad del año en que buscará la reelección estarán listas las obras del Paseo del Bajo, los viaductos y parte de la urbanización de las villlas capitalinas. El alcalde no moverá su plan y aspira a ganar la Ciudad en primera vuelta. Tenga que enfrentar a Martín Lousteau en una PASO o no. El sueño presidencial sigue vigente pero, fiel a su estilo, esperará el momento oportuno, hacia dentro y fuera de la coalición Cambiemos.

 

 

 

LA PRIMERA VEZ. En plena corrida cambiaria y con el dólar por las nubes, Larreta aprovechó la reunión semanal con su gabinete para brindar un diagnóstico económico general y respaldar las medidas de Macri ante su equipo. Los ministros y secretarios se fueron del encuentro con un pedido. El alcalde los “incentivó” a dialogar con empresarios y funcionarios de segundas y terceras líneas de la Ciudad para “llevar tranquilidad” acerca del camino que estaba tomando el Gobierno. Una especie de boca en boca que pusiera paños fríos y frenara la paranoia social, alimentada por una semana caótica en lo económico.

 

“Es la primera vez en años que lo vi preocupado por la situación económica”, reconoció ante Letra P uno de los presentes en la reunión de gabinete. Rodríguez Larreta siempre creyó que el rumbo de Macri, auxilio al FMI incluido, era el correcto. Según quienes hablaron con él durante esos días, su intranquilidad residía en los dardos y cuestionamientos que recibía el Gobierno por parte de empresarios, analistas privados y la oposición, además de una caída en la imagen positiva reflejada en las propias encuestas que devoran en Parque Patricios.

 

La caída de la imagen positiva de las principales espadas de Cambiemos lo afectó y lo sabe. Sin embargo, siempre sale más entero que el resto de sus compañeros. La explicación reside en que, al menos en los sondeos, la gestión de la Ciudad, y consecuentemente su figura, es acompañada por los porteños. Los temas de la Ciudad que escalan a la agenda mediática nacional se podrían contar con una mano. Esa situación, harto trabajada y diseñada en las oficinas del equipo de comunicación larretista, también le permite surfear y evitar la embestida de la ola de las malas noticias nacionales, como el alza del dólar o los tarifazos. 

 

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