Roberto Costa fue uno de los primeros dirigentes políticos que le abrió las puertas de la provincia de Buenos Aires al PRO, pese a que su origen se lo debe a la Unión Cívica Radical. Desde el partido centenario fue un legislador opositor al peronismo tradicional cuando en 1999 desembarcó por primera vez en la Legislatura bonaerense, como diputado. 12 años después y tras varios mandatos como diputado y senador -y un período como diputado nacional- apostó un pleno por Mauricio Macri y le fue bien. Se fue de la UCR y, a caballo del PRO, integró el Frente Renovador. Después de 2013, cuando se acabó esa alianza electoral, siguió en el PRO y puso la piedra fundamental de Cambiemos en el Senado junto a su compañera de bloque Nidia Moirano. Cuando María Eugenia Vidal se convirtió en gobernadora, Costa se fue ungido como el presidente del bloque oficialista en la Cámara alta provincial, función que retuvo para este 2018. Habla en todas las sesiones del Senado y trata de equilibrar en el bloque que ahora tiene 29 integrantes de un total de 46. Mantiene diálogo fluido con algunos de sus pares peronistas que -en confianza- lo tratan de "Rober". Dice que "Vidal no tiene techo", avizora una compleja negociación paritaria y adelanta algunos planes de la agenda legislativa.
BIO. Senador bonaerense y presidente del bloque Cambiemos. 57 años. Abogado, psicólogo social y martillero público. Casado con la ex senadora Malena Baro. Es uno de los legisladores más filosos en las sesiones de la Cámara alta provincial. Este verano, durante sus días de descanso, leyó la novela best seller La Herida, de Jorge Fernández Díaz, una ficción que recorre las tramas del poder: va desde el Papa Francisco a una operadora política echada de Casa Rosada, pasando por agentes de inteligencia y la desaparición de una monja. También miró la serie Breaking Bad y Scandal
-Ya hace dos años que gobierna Cambiemos. ¿Qué balance hace?
-Fueron dos años de muchos logros pero de mucho por hacer todavía. La situación en la que se encontraban el país y la provincia eran de las peores. Estábamos en default a nivel nacional, teníamos 100 millones de pesos en la caja de la provincia, o sea, una situación insostenible. A partir de una administración muy justa y cuidadosa y con búsqueda de consensos principalmente con los presupuestos, el primero el de 2016 y el del 2017, logramos sobreponernos. A nadie le gusta tener que aumentar impuestos o tener que aumentar servicios o transporte pero todos sabemos que veníamos de una política extremadamente mentirosa, sin ningún tipo de elemento para poder pensar en cómo proyectar, porque todos los guarismos era mentirosos. El INDEC era mentiroso, no se atendía el nivel de pobreza que teníamos. Se decía que teníamos menos pobreza que en Alemania. Todas esas cosas que hacían era tapar parche sobre parche. Fue una situación difícil pero por lo menos se ve una luz al final. Por supuesto que se está trabajando para un país con un futuro venturoso, lo que pasa es que el trabajo para el futuro no tiene que hacer más difícil el presente. Hay que hacer una ponderación al gradualismo, trabajar para un futuro mejor no significa olvidar las necesidades del presente. No podíamos realizar un ajuste como era necesario porque era invivible.
-¿Eso es el gradualismo que defiende Cambiemos?
-Todas las recetas dicen que las medidas se toman de entrada, pero eso se puede tomar cuando el déficit fiscal es de un punto, pero no cuando es como el que tenía la Argentina en donde realizar el ajuste era terminar también con muchos argentinos debajo de la línea de la indigencia y más la de mitad en la línea de pobreza. Nosotros sabíamos que en el primer año íbamos a tener un crecimiento en el nivel de la pobreza, ahora ya estamos en 28% y hace pensar que, teniendo una política correcta en los próximos años y no viendo la foto sino viendo la película, vamos a ir al decrecimiento constante de la pobreza hasta llegar a niveles lógicos para un país como el nuestro.
-Remarcaba los presupuestos. El pedido de endeudamiento que incluía fue altísimo e histórico, sin embargo consiguieron el acompañamiento. ¿Fue positivo pedir tanta autorización de deuda?
-Sin lugar a dudas es positivo. Demostramos en el primer año que la deuda era para campear el déficit y que no se utilizaba para generar mayores gastos. En el primer año bajamos el déficit operativo notablemente y en 2017 no tuvimos déficit. Y este presupuesto de 2018 no prevé déficit operativo, sino que prevé superávit. El endeudamiento que estamos pidiendo en 2018 es para pagar servicios de la deuda y para hacer obras. Es la primera vez en la historia de Buenos Aires que hay un nivel de inversión de obra pública como el que tenemos nosotros ahora. Éste fue el primer gobierno de la provincia que se animó a reclamar los fondos del conurbano que se nos venían quitando año tras año. El pacto fiscal recupera para la provincia parte de lo que perdimos y hace que podamos pensar en años mucho mejores.
- ¿Cuál será la agenda en la Legislatura para este año?
-Me animo a decir que lo más importante va a tener que ver con una nueva ley de obras públicas, porque la que tenemos debe tener 50 o 60 años. Además hay que pensar en reformas electorales para tener el año que viene un sistema que nos permita controlar mejor los gastos de la campaña. Pensar en que tendríamos que olvidarnos de las PASO, salvo aquellos partidos que los necesiten, que deje de ser obligatorio para que aquellos que no la tienen no tengan que ir a votar, gasta en boletas y demás. Y habría que revisar un nuevo sistema: boleta única electrónica o impresa para que de esa manera tengamos un sistema que no genere tanta posibilidad de fraude. Personalmente, creo que si se decide anular las PASO se podría analizar la posibilidad de hacer ballotage en todos los cargos, sea intendencia y gobernación también. Para que no suceda que alguien con menos del 20% llegue a la intendencia y después no pueda gobernar.
Costa, en el recinto antes de comenzar una sesión del Senado bonaerense (Foto: AG La Plata)
-¿En Cambiemos asoma un escenario de PASO para 2019?
-No, pero todos los partidos –al menos en privado- hemos estado de acuerdo en que las PASO no dieron un resultado importante. Nosotros tuvimos PASO en 2015, pero que no sea obligatorio para todos los partidos.
-¿Cómo imagina la paritaria docente que aún no empezó?
-Es un tema difícil. El año pasado era un año electoral y este año es un año con muchas dificultades con los gremios. La situación que, gracias a dios, la Justicia empezó a avanzar con aquellos -sindicalistas- que han hecho mal las cosas, genera para algunos dirigentes la idea de que es una guerra contra ellos y nada que ver.
-¿Esa situación puede condicionar las negociaciones?
-Eso hace que estén llamando a movilizaciones porque tienen citaciones judiciales, entonces se hace complicado. Creo que vamos a llegar con un ambiente un poco revuelto a las paritarias. Esperemos que los gremios docentes sepan diferenciarse de ese inconveniente y lleven adelante una negociación que tenga que ver con una recomposición salarial lógica y que el Ejecutivo provincial pueda pagar, para trabajar en el marco de lo posible.
-¿A qué le atribuye que Vidal siga teniendo buena imagen y no así los funcionarios del Gobierno nacional o el propio Mauricio Macri?
-Ya no es una cuestión de imagen, sino de resultados de una gestión eficiente y eficaz. Porque las imágenes son muy variables. Ella se está consolidando cada vez más porque la realidad es que no se construye desde falacias. Está a fondo en el día a día, en todos los lugares, solucionando los problemas y ocupándose de lo que hay que hacer: estando y haciendo como ella nos pide. Y por eso creo que se va a consolidar y a sostener, porque tiene un espíritu de trabajo, una capacidad de conducción que la lleva a no tener defecciones. Y lo de ella siempre es positivo y va claramente en búsqueda de mejoría de la calidad de vida los bonaerenses.
-El presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Mosca, dijo que le “encantaría” un segundo mandato de Vidal. ¿Coincide?
-Yo lo que creo es que después de los resultados que estamos teniendo, que sin lugar a dudas la gobernadora va a consolidar en estos próximos años, sería muy bueno que María Eugenia tenga otro mandato en Buenos Aires. Pero bueno, falta mucho y pueden pasar otras cosas también. La capacidad demostrada por María Eugenia no le pone techo.
-¿Cuál será el impacto de los últimos aumentos?
-Son medidas que llamé impopulares, pero necesarias porque hay que sincerar. No se puede seguir haciéndole creer a la gente que puede vivir consumiendo energía de una manera, combustible de una manera, cuando lo que está haciendo el Estado es subsidiando eso. Y cuando lo subsidia lo pagamos todos. Cuando se subsidia el que menos tiene paga los gastos del que más tiene y era lo que estaba pasando en la Argentina: que se estaba pagando más barata la energía en el gran Buenos Aires y en la Capital que el interior. Este sinceramiento de precios hace también que sea más justo y nos enseña, por ejemplo, que las luces cuando no se usan hay que apagarlas. También la mayor parte de los trabajadores toman un colectivo y un tren, o dos colectivos para ir a trabajar y este sistema que le da un descuento en el segundo viaje hace tengan un beneficio y es que no sea tan alto el aumento.
-¿Cómo está la relación entre el PRO y la UCR dentro de Cambiemos?
-Toda mi militancia la hice en el radicalismo. Hoy formo parte del PRO, tengo una relación con mis correligionarios -o ex correligionarios, como quieras llamarlo- bárbara y creo que, más allá de algunas excepciones que hacen planteos anacrónicos, estamos en una convivencia y compartiendo las formas en las cuales llevamos adelante el gobierno. Creo que la gran mayoría está totalmente convencido. Algunos marcan sus diferencias y, los menos, con posturas que ya quedaron en el tiempo.