El gobierno de Mauricio Macri dominará el Consejo de la Magistratura y tendrá, a priori, ocho de los 13 miembros bajo el amplio paraguas de Cambiemos y los distintos estamentos del organismo que nombra, sanciona y remueve jueces.
La lista Juan Pablo Mas Vélez – Diego Marías, forjada bajo un acuerdo entre el PRO y la UCR, se impuso en la elección de abogados por la Capital Federal y se quedó con la única banca en juego. Es la segunda victoria al hilo para Cambiemos, que viene de quedarse con la silla de los abogados del interior. Con este resultado, Cambiemos tiene influencia directa sobre siete de los 13 integrantes del organismo: los diputados nacionales Pablo Tonelli (PRO) y Mario Negri (UCR); el senador Ángel Rozas (UCR); el juez Luis María Cabral; el representante del Poder Ejecutivo, Juan Bautista Mahiques y los flamantes representantes de los abogados Mas Vélez y Marina Sánchez Herrero. En tanto, se prevé que Diego Molea, rector de la Universidad de Lomas, reemplace al académico Jorge Candis.
En el oficialismo apuestan a aceitar el vínculo con Molea y contarlo dentro del bloque que controla Cambiemos y llevarlo a ocho integrantes. Un scrum de consejeros que desencadenaría un control total del Gobierno sobre el Consejo.
Mas Vélez, un histórico militante radical vinculado al mundo de la abogacía, asumirá al frente del organismo judicial para representar a los matriculados de la Ciudad de Buenos Aires. Lo hará junto a su correligionaria Sánchez Herrero, que ingresa por el mismo estamento aunque en representación del interior. Ambos pertenecen a la orgánica de la UCR y las listas que encabezaron se confeccionaron y aprobaron dentro de la coalición Cambiemos. El representante de la Capital, actual vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, llega al Consejo con el apoyo de dos pesos pesados del mundillo judicial y del radicalismo: Daniel "el Tano" Angelici y Enrique "Coti" Nosiglia, cada vez más unidos y con proyectos en común.
El triunfo del Gobierno llega en una semana incómoda desde el ámbito judicial. Días atrás, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, cuestionó en duros términos la transparencia del gobierno de Macri, insinuó que un sector de Cambiemos se mueve sobre un manto de impunidad y, como hace con frecuencia, apuntó contra Angelici. Sus declaraciones se produjeron horas después de un cruce furioso con el ministro de Justicia, Germán Garavano, y de conocerse la absolución de Carlos Menem en la causa que investiga la venta de armas a Croacia y Ecuador.
En este particular contexto de fuego amigo e intercambio de dardos discursivos, el presidente de Boca Juniors le llevó un triunfo político y judicial al presidente Macri.
Sin embargo, Angelici no es la única espada cercana a Macri que siguió de cerca este elección. El encargado de tejer el acercamiento entre el PRO y la UCR fue el secretario de Legal y Técnica de la Nación, Pablo Clusellas. Hasta hace una semana en el seno de la mesa judicial del Gobierno lo cuestionaban por no haber impedido la candidatura de Alejandro Fargosi, que obtuvo un buen resultado y quedó en tercer lugar. El Gobierno buscó acercar posiciones con el ex consejero y hasta hubo negociaciones para que baje su candidatura, pero Fargosi se mantuvo firme.
Esta elección cambió la estrategia del PRO de los últimos años en torno a las elecciones de abogados y la Magistratura nacional y porteña. Por casi una década, el macrismo jugó en alianza con Jorge Rizzo, hombre fuerte del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF) y líder de la organización Gente de Derecho. El quiebre fue buscado por el partido amarillo, que arriesgó y logró su cometido: se quedó con las dos bancas en juego para el Consejo de la Magistratura de la Nación, llegó a un entendimiento con la UCR para fortalecer Cambiemos y desechó su alianza con Rizzo, planeada desde hace meses y aprobada por Macri, como contó Letra P.