El papa Francisco presidió el martes la misa por el progreso de los pueblos en el Aeródromo de Maquehue, en Temuco, donde saludó a los miembros del pueblo mapuche y demás “pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua y atacameños y tantos otros”. También hizo mención a la anterior condición del aeropuerto como centro de detención clandestino durante la dictadura de Augusto Pinochet.
En ese marco, el obispo de Roma se refirió a los episodios de violencia que hace ya muchos años se dan en la Araucanía chilena por parte de grupos mapuches radicalizados y que el año pasado se extendieron a la Argentina, con el caso Maldonado como la consecuencia más conocida. El Papa reivindicó el reconocimiento a la cultura de los pueblos originarios, pero cuestionó la violencia como método válido para defenderla.
“Es imprescindible defender que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa”, enfatizó.
Francisco explicó que “por eso decimos ‘no a la violencia que destruye’, en ninguna de sus dos formas. Estas actitudes son como lava de volcán que todo arrasa, toda quema, dejando a su paso sólo esterilidad y desolación”, por lo que pidió buscar “el camino de la no violencia activa, ‘como un estilo de política para la paz’. Busquemos y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad”.
Respecto al uso del aeropuerto como centro de detención y tortura, destacó ante unos 200 mil asistentes a la misa: “Lo hacemos en este aeródromo de Maquehue, en el cual tuvieron lugar graves violaciones de derechos humanos. Esta celebración la ofrecemos por todos los que sufrieron y murieron y por los que cada día llevan sobre sus espaldas el peso de tantas injusticias”.
Francisco visitó también la sede de la Universidad Católica en Santiago, donde aprovechó para reiterar su prédica contra el pensamiento uniforme que propone la cultura globalizada y el relativismo cultural que diluye los relatos orientadores poniendo todo en un plano de igualdad o desidia.
En ese marco, se refirió a “esta sociedad líquida o ligera” donde van desapareciendo los puntos de referencia desde donde las personas pueden construirse individual y socialmente. Y señaló que una posible causa de falta de consistencia sea la pérdida del espacio público”.
“Sin el ‘nosotros’ de un pueblo, de una familia, de una nación y, al mismo tiempo, sin el nosotros del futuro, de los hijos y del mañana; sin el nosotros de una ciudad que «me» trascienda y sea más rica que los intereses individuales, la vida será no sólo cada vez más fracturada sino más conflictiva y violenta”, aseguró el papa argentino.
Durante la jornada en Temuco, al mediodía, también visitó el convento de las hermanas de la Santa Cruz, donde almorzó con un grupo de personas representantes de la región de la Araucanía, entre ellas, ocho mapuches de distintas comunidades.