Reservó el último día para enfrentarse a quien será su rival directo en el cuarto oscuro. Desde la elección del lugar, hasta la selección de quienes estuvieron sobre el escenario y la casi media hora que duró el discurso, el cierre de campaña de Cristina Fernández de Kirchner estuvo diseñado para pegarle al primer precandidato a senador por Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, el ex ministro de Educación Esteban Bullrich.
“Ustedes vieron que yo no hablé de ningún candidato, pese a que todos los candidatos y todas las candidatas me mencionan como en un rezo”, introdujo Cristina para avisar lo que iba a ser una novedad en su campaña: la mención directa a Bullrich, a María Eugenia Vidal y a Mauricio Macri, aunque sin decir sus nombres. “No puedo dejar de mencionar a quien es el ex ministro de Educación y que es candidato a senador del Gobierno, de Cambiemos, del Presidente y de la gobernadora”, agregó.
La elección del lugar que Cristina usó como escenario de cierre de campaña no fue casual. Se trata de la sede de la Universidad de La Matanza en González Catán, que comenzó el kirchnerismo pero que terminó el municipio que conduce Verónica Magario – anfitriona ovacionada por los cerca de mil jóvenes militantes que colmaron el auditorio y primera oradora del acto – con fondos propios porque el gobierno de Macri se negó a financiar. La sede –nueva, moderna y con capacidad para albergar a unos tres mil alumnos – resplandece entre las calles de tierra de un barrio popular matancero. Pero se convirtió en “un edificio fantasma”. La responsabilidad de que el edificio esté desocupado, dijeron Magario y Cristina, es del ex ministro Bullrich, que nunca habilitó los fondos para pagarles a los profesores que debían enseñar allí.
“El candidato del Presidente y de la gobernadora no ha hecho bien su trabajo, no lo ha terminado. Creo personalmente que tienen una matriz de pensamiento y de ideas que puede observarse a lo largo de esta campaña”, arrancó Cristina sobre el escenario, parada delante de los candidatos de Unidad Ciudadana y rodeada por estudiantes de distintas universidades del conurbano bonaerense.
Luego, enumeró la seguidilla de furcios y errores que cometió el ex ministro a lo largo de la campaña: desde la idea de que los desocupados deben dedicarse a fabricar cerveza artesanal, hasta la mezcla entre el femicidio y el Ni Una Menos al hablar del aborto y la celebración de que “cada día hay un metro más de asfalto, un pibe más preso”. “Nosotros pensamos que cuantas más universidades se abran, menos cárceles vamos a necesitar”, disparó Cristina luego de pedir el voto matancero “para abrir esta sede de la universidad y que los pibes y las pibas de González Catán tengan su universidad”.
En sintonía con lo que viene haciendo desde el acto de Arsenal en el que dejó inaugurado el espacio Unidad Ciudadana, Cristina volvió a hablar de la necesidad de “escuchar a la gente” y los afectados por las políticas del Gobierno nacional, aunque esta vez solo subió al escenario a los estudiantes, con los que confrontó directamente con Bullrich.
“La gobernadora debió abandonar la gestión para sumarse a la campaña, transitar todos los canales y estudios de televisión. Uno prende la tele y la encuentra”, dijo Cristina y volvió a cargar contra Bullrich: “Es evidente que no era el mejor ministro de educación de la historia; ahora lo tienen que esconder como candidato”.
Abajo del escenario se mezclaron dirigentes kirchneristas con jóvenes universitarios y algunos militantes del peronismo matancero, que taparon el cierre previsto por los organizadores con “Juguetes Perdidos”, de Los Redondos, con la marcha peronista.
“Estamos discutiendo cosas en la Argentina que pensábamos que ya no íbamos a volver a discutir. Estamos discutiendo sobre el trabajo, la comida, los remedios”, apuntó Cristina antes de hacer una mención especial a Santiago Maldonado y exigir que el Gobierno nacional aclare qué pasó con el joven que desapareció en Chubut durante un operativo de Gendarmería.
Sobre el cierre, la ex presidenta dejó plantada otra novedad: la autocrítica. “Debo reconocer que algunas veces no hemos sido tan humildes como hubiéramos debido ser”, ensayó Cristina. Después, salió a pedir directamente el apoyo para Unidad Ciudadana: “Todos sabemos cuál es el voto que más va a entender el Gobierno, qué voto es un llamado de atención para cambiar el rumbo”.
En el auditorio quedó la sensación de que fue el cierre redondo de una campaña que Cristina planificó con precisión de principio a fin. Y que puede significar su resurgimiento triunfal o la clausura de un ciclo.