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El enfrentamiento entre el juez federal Claudio Bonadio y la senadora Cristina Fernández de Kirchner no es nuevo. El pedido de desafuero y procesamiento con prisión preventiva para la ex mandataria es el último y más peligroso capítulo de la pelea.
Bonadio tuvo como antecedente para llegar a la Justicia ser el subsecretario de Legal y Técnica de Carlos Corach durante el menemismo. Domingo Cavallo denunció que Corach escribió en una servilleta los nombres de los magistrados que eran afines al menemismo. Entre ellos, estaba el de Bonadio.
Las dos salas de la Cámara Federal lo sancionaron varias veces por arbitrariedad, dado que no dejaba a las partes acceder a los expedientes en trámite. La instrucción es secreta excepto para los involucrados.
Este juez, tan afecto a hablar y expresarse políticamente a través de sus fallos, es uno de los más antiguos en el fuero federal. Pero la actividad política del magistrado comenzó en los años ’70, cuando se vinculó a la derecha peronista de Guardia de Hierro. Ya en los ’80, se recicló en el Frente de Unidad Peronista, que conducía Miguel Ángel Toma.
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Bonadio quiere ver a Cristina presa en el marco de una acusación por “traición a la patria” por la firma del memorándum de entendimiento con Irán para intentar esclarecer el atentado a la AMIA, causa por la que, en 2005, el magistrado fue denunciado por “encubrimiento” en el Consejo de la Magistratura. El entonces y actual senador Miguel Pichetto (antes kirchnerista, hoy opo-oficialista) fue quien encabezó la defensa del juez y logró los votos para desestimar la denuncia.
Bonadio fue apartado de la causa que investigaba el encubrimiento y las pistas falsas plantadas en la causa por el atentado terrorista a la mutual judía AMIA. Los motivos del apartamiento eran varios, pero la acusación más significativa era por haber estado cinco años sin mover el expediente, beneficiando así a su colega amigo Juan José Galeano (quien es juzgado en la actualidad) y a su ex jefe Corach, ambos acusados de manipular la causa AMIA.
A lo largo de su carrera, Bonadio acumuló más de 50 denuncias ante el Consejo de la Magistratura que luego fueron desestimadas. Algunas de ellas eran por delitos graves.
Antes de retirarse del poder, Cristina Fernández aseguró que no le tiene miedo “a ningún juez pistolero”, en alusión al magistrado que más dolores de cabeza le produjo desde el 10 de diciembre de 2015 a la fecha, con la batería de allanamientos a propiedades y millonarios embargos dispuestos sobre sus bienes personales y el de sus hijos.
Durante diez de los 12 años de kirchnerismo, Bonadío nunca “molestó” a la familia presidencial con sus investigaciones, hasta que en el año 2013 se acercó a Sergio Massa. Allí se terminó la paz.
Con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, la embestida judicial de Bonadio a la familia Kirchner terminó de desatarse. De la nada durante una década, a la hiperactividad judicial. Hotesur, AMIA y dólar futuro son algunos de los expedientes que tiene Bonadio a su cargo y que apuntan no solo a Cristina Fernández, sino que en la línea de fuego aparecen muchos de sus ex funcionarios. La temporada de caza sigue vigente (y promete más).