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Indultado por Kuczynski, Fujimori vuelve a ser clave para el futuro de Perú

Tras salvarse de la destitución por el apoyo de parte del fujimorismo, el presidente Kuczynski  indultó al ex mandatario. Protestas en la calle y reacomodamientos políticos en el Palacio.

Como anticipó Letra P, la decisión de un grupo de congresales fujimoristas, encabezados por Kenji, el hijo del ex presidente Alberto Fujimori, de abstenerse de votar la destitución o vacancia del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski y, consecuentemente, impedir que se apruebe, estuvo indudablemente atada a la decisión tomado por PPK en vísperas de nochebuena de indultar al ex mandatario.

 

Denunciado por directivos de Odebretch por haber recibido coimas cuando era ministro del ex presidente Alejandro Toledo -prófugo en los Estados Unidos-, Kuczynski quedó entre la espada y la pared cuando la mayoría fujimorista del Congreso, aliada con un sector de la izquierda y otros grupos menores, le inició un proceso de vacancia -destitución- al considerarlo con “permanente incapacidad moral” para seguir gobernando Perú.

 

Sin suficientes legisladores propios para frenar el proceso -su espacio tiene apenas 18 de 130 congresales- Kuczynski realizó dos movimientos claves. El primero fue que sus vicepresidentes advirtieran que, si lo destituían, ellos se iban con él, obligando a eventualmente adelantar el llamado a elecciones generales y, consecuentemente, adelantando también la pelea por la sucesión en la oposición. El segundo se hizo visible en la víspera de nochebuena cuando, contrariando sus promesas de campaña, Kuczynski indultó al ex presidente Fujimori por “razones humanitarias”.

 

Si alguien tenía dudas acerca de las verdaderas motivaciones de Kenji y sus aliados de abstenerse se las sacó inmediatamente y, por si fuera poco, Kenji subió a sus redes un video reflejando el momento en que Fujimori se entera del indulto, acompañado por él.

 

 

 

Pero los problemas para Kuczynski están lejos de terminarse. Tras el polémico indulto, muchos antifujimoristas –que fueron fundamentales para que él le ganara las elecciones en segunda vuelta a la hija del líder preso, Keiko Fujimori– salieron a las calles a protestar y a pedir su renuncia. No sólo eso. Desde la ONU rechazaron el indulto, dos ministros presentaron la renuncia y tres de los apenas 18 congresales anunciaron su alejamiento de la bancada oficialista, en rechazo al indulto.

 

La apuesta de Kuczynski es paradójicamente ahora por el fujimorismo o al menos parte del mismo. Analistas políticos peruanos descuentan que el acuerdo Kuczynski-Fujimori va más allá del indulto y la abstención y suponen que, de vuelta en libertad, el viejo patriarca ya no será el anciano enfermo que buscaba compasión por su estado de salud, sino que intentará volver a ser el jefe de su facción. La pregunta del millón en Perú, dice el periodista político Uri Ben Schmuel, es si le alcanzará.

 

 

 

Para lograrlo, tal vez tenga que chocar con su propia hija, quien pese a perder las últimas dos elecciones en segunda vuelta, logró convertir a Fuerza Popular -el partido fujimorista- en el principal partido político de Perú, con despliegue en todo el territorio y una bancada de 71 congresistas.

 

Es probable que ahora Fuerza Popular se divida y que parte de este espacio intente sostener a Kuczynski, al menos hasta tanto se defina la interna fujimorista. Del otro lado quedará la izquierda, que también se dividió respecto a la vacancia o no de Kuczynski -y las implicancias que eso tenía respecto al fujimorismo- y partidos menores que ocupan el espacio del centro a la derecha.

 

 

 

Diecisiete años después de su renuncia y ocho años después de ser condenado a prisión acusado de terrorismo de Estado y corrupción, Alberto Fujimori, el “Chino” que gobernó Perú entre 1990 y 2000 instalando el libre mercado, aplicando mano dura contra los grupos terroristas, sobornando legisladores y periodistas y hasta cerrando el Congreso cuando este no le respondió, vuelve a ocupar el centro de la escena política peruana. Tal vez, nunca dejó de hacerlo.

 

Fernando Cerimedo, asesor de Javier Milei acusado de conspirar contra el gobierno de Lula da Silva.

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