Se cumplieron 40 años del último golpe de Estado. De la noche más triste y larga de nuestra historia. Una noche que se extendió hasta el 30 de octubre de 1983, día en el que como pueblo recuperamos el habla e iniciamos un camino por la búsqueda de la verdad y la justicia.Hemos transitado un camino tan largo como doloroso y las penas que aún nos quedan son al mismo tiempo los estímulos que nos invitan a seguir luchando por traer más claridad.
Es un día de reflexión, pero también es un día de compromiso. De un compromiso que no debe caducar en 24 horas ya que como ciudadanos tenemos la obligación de mantener viva la memoria como cimiento de nuestro futuro.40 años después decimos Nunca Más y alzamos la voz para pedir por los que aún no están, por los que aún no fueron encontrados, por las historias que aún no fueron esclarecidas; y por nuestra historia doliente debemos hacer de nuestra Democracia una Democracia cada vez más justa, más transparente y más amplia.
En eso debemos aunar nuestros esfuerzos. En terminar las grietas, no importan los colores políticos, nuestro país debe encontrarnos juntos, fortalecidos y determinados bajo un mismo objetivo nacional: fortalecer la Democracia.
No nos podemos permitir tener desaparecidos y menos aún que muchos de ellos hayan desaparecido en nuestra historia reciente producto del mismo proceder macabro que creíamos desterrado con la vuelta a la vida en 1983.
Por eso, debemos estar despiertos, reconstruir nuestro pasado. Hacernos cargo de lo que vivimos como Nación, sin recortes. Es necesario tener una mirada amplia sobre los Derechos Humanos, y sobre todo valorar el aporte de muchos hombres y mujeres, que muchas veces desde el anonimato, hay aportado luz en medio de tanta oscuridad.