"Nos quisieron hacer creer que fueron los pibes del barrio, pero no es azar ni casualidad”, arriesga un vecino del country Grand Bell, donde este miércoles, a las 10.30 de la mañana, dos personas armadas y equipadas con instrumentos para reducir a sus víctimas entraron a la casa del intendente platense, Julio Garro –que, como buen dirigente del PRO, ganó las elecciones montado sobre la promesa de una ciudad segura-, ataron a su esposa, a sus cuatro hijas, a su cuñada y a sus tres hijos y, según la información que hizo trascender la Policía, se llevaron dinero en efectivo, joyas y otros elementos de valor.
La hipótesis del robo al voleo –en rigor, del robo sin más motivaciones que el delito común- no cierra muros y alambrados adentro del exclusivo barrio privado de City Bell, la localidad residencial ubicada siete kilómetros al norte del centro de la capital provincial. “Nunca vamos a saber si se llevaron algo o entraron a dejarle algo”, especula el mismo vecino, que vive hace 15 años en el Grand Bell y ofrece los datos que derrumban el mito de la seguridad de los barrios cerrados: seis casas vulneradas recientemente, la última, la del mellizo Gustavo Barros Schelotto.
“A nosotros nos vigilan todo el tiempo, pero (los ladrones) entran como pancho por su casa”, se queja otro vecino del complejo, y describe ese sistema de seguridad que es celoso con los habitantes del barrio pero, a la luz de los hechos, no resulta un escollo infranqueable para los ladrones: guardia de seguridad privada permanente, cámaras de monitoreo y tarjetas magnéticas de identificación de quienes viven allí y de sus empleados. Además, las prevenciones de cada propietario, que también contradicen la fantasía de la tranquilidad que produjo el boom de los countries en los noventa: “Todas las casas tienen alarmas, postigos, llaves y rejas, como en cualquier barrio”.
La reconstrucción del episodio sufrido por los familiares del intendente platense es, por ahora, muy precaria. Cómo llegaron los dos extraños hasta la casa del jefe comunal, que en las elecciones de octubre pasado derrotó al peronista Pablo Bruera y le frustró su segunda reelección, no está claro.
En el barrio admiten que una cosa es que los intrusos hayan sorprendido a sus víctimas fuera del predio y las hayan empujado a punta de pistola hasta la casa, lo que permitiría admitir la hipótesis del robo al voleo, y otra muy distinta si, en rigor, los delincuentes burlaron la seguridad del barrio y se dirigieron justamente a la casa del intendente de la capital provincial, una elección difícil de adjudicarle al azar teniendo en cuenta el profesionalismo con el que los delincuentes ejecutaron la faena. Sería muy llamativo, también, que los ladrones, sabiendo que se trataba del domicilio y la familia de Garro, eligieran ese target si el objetivo no era, justamente, atacar la casa del Intendente por razones distintos a los que motivan el delito común.
Concretamente, nadie descarta, mientras se realizan las pericias que podrían arrojar algo de luz sobre la oscuridad que rodea al episodio, que el intendente haya sido destinatario de un mensaje intimidatorio. Es más: trascendió que la Policía investiga a un vecino del barrio que podría haber actuado como entregador. Si así fuese, en la cabeza de nadie cabe que sea marcada la casa del intendente si no existen intenciones de golpear deliberadamente ahí.
En el barrio le bajan el precio a la posibilidad de que las víctimas hayan sido atacadas en el ingreso al predio: apunta que el acceso –ubicado sobre la calle 11, a unas cuadras del Country Club de Estudiantes de La Plata, el predio deportivo y recreativo donde entrena y concentra el plantel profesional del Pincha- presenta siempre un intenso movimiento. “Hay muchas obras; entonces todo el tiempo entran y salen albañiles, parqueros…”, explica una de las vecinas que hablo con Letra P. Y advierte: “Es muy preocupante que hayan entrado a las diez y media de la mañana”.
En esa línea de especulaciones, apuntan dos datos relevantes: la casa de Garro no está ubicada cerca de la entrada ni destaca entre las demás construcciones del predio. “Hay casas mucho más importantes que esa”, señalan.
El intendente platense se mudó al Grand Bell luego de la inundación del año 2013. Producto del trágico fenómeno que castigó a La Plata, la vivienda en la cual vivía Garro en el barrio platense de La Loma quedó inhabitable y el por entonces diputado provincial eligió cambiar de residencia.