Cuando Luis Rodríguez llegó a Comodoro Py proveniente de la dura justicia de la provincia de Buenos Aires, instaló en su despacho un ritual ineludible: todos los viernes al mediodía, el juez invitaba a sus empleados con sánguches de miga y gaseosas. Un pequeño gesto mientras él almorzaba en establecimientos de alto nivel en los cuales instaló su muletilla: “Yo antes comía mortadela, pero ahora voy a comer jamón del medio”.
Son postales que pintan de cerca al juez que Sandra Arroyo Salgado prefiere para que se quede con la instrucción del caso de Alberto Nisman. La jueza de San Isidro alega que hay conexidad porque Rodríguez investigó la causa de amenazas contra el ex fiscal del caso AMIA.
Tras 18 años como juez de instrucción, Cristina Fernández de Kirchner postuló a Rodríguez en 2013 para cubrir el juzgado federal 9, que antes ocupaba el destituido Juan José Galeano. Fue el candidato más resistido por el Senado: tuvo 39 votos a favor y 18 en contra.
Tenía un legajo complicado: había sospechas de que había "hecho trampa" y contaba de antemano con las respuestas del examen que le tomó el Consejo de la Magistratura. Además su mujer, Silvia Arcos, era prosecretaria letrada del organismo, con sospechas de arreglo de concursos. Y el padrino de su hija es Javier Fernández, gestor judicial del kirchnerismo que cayó en desgracia con la salida del ex espía todopoderoso Jaime Stiuso de la SIDE y recién a fines del año pasado logró recomponer algunos vínculos al punto que el empresario Cristobal López se hizo cargo de medios en los cuales tenía participación accionaria, como radio Vorterix o la señal de noticias CN23.
El caso es que ahora Fernández tiene un panorama mejor por la ascendencia de su socio el sushi Dario Richarte sobre la nueva conducción de la AFI en manos del manager de jugadores de fútbol Gustavo Arribas. El rompecabezas se cierra con el hecho de que el camarista Martín Irúrzun -que, como buen radical, es amigo de Richarte- tiene cada vez más poder en los tribunales federales ya que controla las escuchas judiciales por delegación de la Corte Suprema y también los sorteos de las causas que se reparten los federales: en definitiva, Rodríguez está muy bien posicionado para asumir la investigación del caso Nisman.
La obsesión de Arroyo Salgado porque el caso aterrice en Comodoro Py se la explicó la madre del ex fiscal, Sara Garfunkel, a la fiscal Vivina Feín: la jueza de San Isidro espera confirmar la teoría del asesinato para luego iniciar una maga demanda contra el Estado por negligencia al momento de custodiar la vida de quien fuera el fiscal más importante del momento.