Resuelto el acuerdo político entre el oficialismo y la oposición que culminó con la designación del ex diputado provincial Guido Lorenzino como nuevo Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, ahora comienza un trabajo entre fiestas para modificar una estructura con el objetivo de aplicar un esquema inédito. En la esquina platense de 7 y 49 -sede central de la Defensoría- hay incertidumbre por cómo se van a reorganizar las secretarías. El rol del flamante funcionario, que escuchará al massismo, al Movimiento Evita y a los radicales -las nuevas secretarías adjuntas-, pero que comandará y decidirá él.
El día después de la doble jornada maratónica en la Legislatura bonaerense reunió a Lorenzino con el ex titular de la Defensoría del Pueblo, Carlos Bonicatto, para comenzar a delinear un nuevo esquema de trabajo en la institución que tiene como principal función garantizar los derechos de los ciudadanos de la provincia, asesorando y gestionando sus quejas diarias, basándose en la no neutralidad como criterio de acción y evitando en la medida de lo posible la judicialización, a través de la mediación y el diálogo.
Según pudo saber Letra P, por estos momentos se van a empezar a suceder una serie de reuniones entre todos los nuevos actores, para darle forma al organismo.
En la noche de este último miércoles, la Legislatura amplió el cupo en la cúpula del organismo. Allí quedaron al mando, además de Lorenzino -que había pasado de hombre de confianza de Daniel Scioli a operador político de Florencio Randazzo-; Martello; el representante del Movimiento Evita Eduardo Ancona; y el radical Marcelo Honores. El ex diputado provincial y ex titular de la Coalición Cívica bonaerense será Defensor general adjunto -que hará las veces de interino en caso de que Lorenzino se ausente por algún motivo-; mientras que las nuevas secretarías adjuntas son temáticas: Derechos Humanos -Honores-, Derechos Sociales -Ancona-, y una vacante -en teoría, para La Cámpora-.
La estructura actual encabezada por Honores como secretario general se va a disolver. Ahí empezarán a reubicarse los nuevos adjuntos, que en realidad la única diferencia que tienen con respecto a los actuales secretarios es que cuentan con el voto de las Cámaras y la estabilidad de cinco años. Pero lo que existirá constitucional y legalmente es la figura del Defensor. Lorenzino será quien delega las distintas responsabilidades, competencias y atribuciones a los distintos adjuntos, descartando la posibilidad de un manejo compartido.
"Administrativamente por ahora es todo una gran incógnita: desde firmar una resolución hasta ponerse de acuerdo políticamente en un tema", comentan por los pasillos de la Defensoría, a la espera del desembarco de las nuevas autoridades.
Muchos observan esta creación de secretarías adjuntas y califican directamente como un "papelón" el nuevo esquema. "Fue una rosca de puro acuerdo político para repartir cargos", reprochó un dirigente opositor. Por su parte, la justificación de algunos de los protagonistas de la nueva estructura tiene que ver con que había que darle una respuesta a la presión de la Justicia para regularizar la situación de la Defensoría.
Queda claro que los intendentes peronistas del Grupo Esmeralda son los ganadores. Consiguieron lo que buscaron desde un principio, en este sentido, logrando el control de la Defensoría. Este sector del peronismo que se reposiciona en el mundo político bonaerense post derrota electoral con un perfil más dialoguista y conciliador, concluye que La Cámpora volvió a quedar en offside, repitiendo un accionar más bien belicoso, que los hizo quedar marginados completamente del arreglo.
En este mapa, el kirchnerismo salió con las manos vacías. Por eso en el Senado, el bloque del Frente para la Victoria decidió ausentarse cuando se votó el Defensor y además no acompañó el presupuesto, algo que sí había hecho el año pasado, previo a que estallen los bloques K. Como ya contó este portal, en las últimas semanas los camporistas confiaban en la unidad junto a intendentes pero reclamaban lugares de poder. Les ofrecieron el lugar de Defensor del Pueblo general, pero lo rechazaron.
"De vuelta cayeron en la postura de que ´si esto no es nuestro, no es de nadie´", analizan los peronistas que salieron beneficiados respecto al camporismo. "Si hay algo que tiene el peronismo es que el diálogo es clave para construir política, muy diferente a lo que busca La Cámpora", le dijo a Letra P un dirigente peronista, que criticó a La Cámpora por manejarse así. "Estos pibes eran capaces de prender fuego todo", disparó además contra quienes habían reeditado la candidatura de Fernanda Raverta, una ex diputada provincial y actual legisladora nacional que había sido tentada para ocupar el puesto en épocas de la pelea entre el gobernador Daniel Scioli y el kirchnerismo.
A fines de febrero de 2015, a Bonicatto se le venció el mandato al frente de la Defensoría y la comisión bicameral conformada para evaluar a un sucesor no lo prorrogó en el cargo. Entonces, bajo el acta n° 12/15, se nombró a Honores como interino ya que “era imprescindible adoptar las medidas conducentes a efectos de evitar la situación de acefalía de la institución, garantizando la continuidad de sus funciones, siendo imperioso darle previsibilidad a los actos del Defensor del Pueblo, hasta tanto se culmine con el procedimiento de selección y designación del titular del organismo”.
Dicha resolución fue aprobada por unanimidad, pero desde aquel día nunca se había avanzado más en el tema y el ex senador radical quedó al mando. En el medio, cambió el color político de la Gobernación y el radical continuó como Defensor, ya bajo la gestión de Vidal y Cambiemos.
En estos días se promulgará la ley. Ahí jurarán ante las autoridades de Cámara, muy probablemente la semana que viene. La idea es agilizar estos trámites para ponerse en funciones cuanto antes.