El malestar de los industriales con las condiciones del mercado interno y algunas decisiones del Gobierno Nacional es bastante más virulento de lo que aparenta. Bastante menos paciente de lo que se quiso mostrar con el discurso de Adrián Kaufmann Brea en el marco de la 22 Conferencia Anual organizada la semana pasada por la Unión Industrial Argentina (UIA), presidida por el hombre de Arcor. En esas dos jornadas de Parque Norte ocurrió algo casi imperceptible en la vorágine del encuentro, pero bastante gráfico para ver cómo están hoy los empresarios con el Ejecutivo Federal. El primer día, mientras hablaba la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, había en la sala 1500 personas escuchando. El martes, y atendiendo a que el cierre del evento estaría a cargo del presidente Mauricio Macri, se reforzó el salón con más sillas. Siempre los primeros mandatarios son la figura más convocante. Pero no fue así en este caso: gente de la organización sondeó con una cámara aérea los lugares ocupados al momento que entraba Macri. Sólo algo más de 700 sentados. El desencanto tuvo que ver hasta con lo discursivo. Protestan los ejecutivos porque el discurso de Mauricio, como lo llaman casi todos en confianza en la entidad, haya sido el mismo tanto en campaña, como cuando fue electo presidente y ahora que ya lleva un año de gobierno. El diagnóstico de que la industria está en crisis y tiene problemas. Una posición que, para los industriales, carece de sentido político y sigue sin dar respuestas a esos inconvenientes.
La anécdota, un dato de color, refleja el desconcierto y la preocupación de una central fabril que ha sabido ser oficialista de todos los gobiernos. Les molestan, básicamente, los números. Indicadores sin ideología. Es que al menos dos de los más altos dirigentes de la UIA adelantaron a Letra P que ante el constante escenario variable, ya se está recalculando por segunda vez el estimado de caída industrial para este año. A principios de 2016 y con el arrastre de 2015, se había apuntado un retroceso del 3,5%. Luego, hace unos meses, los técnicos de la entidad empezaron a observar que Brasil seguía en un pozo, la recesión impactaba fuerte en el consumo y subieron la perspectiva a una baja del 4,5%. Pero ya con el corriente casi cerrado y restando sólo diciembre, el panorama es aún peor y se espera una caída que, en el mejor de los casos, será del 5%. Algunos aventuran que podría alcanzar el cinco y medio. “Estamos casi seguros que es así, pero en 10 días tendremos los datos para clarificar el panorama”, contó uno de los referentes de la entidad.
En tren de diagnóstico, los empresarios creen también que la economía estará en el freezer al menos hasta abril y mayo, y que si hay crecimiento general será un rebote del 2%. Para ellos cifra que no alcanzará para ver mejoras en el bolsillo ni en las fábricas. Vale la pena agregar que en el armado del equipo económico del Gobierno Nacional, la UIA puso un articulador, el ex secretario de la entidad, Martín Echegoyen. Hoy es el segundo de Francisco Cabrera en Industria, pero casi sin juego político. Cuentan los que están cerca que Producción cerró filas y preservó el acceso a las decisiones sólo a los propios. Los que vienen de la génesis del PRO. “A Martín no le dan bolilla”, se quejan en la sede de Avenida de Mayo, penando por un nexo que hoy es menos fluido y que los industriales no entienden por qué se discontinuó.